
Iberdrola avanza en su paquete de desinversiones por más de 4.000 millones que prevé anunciar mañana para reducir deuda. La eléctrica, a través de su filial de renovables, negocia ya con la china Sinovel la venta de uno de sus activos más emblemáticos: el mayor proyecto eólico de Europa de 1.200 megavatios ubicado en Rumanía.
Sinovel es un fabricante de turbinas que ha puesto en marcha una ambiciosa estrategia de crecimiento en Europa. Ahora tiene el punto de mira en este proyecto, donde ya hay construidos 80 megavatios en una primera fase en el parque denominado Mihai Viteazu ubicado en la región de Dobrogea, al sureste del país, cerca del Mar Negro.
Fuentes cercanas a la operación confirmaron la existencia de conversaciones sobre esta venta, pero aún no hay ninguna oferta vinculante encima de la mesa. Los principales escollos se centran en la necesidad de Sinovel de buscar un socio para desarrollar el parque.
A pesar de la caída de la demanda en toda Europa y la revisión de los precios de los activos, Iberdrola busca una buena remuneración por el potencial de este parque. La razón son los actuales incentivos de Rumanía a la producción eólica, que se encuentran en niveles muy atractivos para la inversión.
Este complejo forma parte de una cartera total de 1.500 megavatios para 2017 que Eolica Dobrogea había suscrito en exclusividad con Iberdrola en 2008. El monto total de la inversión se estimó entonces en 2.000 millones de euros.
El parque suministrará energía eléctrica a un millón de hogares y permitirá reducir las emisiones de CO2 en 1,25 millones de toneladas.
Esta venta es la punta del iceberg del gran paquete de desinversiones que prepara la compañía y que anunciará mañana en Londres. En concreto, la eléctrica está dispuesta a deshacerse de sus parques eólicos terrestres en Francia, Alemania y Polonia.
La eléctrica puede salir de ciertos parques dispersos y de un tamaño menor, que podrían llegar a venderse si se recibiese una oferta interesante pero que no implicaría el abandono de dichos países. Banco Leonardo está encargado ya de dirigir esta operación, por la que ya se han interesado varios fondos de inversión, como Impala.
Entre los activos que la compañía mantiene en revisión figura la participación del 6,7% en Energías de Portugal (EDP), así como su 20% en Gamesa.
También prevé buscar un socio para su negocio de redes en Reino Unido. Por el momento, Iberdrola habría recibido muestras de interés de Canada Pension Fund, Borealis Infrastructure, Ontario Teachers' Pension Plan y de la australiana Industry Funds, que estarían interesadas en adquirir una participación valorada en cerca de 1.000 millones de libras, es decir, 1.240 millones de euros.
Junto a esto, la compañía también tiene la opción de vender la participación del 39% en la brasileña Neoenergia, valorada en 3.300 millones.
Asimismo, en los próximos dos años Iberdrola avanzará en la venta de las centrales de gas de Estados Unidos, adquiridas durante la compra de Scottish Power, y analiza una posible salida del negocio de almacenamiento de gas de Enstor.
Alza del beneficio
Además de su nueva hoja de ruta, la compañía también presentará mañana sus resultados de los nueve primeros meses del año. Según el consenso de analistas, su beneficio neto ascenderá a 2.288,6 millones de euros, frente a los 2.143 millones logrados el año anterior, lo que se traduce en un alza del 6,79%.
El grupo saca pecho de su diversificación geográfica y de su presencia en mercados menos expuestos a la recesión económica que azota Europa. En los últimos resultados, más del 50% de su beneficio bruto de explotación (ebitda) proviene de los negocios regulados. La eléctrica se ha beneficiado del empuje de Brasil, donde es ya la primera distribuidora eléctrica del país con 11,5 millones de clientes, gracias a la adquisición de Elektro, a la revalorización del real brasileño, al crecimiento de la demanda y a la incorporación de nueva potencia hidroeléctrica.
El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, ha resaltado públicamente su compromiso inversor con países con una clara estabilidad regulatoria, como es el caso de Reino Unido. Toda una declaración de intenciones en un momento donde la reforma energética ha golpeado de lleno a las principales eléctricas. En concreto, Iberdrola ha sido sacudida tanto por el impuesto a la generación del 6%, como por el canon hidráulico y nuclear y ha sacrificado la central nuclear de Garoña, en Burgos, porque se ha convertido en un activo en pérdidas con las tasas.