
En su gira por Oriente Medio pocos tenían dudas de que Donald Trump buscaría no presionar u ofrecer soluciones a estos países para que produzcan más petróleo y los precios mundiales bajen. La mayoría esperaba declaraciones sobre Arabia Saudí, Irak, Kuwait, Emiratos o Catar… pero de momento el republicano ha sorprendido con una solución muy diferente. Durante la reunión con inversores saudíes el presidente de EEUU proclamó que retiraba las sanciones que todavía pesaban sobre Siria.
"Ordenaré el cese de las sanciones contra Siria para darles una oportunidad de grandeza", dijo Trump en el Foro de Inversión Estados Unidos-Arabia Saudita, añadiendo que había consultado con el príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman y el presidente turco Recep Erdogan sobre la decisión. Según el republicano "las sanciones fueron brutales y paralizantes, cumplieron su propósito en su momento pero ahora ha llegado el momento de brillar. Las eliminaremos todas".
Las sanciones a Siria se pusieron en marcha en 2011 tras la brutal represión de las protestas por parte del régimen de Bashar Al-Assad. Entre las medidas el entonces presidente Barack Obama firmó el 18 de agosto de aquel año la prohibición de cualquier importación de petróleo de origen sirio a cualquier firma estadounidense o cualquier operación que incluyese un servicio estadounidense.
Estas sanciones tuvieron un efecto totalmente devastador provocando que la entonces producción de 400.000 barriles diarios se desmoronarse hasta los escasos 30.000 que bombea actualmente. Diez años de restricciones finalizan este mes de mayo de forma oficial con las palabras del presidente. Este cambio se produce principalmente tras la huida a Rusia de Bashar al-Assad a principios de diciembre.
Las nuevas autoridades sirias ya obtuvieron tras alcanzar el poder una exención de seis meses que seguía activa. Sin embargo, una simple exención no puede reactivar la inversión pues las empresas siempre tendrían la espada de Damocles en sus cabezas de que en cualquier momento todo lo invertido no acabe de forma decisiva.
El retorno de Siria
Desde S&P Global esperan que Siria puede volver a bombear cerca de medio millón de barriles gracias a la medida. Especialmente después de que el nuevo gobierno haya llegado a acuerdos con las fuerzas kurdas que dominaban las principales plantas al norte del país. Desde el 10 de marzo Damasco alcanzó un consenso para compartir los ingresos.
Hay que poner las cifras en su contexto pues si bien ese medio millón de barriles no le situa entre los reyes del crudo, le pondría cerca de grandes promesas como Guyana que bombeaba en diciembre de 645.000 barriles y, desde luego, añade una gran presión a un mercado que ya está roto después de que Arabia Saudí haya pisado el acelerador para ahogar a los rebeldes de la OPEP en crudo barato.
Según las previsiones de Morgan Stanley podría haber un superávit de 1,1 millones de barriles diarios en la recta final de 2025, si a esto se le suma la presión siria el efecto puede ser devastador. Por otra parte sumar nuevos aliados en la producción libera más a Trump a la hora de emprender un asedio mucho mayor sobre sus dos principales objetivos, Irán y Venezuela.
El país persa cuenta con una producción de 3,3 millones de barriles y la nación caribeña llegó a tocar el año pasado el millón. El republicano busca ejercer máxima presión sobre su economía y para ello está sancionando a las empresas que comercian con crudo iraní y quitando licencias de producción en Venezuela. Según Capital Economics estas medidas propician un desplome de la oferta mundial de crudo de medio millón de barriles diario. Algo que un retorno de Siria ayudaría a aliviar.
La clave es la autopista del gas
Al margen del petróleo Siria es también un importante productor de gas. El país de Oriente Medio producía 316 millones de piés cúbicos al día de gas antes de la guerra. Ahora el país sigue devastado tras años de guerra civil y problemas internos que han provocado un hundimiento general de la producción. Para entender la crítica situación, hay provincias como Idlib donde la electricidad tiene que ser suministrada por Turquía ante la falta de recursos y medios locales.
Sin embargo, el gran potencial energético del país no reside en los recursos que posee sino en su ubicación. Tanto Catar como Turquía y recientemente Arabia Saudí han hablado ya abiertamente de la construcción de un gasoducto que una Oriente Medio con Europa directamente a través de Siria y Turquía.
El Reino ha sido el último en hablar ayer del tema. "Arabia Saudí ha estado argumentando que una Siria estable ayudaría a Arabia a lograr sus ambiciones económicas, porque permitiría proyectos, oleoductos y tránsito de mercancías desde el Golfo a Turquía y Europa y viceversa", dijo Ibrahim Al-Assil, miembro senior del Middle East Institute. También han hablado abiertamente del tema las autoridades turcas.
Este proyecto ya se puso en marcha en 2009. El gasoducto original partiría de Catar, pasaría por Arabia Saudí, Jordania y Siria, recorrería Turquía, y llegaría a Bulgaria, donde conectaría con la red europea de gasoductos. Pero las tensiones en Oriente Medio sacudieron al plan. Siria anunció un año después que no daría su aprobación a la propuesta turco-catarí, pero sí que estudiaría la construcción de otro con Irán, aliado de Al-Assad, que ya tiene un gasoducto con Turquía.

Aquel proyecto, valorado en 10.000 millones de dólares para levantar unos tubos que recorrerían 1.500 kilómetros, acabó en un cajón después del estallido de la Primavera Árabe y la guerra civil en Siria. Y, por supuesto, cuando Rusia salió al rescate de Al Assad, la posibilidad de competir contra sus gasoductos también desapareció: el dictador no tenía ninguna intención de robarle cuota de mercado europeo a su principal sostén militar, Vladímir Putin.
Ahora Europa, desconectada del gas ruso, encontraría un gran aliado en Catar si consiguiera una conexión directa a través de un gasoducto. Actualmente un envío requiere 24.492 kilómetros a través del más. 17 días de tránsito marino a través del Canal de Suez. Además este trayecto se extiende a 29 días dado que ha tenido que desviarse hacia el cabo de Buena Esperanza. Catar tiene el doble de gas de EEUU y un cuarto de las reservas del planeta. Sin embargo, los problemas logísticos para abastecer Europa han provocado que solo represente un 5,2% del suministro frente a casi la mitad que supone EEUU.
Ahora, con el fin de las sanciones el potencial de Siria se vuelve inmenso. El país aspira a convertirse en un hub estratégico a nivel mundial y los ingresos que esto genere, sumado a la producción renovada, podrían traer una importante mejora de su situación económica. Ahora Siria podría cambiar su destino tras más de 15 años de sufrimiento, guerra y destrucción económica. Todo depende de si el nuevo gobierno es capaz de encontrar la estabilidad y permitir que el fin de las sanciones permite que el dinero vuelva a entrar en las ciudades milenarias de Damasco, Alepo u Homs.