A este paso, lo más sensato sería que RTVE encargara al Vaticano una misa negra televisada para conjurar el mal fario que persigue a su nuevo programa estrella, La Familia de la Tele, como si se tratara de una reliquia robada de Tutankamón o del sofá de Boris Izaguirre en su época de esplendor. El espacio, llamado a convertirse en el reality definitivo del costumbrismo pop español, ya ha sido aplazado en dos ocasiones: una por la muerte del Papa Francisco —al que, por cierto, Belén Esteban describió una vez como "muy campechano, como Juan Carlos, pero sin Sofía"— y otra por un apagón eléctrico que dejó sin luz a media España y a María Patiño sin reflejo en los espejos.
El tercer intento de estreno está previsto para el lunes 5 de mayo de 2025, fecha en la que, según han advertido ya varias cuentas de X (antes Twitter, antes útil), podría producirse un nuevo hito histórico de esos que paralizan el país, a saber: una invasión de gaviotas mutantes por el Manzanares, el hallazgo de un Picasso falsificado en la peluquería de Llongueras o la renuncia en bloque del jurado de MasterChef tras probar una croqueta vegana. Algunos teóricos de la conspiración —esos que llevan antenas hechas con papel Albal y aún creen que Letizia es un holograma— ya han advertido que los verdaderos culpables podrían estar en Springfield. Los Simpson, esos oráculos amarillos de nuestra era, habrían predicho otro gran acontecimiento para el mismo lunes: algunos apuntan a la abdicación exprés de Pedro Sánchez, otros a la canonización urgente de Rosalía tras grabar un EP de flamenco místico en Montserrat. Nadie lo sabe, pero todos lo sienten: algo va a pasar. Y si pasa, será culpa de La Familia de la Tele.
Cuidado con el 5-5-25 y el estreno de #LaFamiliaDeLaTele porque…
— M ? (@casasola_89) April 30, 2025
Los Simpsons han hablado ? pic.twitter.com/NQsyeu14Du
Porque no hay programa más gafado que este. Solo su mera intención ha sido suficiente para detener el curso natural de la Historia, como si Dios, tras ver el cartel promocional con Patiño y Esteban vestidas de mantilla posmoderna, hubiera decidido gritar: "¡Basta!". El Apocalipsis, que San Juan escribió entre visiones de dragones y trompetas, probablemente incluía una escena eliminada en la que Belén lanzaba su mítico "¡hasta luego, Mari Carmen!" antes de que ardiera Babilonia. ¿Y de qué iba este programa maldito, se preguntarán ustedes? De televisión hablando de televisión, un metarrelato de la telebasura convertido en arte moderno. La idea, en apariencia inocente, consistía en sentar en el plató a las santas vírgenes de Sálvame para comentar los grandes momentos de la historia de nuestra tele patria. Pero como si el mismísimo Umbral se hubiera levantado de su tumba clamando "¡Yo he venido a hablar de mi libro!", el universo parece no querer permitir que esto suceda.
Si el lunes 5 de mayo ocurre algo, si cae un meteorito en el Pirulí o si Froilán abdica del brunch, ya saben a quién culpar. La familia de la tele, como todas las familias españolas, carga con su dosis de culpa, de drama, de esperpento y de croquetas quemadas. Lo que no sabíamos es que también vendría con plagas bíblicas.
En cualquier caso, si La Familia de la Tele logra estrenarse finalmente ese lunes —aunque solo sea porque todas las catástrofes ya han ocurrido—, RTVE debería acompañar el programa de un mensaje de servicio público: "Si ha llegado hasta aquí sin que se caiga el sistema, enhorabuena. Está usted preparado para cualquier cosa". Y para beber, albóndigas.
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