El 8 de diciembre de 1980, un joven de 25 años llamado Mark David Chapman acababa con la vida de uno de los componentes de The Beatles, John Lennon, de 40 años, después de esperarle durante horas ante su casa de Nueva York y dispararle a sangre fría por la espalda hasta cuatro veces en presencia de Yoko Ono.
Mark Chapman cumplió 69 años de edad el pasado 10 de mayo, de los cuales ya lleva 44 en la cárcel. El asesino de John Lennon ha solicitado en varias ocasiones salir en libertad condicional basándose sobre todo en su buena conducta, pero siempre le ha sido denegada esa posibilidad.
La Justicia estadounidense que revisa su caso considera que podría reincidir pese a que han pasado más de cuatro décadas desde el asesinato, pero tampoco descarta que Chapman pudiera ser represaliado por haber matado a una de las mayores estrellas de la música.
En todo caso, la Justicia estadounidense no considera viable dejar libre a un hombre que mató a un músico de la talla y popularidad de John Lennon. La pena de cadena perpetua aplicada a Chapman (la sentencia decía entre 20 años y cadena perpetua) plantea la posibilidad de solicitar la libertad condicional, pero el asesino de Lennon no ha tenido éxito.
Ese tribunal cree que sería imposible reintegrar a Chapman a la sociedad y una posible liberación constituiría un desprecio a la ley estadounidense y reduciría en extremo la gravedad de cometer un asesinato.
Totalmente premeditado
Chapman es interno de la Prisión Estatal de Attica, un recinto de máxima seguridad ubicado en la ciudad de Attica, en el estado de Nueva York, aunque inicialmente ingresó en el Centro Correccional de Green Haven, otra prisión de máxima seguridad del estado de Nueva York, ubicada en la ciudad de Beekman.
La junta que ha evaluado a Champan asegura que el asesinato de John Lennon fue totalmente premeditado y planeado al milímero y ese hecho sigue pesando más que los argumentos que ha aportado Chapman en sus distintas peticiones de libertad condicional.
El recluso hace gala de buen comportamiento y se aferra a su fe en el cristianismo a la hora de pedir su libertad, pero ya era un cristiano devoto cuando mató a Lennon y no tuvo ningún remordimiento.
Iba en contra de Dios
Sus palabras tras el asesinato, además, siguen pesando demasiado. No solo sonreía incluso para las fotos policiales, sino que señaló que siempre había odiado al músico inglés desde que este pronunció una de sus frases más célebres: "Los Beatles son más populares que Jesucristo".
Chapman consideraba que el grupo de Liverpool iba en contra de Dios también por canciones como God o Imagine, esta última de John Lennon, inmortalizada frente a su casa de Nueva York en el lugar en el que perdió la vida. Como los Beatles y John Lennon, a su juicio, despreciaban el cristianismo y a Dios y además Lennon era un "hipócrita" y un "indecente", Champan se vio "obligado a castigarlo".
Mark Chapman estuvo esperando durante horas ante el edificio en el que residía Lennon a encontrarse con el músico. Cuando salió de casa junto con Yoko Ono, Chapman le pidió un autógrafo, pero uno mucho después le disparó hasta cuatro veces por la espalda en presencia de Yoko Ono, siendo detenido y después interrogado.
"Le asesiné porque era muy famoso"
El asesino de Lennon señaló entonces que había atentado contra Lennon porque era demasiado famoso: "Lo asesiné porque era muy, muy, muy famoso y esa es la única razón. Yo estaba muy, muy, muy, concentrado buscando la gloria personal y fue algo muy egoísta", afirmó.
En la actualidad, Chapman asegura que siente remordimientos por su crimen y que es plenamente consciente de lo que dice y de sus actos. Así lo afirmó también en sendas entrevistas para para la BBC y la CNN, pero le han visitado en la cárcel hasta cinco psiquiatras y todos ellos coinciden en diagnosticarle esquizofrenia y psicopatía, trastornos incompatibles con la libertad condicional.
Pese a ello, pese a que ha solicitado la libertad condicional en varias ocasiones y siempre se le ha denegado con rotundidad, al parecer Chapman no pierde la esperanza de abandonar algún día la cárcel.
Casi medio siglo esperando
La pareja de Jhon Lennon, la japonesa Yoko Ono, estaba con el artista en ante el prestigioso edificio Dakota en el momento que fue asesinado, aunque el agresor no atentó contra ella. En la sentencia que condenaba a Chapman, Ono ni figura.
John Lennon y Yoko Ono se casaron el 20 de marzo de 1969 en Gibraltar, en una boda que duró apenas 10 minutos. "Elegimos Gibraltar porque es tranquilo, británico y amistoso", dijo Lennon, que aclaró que escogieron La Roca porque les gustó "en el sentido simbólico y también como el fundamento 'rocoso' de nuestra relación".
Mark Chapman había contraido matrinomio con Gloria Hiroko un año antes de matar a John Lennon. Coincidía con el artista británico en que su esposa también era y es oriental. Gloria Hiroko Chapman, como se la conocería después, es estadounidense de ascendencia japonesa. Ha visitado en diferentes ocasiones en prisión a su marido y lo más curioso es que lleva 44 años 'esperándole'.
Acusada de instigadora
La pareja se conoció en 1978 porque Chapman hizo un viaje de seis semanas por todo el mundo. Gloria trabajaba como agente de viajes en Hawái y era la persona encargada de gestionar los desplazamientos de Chapman. Se enamoraron hasta el punto de que se casaron el 2 de junio de 1979, cuando Chapman tenía 24 años.
Como su marido unos años antes, Gloria se convirtió al cristianismo y, de hecho, sigue casada con Chapman casi medio siglo después de su boda y del posterior asesinato de Lennon. Fue un año después de conocerse la pareja cuando Chapman asesinó a Lennon y su esposa tuvo que enfrentarse entonces a la ira de los fans y de la sociedad en general. Incluso se acusó a Gloria Chapman de ser el cerebro del crimen.
Al asesino de Lennon le notificaron su condena de 20 años a cadena perpetua en agosto de 1981 y su esposa se desplazó desde Hawái a Nueva York para asistir a la decisión, aunque no llegó a entrar en la sala.
Nunca supo del crimen
Gloria asegura que nunca supo nada del crimen hasta que ocurrió y admite que su marido tuvo problemas mentales con los que libraba constantes pulsos:
"Mi vida cambió drásticamente esa noche. Ahora era la esposa de Mark David Chapman, un asesino, y no un asesino cualquiera, sino uno cuya víctima era conocida y amada por millones de personas en todo el mundo. La pregunta para mí era: ¿Debo seguir casada con Mark?".
Ella misma ha respondido a su pregunta, pues 44 años después sigue siendo la pareja de uno de los asesinos más conocidos de la historia.
