Casas Reales

La otra vida de la infanta Cristina sin marido y sin hijos: paz suiza, lujos exclusivos y una familia rota

Urdangarin y la infanta Cristina

Durante años, Ginebra fue el refugio de la infanta Cristina y su familia. Junto a Iñaki Urdangarin y sus cuatro hijos, Cristina encontró en Suiza la calma que España le negaba. Pero todo cambió con el ingreso en prisión de Urdangarin, que dejó atrás su vida en Suiza para no volver jamás. Hoy, mientras él reescribe su historia en Vitoria junto a su pareja Ainhoa Armentia, Cristina sigue en Ginebra, donde vive sola y alejada de sus hijos.

Aquel idílico hogar suizo, a apenas dos horas de Madrid, era un entorno perfecto: el lago Léman, los Alpes a la vista y uno de los sistemas educativos más exclusivos del mundo. Sus hijos asistieron a l'Ecole Internationale, un colegio de élite cuya matrícula asciende a 30.000 euros anuales, un gasto que corría a cuenta del rey Juan Carlos. La educación era una prioridad para la infanta, que buscaba una vida de discreción para sus hijos, lejos de la polémica que siempre rodeó a su familia.

Mantiene su residencia (fiscal) en Suiza pero vuelve a Barcelona

Sin embargo, la vida siguió avanzando y, con ella, sus hijos. Algunos se han mudado, otros están en el extranjero, y solo su hija menor, Irene, permaneció en Suiza hasta hace poco. Cristina, por su parte, ha comprado un piso en Barcelona, donde se refugia para ver a su hijo Pablo jugar, mientras en Madrid visita a su madre y su hermana, la infanta Elena. Hoy, la vida de la infanta es un reflejo de decisiones y secretos que han moldeado a los Urdangarin. La pregunta es, ¿hasta cuándo Ginebra seguirá siendo su refugio, o hay otro cambio inesperado en el horizonte?

Hace días recogíamos que la infanta Cristina se ha comprado una casa en Pedralbes aunque siga domiciliada en Ginebra. Vuelve aunque sea por temporadas al lugar donde vivió los años más felices de su matrimonio con Iñaki Urdangarin, que fueron los primeros. La hermana de Felipe VI revisita sus recuerdos y su piso de recién casada en el mejor barrio de Barcelona, la ciudad que acoge esta nueva etapa de su vida. La hija de Juan Carlos I, divorciada ya del ex jugador de balonmano más famoso de España, regresa a donde vivió los 5 años en los que comenzó a formar a su familia. "Fue donde nos conocimos de verdad y donde más nos hemos conocido", declaraba una jovencísima y recién casada señora de Urdangarin en 1997.

Aquel joven Iñaki y aquella joven Cristina comenzaban su vida de enamorados en la ciudad Condal tras la pedida de mano. Juntos construyeron un futuro muy dichoso en un piso de este edificio hasta que en 2004 la ambición por vivir por encima de sus posibilidades en el palacete de Pedralbes, en el mismo barrio de lujo, hizo que todo acabara desmoronándose. Se mudaron al palacete de Pedralbes donde comenzaron los años más oscuros de su matrimonio y de su vida. Ahora la hermana del rey Felipe recupera una parte de sus años felices. Cristina volverá a su primera residencia de casada, que cuenta con 305 metros cuadrados, 4 habitaciones, 3 baños, trastero y 2 plazas de garaje. Una amplia adquisición donde podrá acoger a todos sus hijos en caso de que quieran visitar a su madre, en la que fue la casa que les vio crecer. La infanta ha adquirido la propiedad pidiendo una hipoteca a la entidad bancaria en la que trabaja, a pagar en 15 años, con lo que si no amortiza el capital por adelantado acabará de pagar la hipoteca a los 75 años. La misma casa que ahora recupera Cristina, que compraron de recién casados por 80 millones de pesetas (480.000 euros), la vendieron por unos dos millones de euros. Y no ha trascendido cuánto ha tenido que pagar ahora la hija de doña Sofía pero 305 metros en Pedralbes no es un piso barato.

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