Economía

El miedo del ciudadano ante la crisis económica redefine el mapa político de Alemania

  • La grave recesión económica ha transformado las preferencias del votante
  • "Por primera vez desde la II Guerra Mundial se siente que el Estado no funciona"
  • La crisis de vivienda, la burocracia y la paralización industrial bloquean la economía
Berlín en una imagen de archivo / Reuters.

"Jamás se miente tanto como después de una cacería, durante una guerra y antes de unas elecciones". La cita de Otto von Bismarck, padre de Alemania, casa con la situación actual del país: una industria acechada por la competitividad china y los aranceles estadounidenses, una guerra a las puertas de la UE que ha cortado el gas ruso a las fábricas germanas y unas elecciones a la vuelta de la esquina que auguran uno de los Parlamentos más fragmentados desde el final de la Segunda Guerra Mundial. "Hay una sensación de miedo ante la realidad cambiante en el ciudadano alemán: el mundo de antes ha desaparecido y el mundo nuevo es más hostil", señala Miguel Otero, investigador principal del Real Instituto Elcano especializado en economía internacional.

Una producción nacional en crisis, una inflación que no acaba de contenerse, una burocracia desbocada y unas expectativas ante el futuro cada vez más sombrías han alterado las preferencias de los alemanes. "La difícil situación económica en Alemania ha llevado a un cambio profundo en las prioridades de los votantes, lo que a su vez ha provocado una gran conmoción en todo el espectro electoral", explica Calin Arcalean, profesor del Departamento de Economía, Finanzas y Contabilidad de Esade. "Por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, hay un sentimiento de que el Estado no funciona", asegura Otero.

El cambio del paradigma económico se ha traducido en una visión centrada en el corto plazo y no en el largo. "Cuestiones sociales concretas e inmediatas, como el coste de la vida, la vivienda o el empleo, están ganando terreno en el debate político sobre otras más lejanas o más difusas como el medioambiente o la guerra en Ucrania", indica Arcalean.

La situación ha reconfigurado las querencias políticas de los alemanes, que han situado al bloque conservador de la CDU/CSU, el tradicional partido de Angela Merkel liderado hoy por Friedrich Merz, como claro líder en los sondeos. Sin embargo, las mismas encuestas citadas por Reuters perfilan un escenario preocupante: los alemanes están inquietos ante el incremento de la polarización social potenciada por la caída de la economía.

El desamparo económico marca el pulso

Este miedo del ciudadano ante el desamparo económico ha tenido dos principales víctimas: los liberales del FDP y la derecha ultranacionalista de Alternativa para Alemania (AfD). El primero ha formado parte de la coalición tripartita que ha gobernado el país desde 2021. Su visión económica liberal y su rigor fiscal, oponiéndose a modificar el freno constitucional de la deuda alemana, que impide aumentar el déficit, fue una constante lucha contra los otros dos miembros: el SPD y los Verdes.

La figura de Christian Lindner, ministro de Finanzas y cabeza del FDP, es de las más impopulares entre el electorado alemán. La reorientación de las preferencias ciudadanas, que quieren una salida a la grave crisis económica y a los problemas socioeconómicos como la carestía de vivienda, ha devenido en un desplome de la formación en los sondeos. Los liberales pasarían de 90 escaños a incluso quedar fuera del Parlamento alemán.

En el otro lado, se encuentra AfD. La campaña electoral alemana está viéndose marcada por dos grandes temas: la economía y la inmigración. AfD está sabiendo capitalizar ambas. "La sensación de falta de protección se ve reflejado en la inmigración, que está siendo el principal debate de la campaña", indica Otero. El rechazo a la llegada de extranjeros unido a la débil economía han galvanizado a Alternativa para Alemania, que aboga por un mayor proteccionismo fronterizo, incluso si eso supone romper amarras con la Unión Europea. Su candidata, Alice Weidel, ha propuesto que Alemania salga del euro en reiteradas entrevistas, incluida una con Elon Musk.

