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Muere Carmen Sevilla a los 92 años: adiós al gran mito consumido por el Alzheimer


    Informalia

    Día triste para el mundo del cine, la cultura y el mundo del espectáculo en España. Carmen Sevilla ha muerto a los 92 años tras ocho años interna en una residencia geriátrica, sufriendo la terrible enfermedad del Alzheimer. El pasado domingo 25 de junio fue trasladada a la Fundación Jiménez Díaz (Madrid) debido a un empeoramiento en su estado de salud. Lo ha confirmado su hijo, Augusto Algueró, que no se ha separado de ella en los últimos días.

    La luz de una de las mujeres más queridas de nuestro país se ha apagado para dar paso a la leyenda. La que fuera presentadora de Cine de barrio es todo un referente de la cultura española. Además de ser una gran actriz, pertenece a esa raza de clásicas imprescindibles de nuestro folclore, una de las grandes como sus amigas Lola Flores, Rocío Jurado o Concha Piquer. Desde 2009 padecía la enfermedad que le hizo olvidarse de los suyos y de ella misma. 

    Además de cantante y actriz, fue una muy querida presentadora con sus ovejitas, su 'cuponsito' y sus despistes. María del Carmen García Galisteo, conocida como Carmen Sevilla, nació el 16 de octubre de 1930 y pronto se convirtió en una de las figuras más importantes de nuestro país. Hija de Antonio García Padilla, que trabajó componiendo letras para grandes artistas como Concha Piquer, Imperio Argentina y Estrellita Castro y fallecido el 17 de febrero de 1987; y Florentina Galisteo Ramírez, que vivió casi 100 años.

    Carmen demostró desde casi desde niña contar con grandes dotes para el espectáculo. Con tan solo 17 años debutó en el cine amadrinada nada menos que por Estrellita Castro. Era tan joven que en sus comienzos, tuvo que engañar sobre su edad, porque era menor de edad.

    Aquella mentirijilla temprana hizo que en muchas biografías figurase mal su verdadera fecha de nacimiento. Su impresionante, su simpatía sevillana y su sonrisa característica hicieron de ella "la novia de España" durante décadas y en su larga trayectoria profesional tuvo numerosos pretendientes.

    Dio calabazas al torero Carlos Arruza, al rey de la opereta, Luis Mariano y al actor cómico Mario Moreno 'Cantinflas'. Todo ellos, excepto Luis Mariano, acompañaban sus cortejos con valiosas joyas, que Carmen les devolvía.

    Vivió sus últimos años apartada de todo y de todos, ensimismada en ese mundo impenetrable y cruel de la pérdida de memoria. Muy pocas personas conocían todo sobre ella: su hijo Augusto J. Algueró y su amigo del alma, Moncho Ferrer, veterano relaciones públicas del mundo de la música. Los dos la han acompañado hasta su lecho de muerte. Llevaba tiempo prácticamente aislada en su residencia sin recibir visitas, como pidió su único hijo.

    Su boda en la basílica del Pilar de Zaragoza, en febrero de 1961, con el compositor Augusto Algueró, fue un acontecimiento nacional. De su matrimonio con el célebre arreglista, nació su único hijo, Augustito, pero la relación se rompió después de 13 años juntos.

    Poco después Carmen se enamoró del empresario cinematográfico Vicente Patuel, con el que no pudo contraer matrimonio hasta años después, ya que todavía estaba casado. Por fin, celebraron la boda en el palacio del duque de Ahumada, en Arcos de la Frontera cuando Patuel consiguió el divorcio.

    El trasfondo del reportaje de la boda civil de la actriz y el empresario, es digno de una telenovela. Y es que entonces, Jaime Peñafiel, director de La Revista, el semanario del Grupo Zeta, lanzado para hacer la competencia a Hola, de la que Peñafiel había sido el redactor- jefe. El periodista consiguió la exclusiva de la ceremonia después de maniobrar en absoluto secreto durante meses para que nadie supiera la fecha ni el sitio donde se celebraría.

    Ni siquiera los novios supieron hasta el último momento los detalles de su propia boda, que finalmente tuvo lugar a las tres de la tarde, una hora extraña, a fin de evitar cualquier filtración. Ni siquiera asistió Augustito, el hijo de la novia, para no dar pistas de la ceremonia.

    Peñafiel pagó 25 millones de pesetas por la exclusiva pero asegura que toda la operación le costó casi 40 millones de pesetas, una cifra fabulosa nunca manejada hasta entonces en la prensa del corazón. Vicente Patuel le puso una pistola sobre la mesa para exigirle un anticipo de 10 millones. Patuel tenía entonces problemas económicos y estaba dispuesto a todo para conseguir remediarlos.

    Este segundo matrimonio apartó a Carmen del mundo del espectáculo. La pareja se dedicó al campo en la finca extremeña de Patuel, donde Carmen hizo famosa su frase sobre las ovejitas. Pero no hay campo idílico que pueda retirar a una gran artista de su vocación y su regreso en los años 90, la devolvió de nuevo al cine y a la televisión.

    Empezó entonces una brillante carrera televisiva con programas como Cine de barrio o el Telecupón, después de que Valerio Lararov la recuperara en los noventa para las primeras etapas de Telecinco. Entre 2005 y 2006 deleitó a los espectadores con su espontaneidad en Mira quien baila, de nuevo en TVE. 

    En 2010 decidió retirarse debido a que cada vez eran más numerosos los despistes que tenía, siendo sustituida en Cine de Barrio por Concha Velasco, que a sus 83 años sufre actualmente los achaques de la edad en una residencia a las afueras de Madrid. 

    Es difícil resumir su extraordinaria y larga carrera cinematográfica que abarca todos los géneros. Además de sus innumerables títulos, de carácter costumbrista y folklórico, Carmen fue pionera al participar en coproducciones europeas y americanas, donde apareció junto a actores como Gary Cooper o Frank Sinatra, aunque rechazó un contrato de siete años en Hollywood y prefirió quedarse en España.

    Trabajó con el ídolo mejicano Jorge Negrete. Con Luis Mariano, ya artista internacional hizo Violetas imperiales. Fue la protagonista de La venganza de Juan Antonio Bardem, la primera película española candidata al Oscar a la Mejor Película de habla no inglesa. Intervino en títulos junto a Paulette Goddard, Charlton Heston, Vittorio de Sica y Raf Vallone.

    Y en los años 70 supo reinventarse y hacer papeles en películas dramáticas y de estética erótica. Con El techo de cristal, de Eloy de la Iglesia, recibió el premio a mejor actriz concedido por El Círculo de Escritores.

    La última vez que la vimos en la pequeña pantalla fue el 15 de octubre de 2016. Era una entrevista que le hacía María Teresa Campos, grabada cinco años antes con motivo de su ochenta y un cumpleaños.

    Desde entonces Carmen pasó a ser un recuerdo imborrable en la memoria de la gente. Su hijo Augusto blindó su imagen y sus noticias para que el público que la adoraba y adora, guarde un recuerdo de la Carmen madura, todavía hermosa y cercana que todos tenemos en nuestra memoria.