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El secreto del boom del petróleo de Venezuela: el crudo fantasma y EEUU tienen la respuesta
- El Gobierno de Venezuela habla de una producción de 1 millón de barriles
- La AIE y fuentes secundarias calculan una producción de 800.000 barriles
- Venezuela produce más, pero los datos están inflados y distorsionados

Álvaro Moreno, Vicente Nieves
Venezuela lleva años siendo esa promesa del petróleo que no termina de explotar. Con unas reservas probadas de crudo que superan los 300.000 millones de barriles (las mayores del mundo), la industria del país lleva años sufriendo una intensa decadencia que ha ido cercenando la producción de crudo hasta caer muy por debajo del millón diario de barriles (un país que llegó a producir 3,5 millones por día). Sin embargo, en los últimos meses se está produciendo algo con lo que muy pocos contaban. Aunque EEUU ha vuelto a reimponer las sanciones sobre el crudo venezolano (tras un breve paréntesis de 6 meses de levantamiento), los datos oficiales del Gobierno de Maduro revelan que la producción estaría resurgiendo de sus cenizas. ¿Hasta qué punto es este dato cierto? ¿Quién está produciendo más petróleo en Venezuela? ¿Cuál es la cantidad real de producción? La respuesta es un sí a medias.
Los datos oficiales hablan de un renacimiento del petróleo de Venezuela. El ministro venezolano de Petróleo, Pedro Tellechea, anunció el pasado viernes un dato esperanzador que podría devolver al país a los puestos de cabeza de producción mundial de crudo, siempre y cuando se confirme. Poco a poco y gracias a la vuelta de la inversión extranjera, Venezuela está a punto de producir un millón de barriles diarios de crudo, una cifra a lo que no llega desde hace más de cinco años entre sanciones internacionales, corrupción y mala gestión. "Podemos decir oficialmente que estamos por encima de 950.000 barriles" diarios, aseguró Tellechea, que también preside la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA).
"En los próximos días estaremos dando ya el millón de barriles, una alegría para Venezuela", añadió el funcionario durante la inauguración en Caracas de un nuevo sistema de distribución de gasolina. La última vez que Venezuela alcanzó una producción por encima del millón de barriles fue a comienzos de 2019, año en que Estados Unidos aplicó una batería de sanciones que incluyeron un embargo del crudo venezolano. Para 2020, el bombeo de crudo había caída por debajo de los 400.000 barriles diarios, marcando la producción más baja en tres décadas, que el gobierno atribuye a las "medidas coercitivas" aplicadas por Washington para forzar, sin éxito, la salida del presidente Nicolás Maduro, quien buscará el 28 de julio un tercer mandato de seis años.
Maduro ha prometido que Venezuela producirá 2 millones de barriles diarios de crudo en 2025, algo que parece totalmente inalcanzable cuando se estudian las cifras actuales y las previsiones. Ese es el petróleo fantasma de Venezuela, las cifras que manejan desde el gobierno que no se corresponden con la realidad. Es cierto que Venezuela produce hoy más petróleo que en 2020, peor ni mucho menos llega ni llegará (presumiblemente) a las cifras a las que hace referencia el régimen.
¿Está de verdad Venezuela a punto de producir un millón de barriles? Según Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), la producción del país sudamericano se ubicaba en 910.000 barriles diarios al cierre de mayo, según las fuentes primarias (es decir, Venezuela). Sin embargo, las fuentes secundarias hablan de un panorama un tanto distinto: la producción no supera los 820.000 barriles diarios, casi 100.000 barriles de diferencia.
Precisamente, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) señala que la producción de crudo en Venezuela aumentó por tercer año consecutivo en 2023, gracias principalmente al regreso de Chevron (en gran propulsor del petróleo de Guyana) después de que Washington le concediera una licencia para reiniciar sus operaciones. Estos expertos creen que la producción de Venezuela seguirá aumentando este año, pero al contrario de lo que asegura el Gobierno de Maduro, la AIE apunta a que "no esperamos un aumento significativo a corto plazo, ya que la capacidad actualmente está limitada por un escaso mantenimiento de la industria que se lleva produciendo desde hace mucho tiempo, modestas mejoras operativas y las sanciones de Estados Unidos".
En consecuencia, desde la AIE creen que la producción se quedará en 880.000 barriles diarios durante hasta el año 2030, "aunque un cambio en la situación política brindaría la oportunidad de reconstruir el sector energético. Fueron las preocupaciones electorales relacionadas con el gobierno del presidente Nicolás Maduro las que llevaron a Washington el 17 de abril a restablecer las sanciones al sector energético de Venezuela con un plazo de 45 días para cerrar las operaciones. La medida no afectó a Chevron: continúa conservando su licencia para operar. Y Washington sigue emitiendo licencias individuales para empresas del sector energético", explican desde la AIE.
