Economía

Hipocresía y reforma laboral: las respuestas incómodas de Niño Becerra

"Esto es lo que hay", viene a decir Santiago Niño Becerra en La Carta de la Bolsa sobre la reforma laboral y las reacciones que la nueva normativa está provocando. El economista sugiere que protesar no sirve de nada y que, al fin y al cabo, esta reforma es lo que más conviene a la salud laboral de los ciudadanos. "La reforma no hará que la demanda de trabajo aumente, pero con la reforma la tasa de desempleo puede que se reduzca desplazando a trabajadores desempleados hacia la economía sumergida", argumenta.

¿Es mejor una empresa que defrauda y da empleo que otra empresa que eche el cierre por cumplir las normas?

El Gobierno ha clarificado como causa de despido con 20 días de indemnización que la empresa registre un descenso en su facturación durante nueve meses seguidos. ¿Se realizará una inspección fiscal a la empresa que esgrima esta norma? "Denme un balance y una cuenta de explotación y moveré el mundo", ironiza Becerra.

¿Es mejor un subempleo, incluso en negro, que la inactividad total?

Según el catedrático, la economía sumergida no se persigue hasta sus últimas consecuencias porque un trabajador en negro "ingresa algo que puede complementar un subsidio insuficiente". Además, "quien le contrata obtiene un diferencial de competitividad". Niño Becerra cree el que subempleo es la alternativa a la inactividad total y que ahora pasará a ser legal.

¿Acaso lo de utilizar a los desempleados para tareas comunitarias no implica disminuir la oferta de puestos de trabajo remunerado?

Otro de los aspectos a destacar es que los puestos de trabajo no cualificados seguirán devaluándose hasta no valer nada prácticamente.

Esa deflación salarial es la que en teoría debe conducir a una mejora de competitividad y productividad aunque ese no sea el camino correcto. De este modo, muy pocos van a invertir en calidad y formación porque "la salvación de España está en el turismo y en una exportación incierta y limitada de bienes en su mayoría de reducido valor".

¿Llegarán a subastarse empleos como si fueran cajas de pescado en pujas inversas?

"¡Yo por menos!" Que las empresas puedan reducir los salarios por razones de competitividad o por previsión de menores ingresos o de pérdidas parece natural.

"Quienes contratan saben que la oferta de trabajo es mucho mayor que las necesidades de trabajo de las empresas", apunta Becerra, que añade que los sindicatos también saben que la demanda de trabajo es mucho más reducida que la cantidad de personas que ofertan su trabajo.

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