La cadena hotelera fundada en 2005, que ya cuenta con cinco exclusivos hoteles, avanza con su ambicioso proyecto de expansión, que contempla nuevas aperturas en edificios de gran valor histórico.
A menos de una hora de Madrid, bajo los históricos muros de la antigua Real Fábrica de Paños del siglo XVIII, se erige el Castilla Termal Brihuega, el quinto hotel de esta cadena de lujo que se proyecta con fuerza hacia el futuro y el único con cinco estrellas de la provincia de Guadalajara.
Miles de visitantes se acercan cada año a la llamada 'Provenza española', atraídos por el colorido espectáculo que tiñe de morado los campos e Instagram se llena de fotos posando delante de la lavanda, donde julio se convierte en temporada alta.

Cuenta con 78 habitaciones, con ventanales de gran altura, ofrecen vistas panorámicas de la Alcarria, cada una de ellas bautizada con nombres que evocan las antiguas salas del edificio. La restauración fue meticulosa, respetando las vigas de madera, las piedras y otros elementos que hacen de este inmueble un testimonio único de la arquitectura industrial del siglo XVIII. Su infinity pool, la más instagrameable de la provincia (ubicada junto a los románticos jardines declarados Bien de Interés Cultural) añade un toque de magia a la experiencia.
Las habitaciones del hotel se clasifican en tres categorías: superiores, deluxe y junior suite. Además, el establecimiento cuenta con un salón denominado Las Hilanderas, con capacidad para 220 personas, un homenaje a uno de los oficios tradicionales de la Real Fábrica de Paños.
Además de sus habitaciones, el hotel ofrece un área wellness con piscinas interior y exterior, una completa gama de tratamientos, y un restaurante que se centra en los sabores de cercanía, seleccionados con gran cuidado para ofrecer lo mejor de la región. De hecho, el agua es el hilo conductor de las experiencias en Castilla Termal Hoteles, siendo sus piscinas el corazón de cada establecimiento. Cada hotel desarrolla protocolos específicos que se adaptan a la historia y peculiaridades de la zona. Por ejemplo, Brihuega ofrece tratamientos diseñados con recursos autóctonos como la miel, la lavanda y las telas, creando un viaje sensorial único para los visitantes.

