
El matrimonio o simplemente vivir en pareja implica una serie de gastos comunes que cada uno opta por afrontar como prefiere. Una cuenta común, una suma fija que transferir a una especie de 'bote' de la casa, mantener todo completamente separado...
Ninguna opción tiene que ser mejor que otra, pero lo que sí que parece claro según una reciente encuesta es que la confianza en las finanzas personales no está a la orden del día entre las parejas.
Al menos así ocurre en Estados Unidos, donde aproximadamente el 40% de los adultos estadounidenses que viven con su pareja son incapaces de identificar correctamente cuánto dinero gana su pareja.
Las dificultades se produjeron a pesar de que el 71% de los miembros de la pareja afirmaron que se comunicaban "muy bien" con su otra mitad, y 1 de cada 4 dijo que se comunicaban sobre el dinero "excepcionalmente bien".
Ahorrar por separado frente a ahorrar en pareja
Decidir cómo manejar las finanzas en una relación puede ser difícil. Es probable que los miembros de la pareja tengan sueldos y prioridades diferentes; además, las contribuciones a las finanzas conjuntas no tienen por qué coincidir.
Quizá por ello, algo menos de la mitad de los encuestados (45%) tiene ahorros conjuntos con su pareja, mientras que el resto prefiere mantener los ahorros por separado o no ahorrar en absoluto.
Consejos de ahorro para parejas
Otra encuesta de Best Invest realizada a pareja recogió que el dinero y las relaciones pueden tener un gran efecto mutuo, describiéndose las parejas que ahorran juntas como más felices.
Entre las recomendaciones que el estudio citaba como las más adecuadas para convivir y ahorrar en pareja sin problemas estaban hablar de los objetivos de ahorro con regularidad. A menudo las parejas no ahorran juntas porque no tienen claro para qué están ahorrando. Además, estos objetivos pueden cambiar con el tiempo, desde la compra de un coche nuevo hasta la creación de un fondo de inversión. Hablar con regularidad sobre lo que quieren conseguir juntos les permite centrarse en sus planes de ahorro.
Hablar abiertamente de los gastos es otra buena práctica. Las discusiones sobre el dinero pueden suscitar muchas emociones; elimínalas de la ecuación programando reuniones concretas para ello, con regularidad (una vez al trimestre, por ejemplo).
Revisar regularmente los gastos comunes para ver qué posibilidad de ahorro tienen es importante, y también destinar un objetivo a ese ahorro que conseguimos.