
José Luis Bonet (Barcelona, 1941), presidente de la Cámara de Comercio de España, recibe a elEconomista.es en su despacho para hacer un repaso del entorno normativo que rodea a las empresas. Mientras, bromea sobre que el apagón que vivió el país el pasado 28 de abril coincidió con una intervención suya en un pleno en el que estaba hablando sobre la voracidad recaudatoria de las Administraciones Públicas.
La reducción de la jornada ha dado su primer paso en el Consejo de Ministros, ¿cómo acogéis desde la Cámara esta medida?
Entendemos que la medida como se plantea es absurda porque hay muchas empresas que ya están en ese tiempo y otras que no están porque no pueden, ya que corren riesgo de no tener viabilidad. Donde hay mucho riesgo es en las pymes, que vienen siendo presionadas desde el punto de vista de la voracidad recaudatoria y no es una buena noticia que se intente volver a este asunto.
Está en el punto de mira la internacionalización de las pymes, ¿cómo se puede potenciar ahora en una situación de crisis comercial con los aranceles?
No creo que los aranceles hagan más difícil la internacionalización de las empresas españolas. La subida de aranceles es negativa, pero hay que tener en cuenta que el planteamiento de (Donald) Trump, presidente de Estados Unidos, es de negociación y que va a depender de la posición de los países.
Hay muchos (países) afectados porque tienen una gran exposición comercial, pero no es el caso de España, por lo que la afectación es menor, -ya que España se encuentra en déficit comercial con Estados Unidos- aunque no tenemos que olvidarnos de sectores y empresas concretas que si lo están.
Ahí entran en juego las promesas del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien afirmó que ayudaría a estos sectores y empresas, porque no se puede perder la escasa posición que tenemos en Estados Unidos. Hay que considerar la posibilidad de que existan oportunidades (por las tasas arancelarias). Quizá es el momento de que, por ejemplo el vino, se traslade a Estados Unidos y no se encierre en los cuarteles de invierno. Recomiendo a las empresas que, con prudencia y ayudándose de las Cámaras de Comercio, vayan allí a instalarse.
¿Puede ser una oportunidad para las empresas de abrirse a otros mercados?
Es que es un deber, es una obligación. No debería ser por los aranceles que plantea Trump, sino que tiene que ser una obligación y, en consecuencia, lo que hay que decirle a las pymes es que no se arredren, que lo hagan con prudencia, que calculen el reisgo, que se aprovechen de las ventajas que pueden encontrar y que vayan a por ello.
España tiene mucho recorrido, ¿por qué? porque todavía no se ha hecho. Lo han hecho grandes empresas y medianas, pero hay muchas pymes que no lo han hecho, ya que este tipo de compañías, sobre todo familiares, cuando hay ruido exterior, se arredran y se meten al cuartel de invierno correspondiente a esperar tiempos mejores, es lo que no deben hacer. Hay un recorrido a nivel internacional que deben hacer y si no se hace yo creo que es un error.
¿Cree que las ayudas anunciadas son suficientes?
Antes de evaluar si son suficientes o no se tienen que concretar. Hasta ahora es una afirmación que se ha hecho que debemos creer, pero tenemos que ver qué pasa para saber si son efectivas o no.
¿Cómo se puede ayudar a esas pequeñas empresas a que pierdan el miedo de salir al exterior?
Se les puede ayudar ayudando, asesorando y acompañando, y para eso estamos las Cámaras de Comercio. Gran parte del éxito que han tenido las empresas en su salida al exterior es porque han ido acompañadas de una cooperación público-privada, en las que las Cámaras tienen el ADN de esas tres as que comentaba. Hasta ahora, las Cámaras de Comercio iban a tientas, ya que no se tenía una prueba fehaciente de hasta dónde se podía llegar.
Otro de los objetivos que hay en el punto de mira es la digitalización de las pequeñas y medianas empresas. Se puso a disposición el Kit Digital, ¿qué acogida ha tenido?
El objetivo eran 675.000 empresas y ya se ha cumplido. Ahora, de cara al próximo 31 de octubre -cuando terminan los plazos de solicitud- creemos que habremos sobrepasado las 700.000 pymes. Esto para España es importantísimo porque es un país de pymes y si tu ayudas asesorando y ayudando a estas empresas y convenciéndolas de que lo tienen que hacer, estas empresas dan el paso y esto supone un antes y un después.
Este proyecto es fundamental porque se ha conseguido que vayan a la digitalización porque saben lo importante que es, y como han tenido el apoyo necesario y un inventivo, por pequeño que sea, lo han hecho. Y esto se puede extrapolar a todos los terrenos, ya sea la internacionalización, formación o temas de sostenibilidad. Además, gracias a los fondos Next Generation se ha conseguido llegar a esas 670.000 empresas que no estaban digitalizadas. Evidentemente la decisión final la tienen que tomar ellas, pero nosotros tenemos que acompañarlas, asesorarlas y ayudarlas.
¿Se podría decir entonces que las pymes no se digitalizan porque no pueden y no porque no quieren?
Las pymes suelen ser empresas familiares que tienden a ser más conservadoras, demasiado, en momentos en que hay ruido exterior y hay una excesiva presión de la política fiscal y parafiscal, como pasa ahora en España que hay una voracidad recaudatoria excesiva por parte de todas las Administraciones Públicas. Entonces, las empresas se van cerrando y lo que tendrían que hacer, que es mantener el ánimo y la actitud, no lo hacen.
Tienen trabajo para pagar los impuestos, que cada vez son mayores, entonces su objetivo principal es sobrevivir y, por un exceso de conservadurismo abandonan deberes que tienen que llevar a término. Por tanto, es el momento de ayudarlas, de informarles de las herramientas e incentivos que tienen a su disposición para hacerlo y que, con prudencia y sin correr un riesgo temerario, lo hagan, porque la digitalización e internacionalización son una obligación y necesidad porque la globalización está ahí.