Castilla Termal también implementa un plan de gestión del agua en todos sus establecimientos, evitando el consumo anual de 17.600.000 litros mediante el reciclaje y reutilización del agua para riego y WC, sistemas de bajo consumo, gestión de zonas verdes, uso de productos eficientes no contaminantes, y políticas de concienciación sobre el consumo responsable del agua.
Considerada una auténtica joya de la arquitectura industrial del siglo XVIII, esta construcción cautiva al visitante con su peculiar planta circular y sus jardines románticos del siglo XIX. Desde un amplio mirador que se abre sobre el río Tajuña, la belleza del entorno se despliega en un paisaje de ensueño que invita a detenerse y disfrutar.
El edificio que alberga el hotel fue originalmente fundado en 1750 por Fernando VI como una extensión de la Real Fábrica, un brillante ejemplo de la arquitectura industrial del siglo XVIII en España. Con un pasado fascinante, fue convertido en cuartel francés durante la Guerra de la Independencia y continuó funcionando bajo gestión privada hasta 1936. Sus jardines, de estilo versallesco y creados en el siglo XIX, son una parada obligada, envolviendo al visitante en una atmósfera digna de un cuento.
De lunes a jueves, el hotel se centra en atender a un público empresarial, especialmente a clientes del segmento MICE de alto nivel. Aunque reciben también a visitantes internacionales, predominantemente de Estados Unidos y Reino Unido, su atención está dirigida principalmente al cliente nacional, que elige el hotel para disfrutar de experiencias de ocio durante los viernes y fines de semana.
Entorno
A pocos minutos del hotel, se puede explorar el Museo de la Miel de La Alcarria, descubrir pueblos con encanto e historia como Hita o Torija, o aventurarte en la fascinante Ruta de los Pueblos Negros de Guadalajara. Pero Brihuega, declarado Conjunto Histórico Artístico, tiene aún más por ofrecer.
Pasear por Brihuega es perderse en la historia: la Plaza del Coso, que albergaba antiguamente el mercado y donde se sitúa el Ayuntamiento; las misteriosas cuevas árabes, una red de grutas que serpentean por el subsuelo del pueblo; sus innumerables fuentes, como la singular Fuente Blanquina o de los Doce Caños y las Fuentes de las Eras del Agua. Las puertas históricas de la ciudad completan el recorrido por este municipio castellano-manchego, donde cada rincón parece haber sido creado para el asombro del visitante.
Fiel a su estrategia, la compañía dirigida por Roberto García sigue un modelo claro: rehabilitar y gestionar hoteles en edificios históricos situados en áreas rurales, buscando no solo ofrecer experiencias únicas, sino también dinamizar la economía local en cada uno de sus destinos.
Este verano, el hotel fue galardonado como el Mejor Hotel Singular y/o Boutique en los Premios Roca a la Iniciativa Hotelera, consolidándose como un destino único en España. Este premio pone en valor la dedicación de Castilla Termal Brihuega a brindar a sus huéspedes "experiencias inolvidables de bienestar", afianzando su reputación en el competitivo sector turístico.
Diferenciación de las experiencias
Apostando siempre por la diferenciación, Castilla La Mancha ofrece experiencias inmersivas en la cultura del vino, especialmente durante los meses de septiembre y octubre, cuando el entorno se convierte en el escenario ideal para disfrutar de catas exclusivas, recorridos por bodegas, paseos entre viñedos y tratamientos de bienestar con la uva como protagonista. Es una temporada especial para descubrir los pueblos de la región y vivir de cerca una tradición vitivinícola profundamente enraizada.
Brihuega también es conocida por ser el "jardín de La Alcarria" y destaca por su entorno natural único y la belleza de sus calles, arquitectura y monumentos, que hacen de este rincón de Castilla La Mancha un destino perfecto para perderse en su magia.
La gastronomía del hotel se inspira en la tradición culinaria de Castilla-La Mancha, utilizando productos de proximidad y temporada para garantizar la máxima calidad. La cocina combina lo tradicional con lo moderno, creando una experiencia culinaria única. El restaurante y la cafetería están situados bajo una impresionante cúpula, ofreciendo un ambiente especial para disfrutar de la comida. La gastronomía se concentra en el restaurante La Redonda, bajo una cúpula de cristal de 510 metros cuadrados, donde se sirven desayunos, almuerzos y cenas. Abierto de 13:30 a 23:00 h, la carta incluye una variedad de opciones como tablas de embutido, croquetas, ensaladas, sándwiches, hamburguesas, pescados, carnes y postres caseros. También se ofrece un menú degustación por 65 euros. Bajo un gran árbol central se encuentra la barra de bar-cafetería, donde se sirve un desayuno-buffet con productos locales y la posibilidad de pedir platos a la carta.

Inversión de 100 millones
Con la meta de duplicar su tamaño actual para 2030, Castilla Termal prevé una inversión de 100 millones de euros para alcanzar al menos diez establecimientos, lo que también implicará un importante crecimiento en su equipo, que para esa fecha podría superar los 1.000 empleados.
El plan no se limita al territorio nacional; la cadena ha fijado su mirada en el mercado internacional, explorando oportunidades en diversas regiones para ampliar su oferta de bienestar y patrimonio histórico más allá de España.
Este año, Castilla Termal alcanzará la cifra de 400 empleados, con una media de 80 personas trabajando en cada uno de sus cinco hoteles actuales. La compañía sigue creciendo y ya ha iniciado los proyectos de dos nuevos establecimientos que abrirán en los próximos tres años: uno en el histórico Palacio de Avellaneda, en Peñaranda de Duero (Burgos), y otro en el Monasterio de Sant Jeroni de Cotalba, en Alfauir (Valencia).
Los alojamientos de Castilla Termal se consolidan como motores de desarrollo en sus entornos, impulsando la producción local de alimentos como la miel y bebidas como el vino, contribuyendo a la economía regional. Su modelo de sostenibilidad ambiental ha demostrado ser rentable, basado en la reducción de costos que ofrece la autosuficiencia energética. Esta filosofía también se aplica a sus huertas, cuyos productos frescos y de alta calidad se incluyen en las propuestas gastronómicas de cada hotel, ofreciendo a los huéspedes una experiencia culinaria auténtica y de gran valor añadido.