Escribiendo cosas económicas desde 2018, pero ya he pillado unas cuantas crisis. Di mis primeros pasos en Europa Press y luego en El Confidencial. Ahora sigo el rumbo del dinero y los mercados en El Economista.

Tras el conflicto de Oriente Medio y con la paz con Irán el río ha vuelto a su cauce. El dólar ha perdido la prima geopolítica y el foco cae con más fuerza que nunca dentro de las fronteras de EEUU. Es por ello que se ha abierto un nuevo ciclo de caídas en el billete verde, con cinco días de descensos consecutivos, que se ha traducido en que el euro ya alcanza 1,7 dólares en su cambio. El índice dólar, que mide la cotización de esta divisa frente a una cesta amplia muestra que no es solo una cuestión del euro pues ha pasado de 98 puntos y medio a perder los 97 en tiempo récord alcanzando su cifra más baja de 2022.

Wall Street ha vivido este año una gran historia de remontada que ha pasado bajo el radar. Una conspiración de factores se aliaron para provocar un descalabro: caos tecnológico en la IA con DeepSeek, aranceles, una economía que pasaba de estar 'on fire' a amenaza'... etc. Todo esto hundió al S&P 500 con caídas superiores al 14% en su peor momento del año (abril). Desde entonces una silenciosa remontada se ha establecido mientras los grandes peligros iban poco a poco estabilizándose, algo que le ha permitido no solo estar en positivo en el año (+3,81%) sino quedarse al borde de reconquistar los máximos históricos perdidos en febrero.

Sorpresa en la reunión de la OTAN. Después de que Sánchez haya dicho que España solo gastará el 2,1% del PIB a pesar de que se exige el 5%, Trump ha respondido con una clara amenaza. Según el republicano, el país ibérico pagará a través de mayores aranceles lo que está dejando de pagar en su gasto militar. "Es terrible lo que ha hecho España. El único país que quiere quedarse en el 2%. Es terrible. Estamos negociando un acuerdo comercial con España y les haremos pagar el doble. Lo digo en serio. Quieren un trato gratis, pero tendrán que pagárnoslo con el comercio."

En los últimos años, los llamamientos a relocalizar la producción han saltado de los discursos antiglobalización al centro de estrategias económicas de los principales estados europeos, España incluida. La pandemia y crisis como la crisis de suministros en 2021 han mostrado el riesgo que conlleva una excesiva dependencia de terceros países, como Vietnam, que repercute en variables como la inflación y el crecimiento del PIB. Pero el principal escollo sigue muy presente: ¿cómo competir con economías con costes laborales y de producción mucho más bajos, como Vietnam? En este escenario, las innovaciones en robots e inteligencia artificial empiezan a presentar una solución inesperada. ¿Y si una mayor automatización es la clave para recuperar los empleos perdidos en España al traer de vuelta las factorías?

Cruces de declaraciones entre Sánchez y la OTAN, baile de cifras… en los últimos días España se ha convertido en el baluarte contra la subida del gasto militar dentro de la alianza. El secretario general de la organización militar, Mark Rutte, y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, han cargado con dureza contra Sánchez por su negativa al rearme. "España es un problema, la OTAN está teniendo un problema con ellos, y eso es muy injusto para el resto de los socios", declaró el mandatario norteamericano en un vuelo camino a la cumbre de la Alianza Atlántica en La Haya. Este miércoles la polémica se ha 'cerrado' por el momento con un acuerdo para, efectivamente, llegar al 5% de gasto, sin excepciones por países.

El gabinete del canciller alemán, Friedrich Merz, aprobó el presupuesto 2025 del gobierno y el plan financiero de mediano plazo, incluyendo un gran aumento en el nuevo endeudamiento neto para ayudar a financiar el desarrollo militar del país. Este año, tal y como indica el documento, el país emitirá cerca de 82.000 millones de euros que aumentará progresivamente hasta emitir 126.000 millones de euros en 2029. Un período de tiempo (2025-2029) en el que se emitirán cerca de 500.000 millones de euros con los que financiar el gasto del PIB de al menos el 3,5%.

Hay tres palabras que hacen temblar a los mercados… aunque ahora parecen desactivadas: Estrecho de Ormuz. El paso angosto entre Arabia e Irán es un trayecto necesario para que pase el 20% del crudo del planeta. Una vía totalmente clave y el cuello de botella más importante del mundo. Sin embargo, a pesar de que JP Morgan ha dicho que espera un barril disparándose a los 150 dólares si hay un bloqueo y que el propio parlamento de Irán ha dado luz verde a su gobierno para tomar esta medida… prácticamente no ha habido movimientos, y el precio del petróleo está cayendo este lunes, incluso después de que Irán haya atacado la principal base militar estadounidense en la región, la base de Al-Udeid.

Este sábado EEUU lanzó en primera persona una operación militar contra las instalaciones nucleares de Irán. Este último paso llevó al parlamento persa a votar para dar vía libre al Ejecutivo del país para un eventual cierre total del estrecho de Ormuz. Las tensiones están en máximos y pocas veces en los últimos años se recuerda una escalada mayor. Sin embargo, los mercados permanecen en relativa calma, tanto los petroleros como los de renta variable.

A comienzos de mayo Trump firmó una orden legal para que las farmacéuticas bajen los precios de sus medicamentos. Aunque no había una cifra concreta se hablaba de recortes de un 90%. Desde la propia industria señalaban que el decreto lanzado entonces generaba grandes dudas por sus implicaciones. Más allá de lo que pueda pasar en territorio estadounidense, los expertos están empezando a señalar que esperan claras alzas en Europa debido a que la propia legislación ha señalado al Viejo Continente como el gran beneficiado de un "subsidio involuntario" a través del sector sanitario.

Prácticamente todas las empresas tecnológicas del mundo se han centrado en desarrollar equipos e inversiones con las que desarrollar su propia IA o extender negocios al calor de esta revolución tecnológica. Sin embargo, mientras su llegada ha cristalizado en la promesa de mayores ingresos, rentabilidad y cambio de paradigma empresarial sin precedentes… el sector que está apostando tan fuertemente por ella está inmerso en una oleada de despedidos desde hace años que no remite. Una paradoja que parece tener más que ver con los errores del sector que con el impacto de la nueva tecnología en sus plantillas.