
Moody's considera que la "incapacidad" del Gobierno para aprobar unos nuevos presupuestos ha tenido el efecto positivo de que "ha contribuido a contener el gasto, impulsado una moderada consolidación fiscal", aunque al mismo tiempo refleja un riesgo político que "apunta a debilidades institucionales relativas".
"La estrecha mayoría del Ejecutivo en el Congreso lo deja expuesto a un cambio de estrategia política por parte de uno de los socios minoritarios de la coalición", señala Moody's, que advierte de que el aumento del gasto en pensiones y defensa ejercerá una presión creciente sobre las finanzas públicas durante los próximos cinco años.
La agencia de calificación ha publicado la pasada noche un informe que responde a la revisión periódica que hace de la coyuntura de España, pero que no supone "ninguna acción de calificación crediticia ni indica si es probable que se tome una en un futuro próximo".
En consecuencia, Moody's no ha tomado decisión alguna sobre la calificación de España, situada en aprobado alto (Baa1) con perspectiva positiva.
El informe apunta no solo los riesgos derivados de la situación política nacional, sino también del panorama internacional por la guerra entre Rusia y Ucrania.
En término generales, Moody's dice que España es una economía grande y próspera con fundamentos económicos sólidos que refleja una sustancial mejora competitiva, lo que se traduce en superávit externo sostenido, una menor deuda del sector privado y un mercado laboral más sólido.
"Dicho esto, las perspectivas de crecimiento de España a largo plazo son inciertas debido a problemas estructurales", dice el informe, que pone como ejemplo que no se dispone de la infraestructura de vivienda necesaria para sostener los flujos migratorios y que los fondos europeos no han servido para atraer inversión privada, aunque sí han mejorado los niveles de inversión pública.
La agencia prevé que la ratio de deuda pública de España se reduzca ligeramente en los próximos años, impulsada por un sólido crecimiento nominal y un aumento de los ingresos, pero alerta del impacto que puede tener un endurecimiento de la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE) en el pago de intereses.