
España podría aumentar su PIB en un 15,8% si se eliminara la brecha de género en el mercado laboral, según el último Índice ClosinGap, que elabora PwC por iniciativa de la Asociación ClosinGap. Esto equivale a 213.013 millones de euros, una cifra considerable que pone de manifiesto el alto coste económico de la desigualdad entre hombres y mujeres.
El estudio analiza las diferentes dimensiones de la brecha de género, como la diferencia salarial entre hombres y mujeres, la menor participación de las mujeres en el mercado laboral y la infrautilización del talento femenino en puestos de alta dirección, en total, 28 variables clave.
En términos de empleo, cerrar la brecha de género significaría crear 2,9 millones de empleos femeninos equivalentes a tiempo completo. Esto no solo impulsaría la economía, sino que también contribuiría a la reducción del desempleo y a la creación de una sociedad más justa e igualitaria.

La cuarta edición del índice muestra una mejora en la brecha de género en comparación con el año 2022, cuando aún se veía afectada por la pandemia, situándose en un 67,3%, 0,2 puntos porcentuales más cerca de la paridad que en 2023 (67,2%). Es decir, que la brecha de género, según el Índice ClosinGap, en esta edición, se sitúa en un 64,9%, lo que indica que aún queda un 35,1% por cerrar para alcanzar la paridad. Sin embargo, a este ritmo, aún se necesitarían 39 años para cerrar completamente la desigualdad en España.
El informe también revela un preocupante descenso en la categoría de salud y bienestar. Se señala que la brecha de género en este ámbito genera un impacto económico significativo, con la depresión y la ansiedad representando una pérdida de miles de millones de euros para la economía española, concretamente 18.590,4 millones de euros y de estos, 6.872,4 millones se deben a la brecha de género en el estado de ánimo, es decir, al peor estado anímico de las mujeres, que las sitúa en una posición de mayor riesgo de sufrir estos problemas de salud mental. Por tanto, en esta área es donde hay mayor paridad, con aproximadamente un 16% de brecha de género por cerrar. Sin embargo, la evolución del indicador muestra que la tendencia no es favorable para las mujeres, habiéndose reducido el último año 0,2 puntos porcentuales.

Por otro lado, el análisis muestra que, a pesar de avances en la jornada laboral de las mujeres y una ligera mejoría en la brecha de conciliación (1,7 puntos porcentuales este último año, siendo una de las categorías donde la brecha es mayor, superando el 50%), existen áreas de preocupación. Por ejemplo, la disminución de la presencia femenina en áreas educativas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) ha llevado a una menor representación de mujeres en profesiones relacionadas con tecnologías de la información y la comunicación (TIC).
Cabe destacar que el indicador en términos de digitalización ha empeorado respecto al año anterior en 1,1 puntos porcentuales Esto es debido únicamente a la variable que mide el ratio entre hombres y mujeres profesionales en el ámbito de las TIC, cuyo incremento del género femenino no es suficiente para compensar el del masculino. Asimismo, pese haber empeorado el indicador a nivel global, a nivel particular este año se ha alcanzado la paridad en dos variables adicionales, la variable de habilidades de información y la de habilidades de resolución de problemas.
Salarios un 22,5% más bajos
En el mercado laboral español, a pesar de los esfuerzos por alcanzar la igualdad de género, la brecha salarial sigue siendo un obstáculo significativo que afecta a las mujeres. Ellas continúan ganando un 22,5% menos que los hombres por realizar el mismo trabajo, destacando una desigualdad salarial arraigada que persiste a lo largo de los años. Esta disparidad de ingresos refleja no solo una injusticia económica, sino también una brecha estructural que limita el progreso profesional y el bienestar financiero de las mujeres en España. A pesar de las políticas de igualdad salarial implementadas en los últimos años, ellas siguen enfrentando barreras para acceder a salarios equitativos y oportunidades laborales justas.
¿Por qué existe brecha?
Uno de los factores clave que contribuyen a esta brecha es el denominado "techo de cristal", una barrera invisible que dificulta el ascenso de las mujeres a puestos de alta dirección y liderazgo en las empresas. Esta falta de representación femenina en roles de toma de decisiones no solo limita las oportunidades en el ámbito laboral, sino que también perpetúa la desigualdad salarial y de género en general.
Además, la segregación ocupacional sigue siendo un problema importante, con las mujeres concentrándose en sectores y ocupaciones peor pagadas en comparación con los hombres. Esta tendencia contribuye directamente a la disparidad salarial, ya que las mujeres tienden a ocupar empleos menos valorados y remunerados, perpetuando así la desigualdad económica entre los géneros.
Por último, el trabajo no remunerado, como el cuidado del hogar y la familia, sigue siendo una carga desproporcionada que recae principalmente en las mujeres. Aunque han ingresado al mercado laboral en mayor número, todavía enfrentan la expectativa cultural de asumir la responsabilidad del trabajo doméstico y el cuidado de los niños, lo que limita su participación plena y equitativa en la fuerza laboral.