La caída en picado de los precios del petróleo ya se ha cobrado su primera víctima. El desplome del crudo ha empezado a hacer mella en el frackig de EEUU, el gran rival de Arabia Saudí. Varias empresas de la Cuenca Pérmica ya han anunciado que van a recortar sus inversiones. Esto parece lógico. Sin embargo, algo más sorprendente es que la segunda víctima podría haber caído también, lo que demostraría que el plan de Arabia Saudí estaría saliendo casi a la perfección, al menos por ahora. Kazajistán se había negado a cumplir con las cuotas de producción de la OPEP+. El país estaba actuando por libre pese a pertenecer al cártel, lo que enfureció a Arabia Saudí y sus mayores aliados, que anunciaron como represalia dos drásticos aumentos de la producción de crudo para mayo y junio, poniendo el mercado de petróleo patas arriba (llevando al Brent a mínimos de 2021). El objetivo de Riad era mostrar a Kazajistán quién manda en el cártel y quién puede producir petróleo a menores costes. Al mismo tiempo, la estrategia sirva para 'limpiar' parte de la competencia, sobre todo la menos productiva. En unas pocas semanas, parece que ambos objetivos han comenzado a cumplirse.