
La Compañía Española de Seguros de Crédito a la Exportación (Cesce) presentó ayer en su sede la publicación "Panorama Internacional 2019". Se trata de una radiografía de la coyuntura actual, un análisis anual de los principales acontecimientos y tendencias de la economía a nivel mundial.
Según la compañía, este año 2019 se está caracterizando por la desaceleración económica pero, en concreto, por la acumulación de factores de riesgo que afectan al futuro de las economías mundiales. En particular, Europa está envuelta en el auge de los populismos y nacionalismos, y en la tensión generada por el Brexit y su posible salida sin acuerdo (Brexit duro) de la Unión Europea. Las economías se han desacelerado de manera notable y ha llevado a algunas de ellas al borde de la recesión como es el caso de Alemania. En tan solo dos años la situación económica mundial ha sufrido un giro de 360 grados. En 2017 se vivió un año excepcional con el crecimiento simultáneo de las economías de la OCDE por primera vez en diez años.
En esta publicación se repasan lo elementos que están cambiando el panorama mundial como son el calentamiento global, la transición ecológica, la transformación de la industria de los hidrocarburos, el protagonismo de la energía fotovoltaica y eólica, el progreso del shale -los hidrocarburos no convencionales en Estados Unidos que "han irrumpido como un huracán"-y la guerra comercial de liderazgo tecnológico entre China y el país norteamericano.
El constante crecimiento del shale provocó el desplome de los precios del petróleo en el año 2014 y, además, modificó el comportamiento de la oferta y puso en jaque a las economías petroleras tradicionales. Como consecuencia de esta situación, en menos de diez años, "Estados Unidos se ha convertido en el principal productor de petróleo y de gas del mundo, un hito que pocos podrían prever", afirman los expertos de la Unidad de Riesgo País de Cesce. Además, los analistas comentan que no se puede asegurar que se cumplan los objetivos marcados en los Acuerdos de París y que nos dirijamos hacia un mundo cada vez más desconectado de los hidrocarburos.
Situación económica en España
La economía española continúa mostrando un notable dinamismo, superior al de los países de su entorno. El año 2018, que se cerró con un crecimiento del 2,6%, ha sido el quinto consecutivo de expansión, y todo apunta a que a medio plazo se va a mantener la tendencia expansiva, aunque también a que se va a ir moderando paulatinamente. Para 2019, la previsión de crecimiento del PIB es del 2,2%, un punto porcentual por encima de la media prevista para la eurozona, y en torno al 1,9% para 2020.
Por el contrario, la demanda externa realizó en el pasado año una contribución negativa al crecimiento por la pérdida de fuerza de las exportaciones. Esto se debe al empeoramiento de los mercados de exportación de España, incluyendo los de la Unión Europea; la apreciación del euro con respecto a las divisas de algunos países emergentes (como Turquía); el deterioro de la relación real de intercambio, debido al encarecimiento del crudo durante la mayor parte del año, y, finalmente, en el ámbito del turismo, la recuperación de los destinos competidores de otros países mediterráneos. Por el momento, España mantiene el superávit por cuenta corriente, pero como consecuencia de la evolución de la balanza comercial prácticamente se ha reducido a la mitad con respecto al año anterior (0,9% del PIB en 2018).
Por estas razones, se espera que la aportación al crecimiento del sector exterior en 2019 siga siendo negativa. Por un lado, el comercio internacional se desacelera y las previsiones correspondientes a los mercados europeos apuntan a una expansión muy débil. Por otro lado, la fortaleza de la demanda interna y el ascenso del precio del petróleo van a aumentar la factura importadora por lo que lo previsible es que el superávit de la balanza por cuenta corriente siga reduciéndose.
Por último, la creación de empleo continúa siendo sólida. La tasa de paro volvió a cerrar en mínimos en 2018 (15,3%) y, según algunas estimaciones, podría situarse en torno al 12,5% a finales de 2020. En cuanto al déficit público, se situó en el 2,6% del PIB a finales de 2018, en línea con el objetivo fijado por la Comisión Europea.