Desde el fallecimiento de Aless Lequio el fatídico 13 de mayo de 2020, Ana García Obregón ha compartido el duelo por la pérdida de su hijo en entrevistas pagadas con desgarradores titulares. Después de que naciera Ana Sandra por vientre de alquiler en marzo del año pasado, el interés mediático por ella ha sido todavía mayor y la actriz, que ejerce de madre-abuela de la pequeña, ha seguido haciendo una infinita ronda de exclusivas y entrevistas muy bien remuneradas.
La última el pasado viernes en el programa de Santi Acosta y Beatriz Archidona en Telecinco, en el que, entre otros asuntos, la bióloga habló de su relación actual con Alessandro Lequio, que se niega a hablar de su hijo en televisión. Jorge Javier Vázquez ha opinado de la intervención de Obregón en Telecinco sin pelos en la lengua, mostrándose muy crítico con la presentadora, a la que acusa de hacerlo todo por dinero.
"Ana García Obregón va a la tele porque necesita meterse periódicamente ese chute catódico que le haga pensar que sigue vigente. Pero ha llegado el momento de enfrentarse a la verdad. Ana Obregón ya es historia de la televisión. Ya fue. Pasó su tiempo y ahora entra a formar parte de ese grupo de monumentos catódicos que lo han sido todo pero que ya no tienen nada que decir", escribe el presentador de Mediaset este miércoles al comienzo de su blog en Lecturas.
Jorge tacha a Antoñita La Fantástica, como así la llamaba su familia, de mentirosa: "Lo peor que se le puede pedir a Ana Obregón en estos momentos de su vida es que hable. Porque a lo largo de su existencia, y sobre todo en los últimos tiempos, ha pronunciado tantas mentiras que su mente está más preocupada en no contradecirse que en expresarse con libertad".
El comunicador catalán no deja a Obregón nada bien: "El viernes contó pasajes dramáticos de su vida. Pero están tan manoseados, tan tergiversados, tan manipulados, que en ningún momento consiguió transmitir emoción alguna. Se notaba que hacía verdaderos esfuerzos por llorar pero las lágrimas no aparecían porque ya no sabían si lo que Ana estaba contando era churro, mediamanga o mangotero".
Y para muestra, el de Badalona pone una serie de ejemplos: "Y eso que en un momento de la entrevista tuvo el santo papo de decir: 'Me voy a poner a llorar otra vez'. Y era para decirle: 'No, querida, es que todavía no has llorado ninguna'. En otro momento hablaba del supuesto testamento ológrafo de su hijo y Ángela Portero y Antonio Montero le recordaban que en una entrevista exclusiva no había contado la historia tal y como la estaba desarrollando esa noche. Y entonces vino a decir que es que habían pasado seis meses –entiendo que del fallecimiento de su hijo– y que no se tenían que tener muy en cuenta las palabras de la época".
El presentador también la critica por hablar de Lequio, que ha repetido hasta la saciedad que no quiere pronunciarse públicamente acerca de nada que tenga que ver con su hijo fallecido, por respeto a su memoria: "Sabido es que Lequio ha preferido no formar parte del circo con cuatro pistas que se ha montado Ana con su hija/nieta. Pues bien, ella no tiene ningún reparo en utilizar la figura de Alessandro para seguir estirando el hilo argumental y que la historia no muera del todo. Porque entonces cabría la posibilidad de que a Ana se le dejara de hacer casito, y eso sería funesto para ella".
El expresentador de Sálvame también la critica por no acudir a terapia psicológica tras la pérdida de su hijo, por presumir de ello y por, ahora, decir que no ha comprado a una nieta, sino que la ha heredado: "Llama poderosamente la atención que sea una mujer tan preparada (parece) para unas cosas y sin embargo tan chata emocionalmente como para no acudir a un psicólogo tras la traumática pérdida de su hijo. Es bastante probable que si hubiera acudido a uno se habría ahorrado protagonizar algún que otro (bochornoso) capítulo de su vida. Sobre todo, los referidos a la última parte de su biografía. Aseguró que no había superado el duelo y que su hija no es comprada sino heredada. Y todo esto con la boca seca desde el principio de la entrevista, con unos claros síntomas propios de un nerviosismo provocado por la sensación de que las bolas que pretendes contar ya no cuelan".
Para Jorge, el público ya no empatiza con la intérprete por cómo ha exprimido todo este asunto: "En toda esta historia sobrevuela la idea de que a Ana García Obregón siempre se le perdonaba todo porque era Ana. Ana la graciosa. Ana la divertida. Pero ese momento ha llegado ya a su fin porque Ana ha dejado de hacer gracia. Porque la gente ha caído en la cuenta de que Ana pertenece a esa clase de gente que piensa que en esta vida todo se puede comprar con dinero".
En este sentido, añade tajante: "Porque su vida también gira única y exclusivamente –y nunca mejor escrito– alrededor del dinero. Cada uno de sus movimientos está estratégicamente planificado. Cuando sus recursos se le agotan se saca de la manga una nieta para seguir facturando".
Y sentencia: "Echando cálculos, la próxima fiesta grande de la que sacar pasta será la Comunión. Ana estará rondando ya los ochenta años. Estoy convencido de que no aguantará tanto. La veo moviendo Roma con Santiago para que, de manera excepcional, la niña comulgue en un par de veranos".