
La capitalidad de Canarias se reparte entre las dos capitales de provincia, es decir, Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife. Esta rotación se cumple cada cuatro años aunque entre 2003 y 2019 la presidencia de las islas ha estado en manos de dirigentes nacionalistas de Tenerife.
La lógica apunta que hasta 2023 permanezca en manos de un grancanario,
Ángel Víctor Torres. Pero hace 200 años este 2021 hubo un suceso
político que generó chispas en Las Palmas: Santa Cruz de Tenerife se
quedó en exclusiva con la capitalidad del archipiélago.
Y es que en octubre de 1821, cuando en las islas la población era de 215.000 habitantes, el político tinerfeño de origen irlandés José Murphy logró que en Madrid las Cortes colocasen en el mapa la exclusividad de la capital canaria en Santa Cruz de Tenerife, hecho que se firmó en 1822. Murphy, comerciante, político y diplomático liberal, partidario del librecambismo, murió en la más absoluta miseria 60 años después en México.
El que fuese promotor de la capitalidad de Canarias en manos tinerfeñas era integrante de una familia de la burguesía comercial de su localidad natal, de origen irlandés, viajó durante dos años por Francia e Inglaterra y educó a su hijo en un Colegio de Inglaterra. Defendió los intereses de su grupo social tanto en el ayuntamiento como en la Junta Suprema de Canarias, de la que fue representante ante la Central de Sevilla.
José Murphy destacó, además, por la obtención de un régimen comercial diferenciado para el archipiélago, antecedente de la Ley de Puertos Francos de 1852
Defendió en Madrid la sede de la capitalidad de provincia en Santa Cruz de Tenerife. En 1822 fue elegido diputado a Cortes; destacó por la obtención de un régimen comercial diferenciado para el archipiélago, antecedente de la Ley de Puertos Francos de 1852. Partidario del reconocimiento de las repúblicas hispanoamericanas, militó en el liberalismo. Votó a favor de la incapacidad de Fernando VII, por lo que fue condenado a muerte. Se exilió primero a Inglaterra y más tarde a México, donde se convirtió en el primer cónsul general de España en 1837. Enfermo y arruinado, dimitió en 1840. Falleció al año siguiente.
El fallecido cronista oficial de Santa Cruz de Tenerife, Luis Cola Benítez, sostenía que la tesis de Murphy era lógica porque en 1657, por ejemplo, se creó en Tenerife el Juzgado de Indias, con residencia en Santa Cruz y jurisdicción en todo el Archipiélago, y en 1723 fue el marqués de Valhermoso el que definitivamente fijó en dicho lugar y puerto la residencia de los capitanes generales. También por estos años se creó el Batallón de Infantería de Canarias, con sede en la plaza de Santa Cruz.
En 1778 Santa Cruz de Tenerife era el único puerto autorizado para operar con las Indias y el primer servicio oficial de Correos se creó en 1783, al igual que la dirección de la sanidad de las islas en 1812. Antes, en 1526, se puso en Tenerife la sede de la Real Audiencia y en 1531 el Cabildo de Tenerife accedió a una real cédula permitía intervenir en la gestión de asuntos de Gran Canaria. El 19 de octubre de 1821 José Murphy y Meade como síndico del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, representante de la ciudad en Madrid, envió un texto comunicando que las Cortes habían designado a la ciudad como sede de la capitalidad de Canarias.