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Abby Johnson, la rica heredera bostoniana al mando de Fidelity

  • Es la presidenta y consejera delegada de Fidelity Investments
  • Quiere atraer a los milenial e institucionalizar las criptodivisas
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Abby Johnson, presidenta y CEO de Fidelity Investments. Foto: AFP.

Xavier Martínez-Galiana

Es una de las mujeres con más poder en la inversión mundial. En 2016, tomó las riendas de un negocio familiar que se abre a las criptodivisas y a los milenial.

¿Qué relación puede existir entre los pimientos y la inversión? Tomemos como ejemplo una publicación reciente en la cuenta de Fidelity en TikTok: aparece en pantalla una de esas tablas de madera que se usan en la cocina para trocear vegetales y sobre ella unos pimientos de distinto tamaño y variado color. Entonces, se lanza la siguiente pregunta: "¿cómo de picante te gustan tus inversiones?" Cuanto más pica, más riesgo, se entiende.

Estar en TikTok y otras redes ha dado resultados. Fidelity abrió 2,7 millones de nuevas cuentas de inversores menores de 36 años entre enero y agosto de este año. "El doble que hace un año, gracias en parte a las redes sociales", publicó hace un mes The Boston Globe.

Boston (Nueva Inglaterra) es la cuna de los Kennedy y de los Johnson, una familia con fama de discreta cuya historia comenzó cuando Edward C. Johnson II fundó hace casi un siglo Fidelity Fund y Fidelity Management & Research.

En 2016, su nieta Abigail Abby Johnson se convirtió en presidenta y consejera delegada de Fidelity Investments, firma desde la que gestiona diversos frentes, como la institucionalización de las criptodivisas y la mayor paricipación de las mujeres en el sector financiero.

Es "la residente más rica de Boston (con mucha diferencia), posiblemente la filántropa más discreta de la ciudad y, sin duda, la mujer más influyente del mundo en el juego de las altas finanzas, en el que todos ganan", la describía Kris Frieswick en Boston Magazine, en 2018.

El patrimonio acumulado por Abby Johnson es de 26.000 millones de dólares, según datos actualizados de Forbes, y ocupaba el puesto 85º en la última lista de multimillonarios de la revista estadounidense. La actual presidenta de Fidelity Investments, que tiene una participación del 24,5% en la compañía, nació en 1961, se graduó en Historia del Arte en Hobart and William Smith Colleges en 1984 y trabajaba en Fidelity durante los veranos, negocio que en esos años dirigía su padre, Edward Ned Johnson III, a quien se atribuye haber engrandecido la firma.

Abby salió de Harvard Business School con un máster en administración de empresas en 1988, año en que se casó con el empresario Christopher McKown, padre de sus dos hijas.

Empezó en Fidelity como analista y dice que eso la ayudó a no ser vista como la hija del jefe, al poder demostrar su valía por objetivos medibles. "Sigo considerándome una analista de corazón, y pensar en cuáles son las preguntas correctas que hay que hacer y cómo llegar al asunto realmente importante en cualquier situación, ha sido para mí un conjunto de habilidades útiles para desarrollar desde el principio", contaba Johnson en un encuentro con exitosos padres de alumnos de la Universidad de Tufts, en EEUU, donde han estudiado sus dos hijas -una de ellas, Julia McKown, ha ingresado en el Programa de Liderazgo Emergente de Fidelity, según Boston Magazine-.

La compañía invierte cada año 3.000 millones de dólares en tecnología, acercándola también a la toma de decisiones. Es "probablemente el mayor presupuesto tecnológico del sector", apuntaban desde el Financial Times en 2019.

"Hicimos una inversión de 200.000 dólares en unos equipos de minería que mucha gente de finanzas me dijo que era una absoluta locura", relata Johnson

En un entorno cada vez más competitivo mantenerse rentable es un asunto complicado. "Puede ser muy frustrante tener competidores que parecen tener pozos sin fondo de dinero y financiación a los que recurrir pero que no tienen que preocuparse nunca por la rentabilidad", decía, en referencia a las fintech, en una entrevista para Barron's en 2020.

Su propuesta es aprender de las mejores experiencias digitales de sus competidores y aplicar el método scan, try and scale (escanear, probar y escalar), involucrando a todos los empleados en observar los cambios y las demandas de la sociedad.

"Está duplicando las fuentes de ingresos procedentes del asesoramiento financiero, los servicios de corretaje y el capital riesgo. También ha lanzado nuevos productos dirigidos específicamente al mayor grupo demográfico del futuro: los milenial, que odian las altas comisiones y acaban de desarrollar el gusto por la inversión", relatan desde el Financial Times.

Johnson ha apostado fuerte por las criptomonedas. Ya en 2012 conformó un grupo de trabajo del que surgieron 52 casos de uso interesantes para el bitcoin o la tecnología Blockchain. "Hicimos una inversión de 200.000 dólares en unos equipos de minería que mucha gente de finanzas me dijo que era una absoluta locura", relataba en el encuentro de Tufts. El año pasado lanzaron el negocio de custodia de criptodivisas y están pendientes de la aprobación por parte de la SEC estadounidense de su primer fondo indexado al bitcoin (ETF).

Otro de los aspectos en los que quiere dejar huella es en atraer más mujeres a la compañía, al tiempo que busca promover un ambiente de trabajo seguro tras varios casos sonados de acoso sexual. Pero "¿cuál es la experiencia de las mujeres que trabajan en la división de gestión de activos hoy en día?", se preguntaban en aquel artículo de Boston Magazine. "Puede que nunca lo sepamos realmente. Eso es porque la primera regla de Fidelity es que no se habla de Fidelity. Tanto si trabajas allí ahora, como si has trabajado allí en algún momento de tu vida, no dices ni una palabra".