La mano derecha de Donald Trump ha influido en la campaña alemana con repetidos mensajes a favor de AfD. Su apoyo ha llegado al punto de que Bruselas ha pedido a su red social, X, que permanezca neutral ante los comicios germanos. Los intereses económicos de Musk en Alemania son desconocidos. No obstante, viendo el acuerdo que recientemente ha firmado con Giorgia Meloni en Italia, cabe pensar que buscaría un trato de favor si Weidel ganara la cancillería.

La izquierda ante el rechazo ecologista

Los otros dos partidos de la coalición, los socialdemócratas del SPD y los ecologistas del Die Grünen ('Los Verdes', en alemán), también han visto lastradas sus posibilidades electorales.

La crisis económica ha hundido la popularidad de Olaf Scholz, canciller de Alemania, hasta niveles no vistos en la democracia moderna del país. Por primera vez desde la caída del nazismo, el SPD no será uno de los dos partidos con más votos en unos comicios. Las encuestas le dan la tercera posición con un programa económico que defiende un aumento del endeudamiento para subsidiar a la renqueante industria y una mayor inversión en las prestaciones sociales como las pensiones.

Los Verdes, que van cuartos en los sondeos, apuestan por seguir la línea marcada por Robert Habeck, ministro de Economía y líder de la formación ecologista hasta 2022: mayor descarbonización y focalización por la transición ecológica en áreas como la energía. El desempeño de Habeck ante su política de emisiones cero han supuesto un duro revés a las posibilidades de Die Grünen. "La disminución del apoyo al ecologismo duro y a la marcada restricción fiscal han pillado mal a los partidos con plataformas muy enfocadas en estos asuntos, como los verdes y los liberales", indica Arcalean.

El inmovilismo, la crisis y la desconfianza convergieron en la petición generalizada de comicios. "Cada día nuevo con este Gobierno es un día perdido. Exigimos elecciones anticipadas lo antes posible", declaró el presidente de la Federación del Comercio Mayorista, Exportación y Sector Servicios de Alemania (BGA), Dirk Jandura, al romperse la coalición en noviembre.

La inquietud de los empresarios alemanes tiene que ver justo con las entrañas del Estado: la burocracia. Según la Cámara de Comercio e Industria de Alemania (DIHK), la mayor preocupación del tejido económico es la ineficiencia de la administración y el papeleo excesivo. "La economía alemana se ha quedado en el mundo analógico y no ha incorporado la revolución digital. La administración y las infraestructuras no están tampoco digitalizadas", indica Otero.

Una aburrida campaña electoral

Los analistas económicos creen que, aunque los partidos comparten recetas como disminuir esa burocracia, reinará el continuismo después de las elecciones. "Alemania está teniendo una campaña electoral estereotípica en lo que se refiere a la economía", valora Carsten Brzeski, director global de Macro en ING Research, en un informe especial sobre las elecciones. "Los partidos de centroizquierda están a favor de inversiones financiadas con deuda, mientras que los partidos de centroderecha esperan que la desregulación ejerza efectos positivos en el crecimiento que financien los recortes fiscales", añade.

Desde ABN Amro estiman que, independientemente del resultado, los partidos políticos no se atreverán a reformar las áreas clave que demanda la industria alemana y que los ciudadanos apremian con creciente desesperación. "Parece improbable un aumento del gasto público que cambie las reglas de juego, ya que sería difícil una reforma de gran alcance para frenar la deuda", indican Sonia Renoult y Jan-Paul van de Kerke, economistas de la firma, en otro análisis. El analista del Real Instituto Elcano, no obstante, sí cree que podrían ponerse de acuerdo los partidos para reformar el freno de la deuda y que Alemania se financie para reinvertir y salir de la crisis.