El responsable del 'boom'... es la Casa Blanca
De modo que la producción de crudo sí ha aumentado en Venezuela, pero no en la cantidad que está 'vendiendo' el régimen de Maduro que se enfrentará a finales de julio a nuevas elecciones. Parte importante del crecimiento de la producción real ha venido de la inversión extranjera. Aunque EEUU ha reimpuesto las sanciones, el Gobierno está dando permisos concretos a algunas empresas para entrar en Venezuela. Desde EEUU saben que el precio del petróleo para el bienestar de sus ciudadanos, por lo que en un mercado tenso como el actual no conviene poner trabas a los países que pueden producir crudo.
Las empresas que quieran operar en el país deben pedir ahora licencias individuales en Washington como la que tiene el gigante Chevron. Varias empresas ya las tramitaron, como Repsol y la francesa Maurel & Prom (M&P). La española fue la última en lograr su licencia, recibiéndola, según Bloomberg, el 23 de mayo gracias al visto bueno de Washington. Este respondía a una petición Repsol tras lograr un acuerdo con PDVSA para gestionar diversos campos conjuntamente. Las autoridades del país esperan que estos proyectos añadan cerca de 20.000 barriles diarios. Por su parte, la gala Maurel & Prom recibió su licencia la primera semana de mayo. El propio grupo francés lo anunció entonces en lo que es una autorización que se extenderá hasta el 31 de mayo de 2026. En ambos casos, el gobierno de Biden dio luz verde después de reimponer sanciones a Venezuela.
China, India, EEUU...
En ese sentido, los expertos apuntan a que estos proyectos que se están permitiendo son la gran explicación detrás de que Venezuela produzca más pese al retorno de las sanciones. Francisco Monaldi, director del Programa de Latinoamérica y Profesor-Investigador del Instituto Baker Institute, explica en declaraciones a elEconomista.es que "tanto las empresas estadounidenses como las chinas, indias y rusas han recibido un modelo especial para controlar el flujo de caja y las operaciones, además de extensiones en sus respectivos proyectos".
En ese sentido, señala que Repsol actualmente estaría bombeando 13.000 barriles diarios y, aunque los datos oficiales hinchan la cifra hasta los 20.000 barriles diarios, la realidad es que si su estatus se mantiene podría terminar produciendo alrededor de 30.000 barriles diarios a medio plazo.
Chevron marca la diferencia
Sin embargo, Monaldi señala que, a pesar de que los gigantes europeos explican buena parte del repunte, la realidad es que la gran diferencia sigue siendo Chevron, que lleva con este permiso desde 2022. "Este año esta empresa ha añadido casi 100.000 barriles extra, ya produce 190.000 en el país". Por lo tanto, "la dependencia de las licencias de EEUU (y Occidente) para el crecimiento de la producción petrolera es absoluta".
Por su parte, tanto la producción como la actividad de la firma pública PDVSA está "estancada y podemos esperar que siga en esta situación". El experto incide en que esa política de permitir operar a otras empresas ha provocado que "el retorno de las sanciones no tenga un peso crítico en reducir de la producción actual del país". Sin embargo, sí que supone un dique de contención para la expansión de la industria y, especialmente, para la firma nacional.
El drama del petróleo de PDVSA
"PDVSA solo puede operar en el mercado negro" y, hasta que no pueda salir a comprar todo tipo de productos y vender su 'oro negro' en condiciones normales, su crecimiento y recuperación estarán totalmente limitados. Solo podría darse con nuevos acuerdos como el de Chevron, pero que actualmente no están exentos de problemas, pues no hay tantas compañías con un tamaño similar interesadas en proyectos en el país con la incertidumbre que puede generar.
En cualquier caso, un despertar del crudo venezolano más amplio necesita, necesariamente, que las sanciones se eliminen y no solo se permita operar a determinadas empresas. Resulta clave que PDVSA pueda renovar sus instalaciones y maquinaria para operar. Ahora mismo, la empresa pública por la que pasa todo el crudo del país está prácticamente quebrada (no quiebre porque es pública). Tras años hiperinflación y atada por esa montaña de deuda, la empresa necesita una potente inversión de infraestructura para que sus pozos puedan volver a operar o, al menos, para que funcionen a un ritmo adecuado.