¿Es normal que la persona responsable de supervisar a las agencias y sociedades de valores tenga una participación en una de ellas hasta apenas unas horas antes de su nombramiento? Aunque en teoría no parece muy ético, Carlos Arenillas, el vicepresidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), debe pensar justo lo contrario.
Según confirmó ayer el propio supervisor, mantuvo un ocho por ciento en una sociedad financiera, Corretaje e Información Monetaria y de Divisas (CIMD), justo hasta la víspera de que el Consejo de Ministros aprobara su nombramiento el 1 de octubre de 2004.
Arenillas vendió las acciones el día anterior y asumió el cargo de vicepresidente el 10 de octubre, apenas una semana después. Aunque, lógicamente, tenía constancia desde varios días antes de que iba a ser nombrado, se mantuvo también sin ningún reparo como consejero de la sociedad y siguió participando en las operaciones y gestiones que esta realizaba en el mercado, especialmente para los bancos y entidades financieras, sus principales clientes, a los que justo después empezó a supervisar.
La conexión con Intermoney
Arenillas fundó CIMD en 1984 y durante 17 años ocupó diferentes cargos, incluyendo el de consejero delegado y el de presidente, puesto que abandonó en 2001. Esta empresa es la matriz de Intermoney, que tiene numerosas conexiones con altos cargos del PSOE y que está gestionando ahora el patrimonio de Julio Segura, la persona que ha sustituido a Manuel Conthe en la presidencia del regulador.
Entre otras, la sociedad es propietaria del cien por cien de agencias y sociedades de valores, que operan tanto con las marcas CIMD como Intermoney, además de gestoras de fondos y firmas de inversión. En 2004, el último año en el que Arenillas estuvo en el capital, la compañía logró un beneficio de 2,3 millones, lo que supuso un incremento de casi el 10 por ciento respecto al ejercicio anterior. Ese año, el vicepresidente de la CNMV se embolsó todavía 168.000 euros en concepto de dividendos tras el reparto de las ganancias de 2003.
Intermoney, por la que han pasado gran parte de los miembros de lo que se conoce ya como la beautifiul del PSOE, se fundó en 1973 y fue el primer broker español. CIMD, la sociedad creada por Arenillas, la compró en 1992 y puso al frente a algunos de sus mejores y personas más afines. Miguel Sebastián, ex director de la Oficina Económica del Gobierno y candidato a la alcaldía de Madrid, fue su director durante apenas un año, a partir de julio de 1995. Tras su marcha al BBV, le sustituyó el actual Secretario de Estado de Economía, David Vegara, entre 1996 y diciembre de 2003. Aunque la empresa quiere desvincularse ahora a toda costa de su pasado socialista, el hecho de que gestione el patrimonio del presidente de la CNMV, ha despertado numerosas sospechas.
El vicepresidente de la CNMV, que está casado con la Ministra de Educación, Mercedes Cabrera, controlaba su participación a través de Tagomago Investment, otra sociedad financiera, ya extinguida, y en la que se mantuvo como administrador único meses después incluso de haber entrado en el organismo regulador. Según dice ahora, su labor en la misma se limitó, tras su nombramiento, a la administración y liquidación de la entidad, que gestionaba su patrimonio familiar.
Vegara
Tagomago operaba de forma conjunta con Olivenza Gestión y Ocejón, sociedades de Inversión Mobiliaria de Capital Variable (SIMCAV), es decir instrumentos de inversión para los grandes patrimonios que tributan sólo por el 1 por ciento. En Ocejón participaba también de forma minoritaria y era consejero David Vegara. Entre ambos, invirtieron parte de su fortuna en Santander, Unión Fenosa, Telefónica, Repsol, NH, Gas Natural o Endesa.
Debido a todas estas conexiones y lazos entre los directivos de la CNMV y el Gobierno, la oposición ha puesto en duda ya su objetividad. El portavoz adjunto del PP, Vicente Martínez Pujalte, considera, por ejemplo, que "existe un riesgo evidente de falta de objetividad y de independencia en las decisiones del supervisor y de su presidente, Julio Segura". En su opinión, Intermoney, puede acabar convirtiéndose en "otro caso Ibercorp". El Gobierno, mientras tanto, niega cualquier tipo de incompatibilidad o relación alguna en la actualidad con CIMD, Intermoney o sus agencias y firmas de valores.
Presiones
La polémica se produce, sin embargo, en un momento especialmente delicado, tras la dimisión de Manuel Conthe como presidente de la CNMV, que ha acusado al Gobierno de interferir en las labores del regulador y presionar en sus decisiones. Conthe ha explicado, por ejemplo, que el Ejecutivo, y en especial la Oficina Económica del Gobierno, presionó para que el supervisor no sancionara ni Acciona ni a Enel tras presentar una oferta por el capital de Endesa en plena opa de la eléctrica alemana E.ON. Además, ha destapado un plan para echar a Francisco González de la presidencia de BBVA.
Según explicó, nada más entrar en el organismo, Arenillas le enseñó un dossier sobre la venta, una década antes, de la sociedad FG Valores a Merrill Lynch. Una operación que ponía en el ojo del huracán a González, bestia negra de Sebastián, por aquel entonces presidente de la Oficina Económica de Zapatero. La sombra de la duda vuelve a planear sobre la CNMV.