Economía

El PIB de la eurozona acusa la embestida arancelaria de Trump

  • El crecimiento de los 19 muestra fatiga y cae al 0,3% hasta junio
Imagen: Getty.

Estados Unidos ha abierto fuego contra la economía global, desatando la que ya se anuncia como la primera guerra mundial del siglo XXI. El conflicto que involucra ahora a las principales potencias del planeta es comercial y, aunque son difíciles de prever, no cabe duda de que sus consecuencias serán graves para la salud económica de países que, precisamente ahora, empezaban a mostrar signos de una recuperación afianzada, una década después del estallido de la Gran Recesión.

Es el caso de la eurozona, cuyo crecimiento denota ya síntomas de fatiga: el Producto Interior Bruto (PIB) de los diecinueve apenas creció un 0,4 por ciento en el segundo trimestre del año, lo mismo que en el primero, según el dato adelantado la semana pasada por la agencia estadística europea Eurostat.

El aterrizaje de Donald Trump en la Casa Blanca dio el pistoletazo de salida a una escalada de políticas proteccionistas cuya onda expansiva ha impactado de lleno a este lado del Atlántico. Aunque las cifras que maneja el INE europeo todavía dibujan un avance anual de la actividad en el conjunto de los países del euro del 2,2 por ciento, esta alza nos aleja tres décimas de la registrada en el primer trimestre y deja ya muy atrás los avances de hasta el 2,8 por ciento del segundo semestre de 2017. El frenazo es oficial y, además, generalizado entre las grandes economías de la moneda única.

Eurostat todavía no ha publicado el dato del segundo trimestre de todos los países (ver gráfico) pero sí tenemos las previsiones de la Comisión Europea para el conjunto del año. Precisamente, en sus proyecciones de verano Bruselas rebajó las expectativas para el PIB de la eurozona hasta el 2,1 por ciento, en una coyuntura de "incertidumbre creciente". "Un entorno exterior desfavorable, como el aumento de las tensiones comerciales con EEUU, puede dañar la confianza y pasar factura a la expansión económica", advertía el vicepresidente Valdis Dombrovskis.

La OCDE también avisó hace poco de que las grandes economías europeas empiezan a mostrar síntomas de fatiga, y antes el Fondo Monetario Internacional (FMI) había asegurado que la recuperación económica en la zona euro ha tocado techo e indicadores como la producción industrial o el PMI apuntan a que el recorrido será descendente en lo que queda de año.

En un informe reciente, el Fondo recorta el avance previsto para los diecinueve en dos décimas, al 2,2 por ciento, principalmente por las peores perspectivas de Alemania, Francia e Italia, y señala que la prolongación de las actuales tensiones comerciales podría restar cinco décimas al PIB mundial para 2020. Su directora Christine Lagarde dijo poco después que "las guerras comerciales no son juegos que se puedan ganar". "Nadie gana", zanjó.

También desde el Banco Central Europeo (BCE) han llamado la atención en su boletín económico mensual. "Los riesgos a la baja para la economía mundial se han intensificado, en un entorno de adopción de medidas y de amenazas de aumentos de los aranceles por parte de EEUU, así como de posibles represalias de los países afectados", sentencia el documento.

El 40% del comercio, en juego

La guerra comercial envuelve a los tres actores más relevantes del comercio mundial -La UE, EEUU y China-, los cuales produjeron el 40 por ciento de las transacciones comerciales globales en 2017, según la Organización Mundial de Comercio (OMC). Así, "cualquier tensión que se produzca entre estos tres bloques conlleva rebajas del crecimiento vía sector exterior", advierte el economista Javier Santacruz.

Este socio de China Capital recuerda los efectos sobre la cotización de las divisas. Según su análisis, el bloque que muestra más debilidad es la UE, por dos motivos: "Por un lado, la depreciación del euro frente a las principales divisas está encareciendo notablemente las importaciones, sin producirse una mejora de la competitividad vía exportaciones". En el primer trimestre, la contribución de las exportaciones al alza del PIB de la UE se redujo a la mitad: de 2,85 puntos de igual periodo de 2017 a 1,38 puntos. A su juicio, esto ha llevado a un "empeoramiento súbito" de la balanza externa de la UE, pasando de contribuir con 1 punto al crecimiento del PIB a finales de 2017 a sólo hacerlo con 0,38 puntos.

El comportamiento de la divisa, por tanto, es desfavorable especialmente para la eurozona por su superávit por cuenta corriente, que cerró 2017 en máximos históricos: 3,5 por ciento del PIB. Mantener un euro relativamente "caro" con respecto al dólar ha sido el seguro para controlar el coste de las importaciones. Esto le ha costado a la economía europea una reducción de 11.000 millones en su superávit por cuenta corriente (situándose en 4.600 millones en mayo, según Eurostat), acercándose peligrosamente a un déficit mensual después de junio.

Pese a esta tendencia general, hay un punto donde la UE mantiene su ventaja, el superávit comercial con EEUU, de una forma muy similar a lo que está pasando en China, aunque en este caso, la divisa juega a favor del control del superávit comercial del gigante asiático. En Europa, el margen con los americanos se ha ampliado en 20.000 millones de dólares entre enero y junio con respecto al mismo período del año 2017, según datos del Departamento de Comercio de Estados Unidos.

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