Confirmando la gran distancia que existe entre las Musas de las previsiones del Gobierno y del FMI sobre la economía española y el Teatro de la realidad de los ciudadanos, las familias y las empresas de este país, el Banco de España anunciaba hace unos días que el crédito al consumo se ha disparado durante el primer trimestre de este año, subiendo un 20% hasta 10.656 millones de euros, la cifra más alta desde 2008 en los albores de la crisis financiera. Un aumento espectacular que lejos de ser una buena noticia como algunos interpretan certifica que el triunfalismo artificioso del Gobierno sobre las optimistas previsiones del crecimiento nominal del PIB no se corresponden con la realidad económica, social y laboral de un país que vive inmerso en eso que los economistas definen como la recesión silenciosa. De hecho, lo que demuestra este crecimiento del crédito al consumo es que los españoles no se endeudan para invertir, para crear empleo o generar riqueza. Se endeudan por falta de liquidez para compras domésticas, para reformas en la vivienda, para poder ir de vacaciones o, lo que es más grave, para poder devolver créditos anteriores.