Una prueba de esta visión continuista se ve en las medidas sobre la vivienda, un problema que azota a todo el continente y que en Alemania destaca por que más de la mitad de los ciudadanos viven de alquiler. En un análisis realizado por Bloomberg sobre los programas electorales de las cuatro principales formaciones, se puede apreciar cómo las propuestas de los partidos para solucionar el problema inmobiliario es una prolongación de la doctrina general de los partidos:

  • CDU/CSU: simplificación de la burocracia para abaratar costes de construcción, promocionar vivienda social y mantener el control de precios de los alquileres.
  • SPD: reducir la burocracia y fomentar deducciones fiscales, expandir las promociones de vivienda social y extender federalmente el tope de precio de los alquileres.
  • AfD: abolir medidas ecologistas y europeas para abaratar costes de construcción, eliminar el control de alquileres y priorizar a los nacionales en los programas de vivienda.
  • Los Verdes: armonizar la legislación inmobiliaria y aplicar controles de renta regionales para promocionar la vivienda social.

La coalición pensionista o los halcones verdes

Teniendo en cuenta los sondeos y las dinámicas políticas alemanas, previsiblemente se formará una nueva coalición con el bloque del CDU/CSU en cabeza y su candidato, Merz, como futuro canciller de Alemania. La cuestión es la siguiente: ¿quiénes secundarán dicho Ejecutivo? Analistas de Citi estiman dos escenarios que han denominado:

  • La coalición pensionista: sería una alianza entre conservadores y socialdemócratas que reeditaría pasadas 'grandes coaliciones'. En este escenario, esperan un crecimiento moderado del PIB alemán y un contexto positivo para la deuda y los mercados.
  • Los halcones geopolíticos: en este caso, la alianza sería entre conservadores y verdes. Los analistas de Citi estiman un crecimiento mayor, de alrededor del 2% del PIB anual, motivada por las reformas estructurales.

Las previsiones trazan otro escenario posible, aunque de momento descartado: una coalición entre el CDU/CSU y Alternativa para Alemania. AfD ha sido sistemáticamente apartado de cualquier actividad política y los partidos han llegado a acuerdos esquivando los votos de la formación capitaneada por Weidel. Esta práctica podría cambiar incluso con una alianza CDU-SPD. "La relevancia electoral de AfD es lo suficientemente grande como para influir en las políticas promulgadas por una gran coalición", indica Arcalean. "Creo que AfD no tendrá influencia directa en la legislatura, pero sí que lo tiene en la agenda y temáticas de la realidad política alemana, como la inmigración o la relación con Rusia", señala Otero.

La situación en Alemania es inestable y desafiante para cualquier formación. Tras el fracaso del tripartito después de dos años de recesión, el nuevo Ejecutivo tiene el reto de acometer profundas reformas, incluso constitucionales, para transformar el modelo económico que ha estancado a la otrora locomotora europea. Este año, las previsiones son que el PIB crezca un 0,4% en 2025. El dato representaría que la recesión queda atrás, pero es insuficiente para alejar el invierno industrial que amenaza a Alemania.

Alemania ante la Unión Europea

De la misma manera que las bielas transmiten el movimiento de la locomotora a los ejes e impulsan los vagones, las decisiones políticas de Alemania tendrán un efecto en el resto de Europa. Otero cree que el Viejo Continente puede esperar tres escenarios: más ingobernabilidad en Alemania, una coalición que se apriete el cinturón y obligue al resto a hacerlo, o una mayor ambición de los intereses germanos que, ante la presión de EEUU, China y Rusia, se apoye en Europa.

"A diferencia de Scholz, que ha tenido un papel más pasivo en el plano internacional, Merz sí tiene una visión más europeísta", señala el investigador del Real Instituto Elcano, que advierte que ese renovado internacionalismo no se traducirá en mayor integración europea: "Merz habla mucho de los intereses alemanes. Si alguien espera un Gobierno alemán que abogue por una política industrial y fiscal europea como propone el informe de Mario Draghi, posiblemente se decepcione".

El próximo 23 de febrero los alemanes decidirán el nuevo mapa político de Alemania. Frente a los temores y al desamparo económico, los ciudadanos tendrán la oportunidad de responder qué país desean.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky