Economía

Los sindicatos centran la presión del 1 de Mayo en los partidos para que no frenen la reducción de jornada laboral en el Congreso

  • Unai Sordo (CCOO) pide a los grupos que no comentan un "fraude de ley" y permitan su toma en consideración
  • Pepe Álvarez (UGT) apela al Parlamento a atender la demanda del 70% de los ciudadanos
Cabecera de la manifestación del Primero de Mayo de Madrid.
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Los sindicatos habían convocado un total de 80 movilizaciones en diferentes puntos de España con motivo de este 1 de Mayo, en el que CCOO y UGT han decidido desviar la atención desde los temas puramente laborales hacia la amenaza que entienden que representa la política adoptada por Donald Trump y otros dirigentes internacionales para "recortar derechos". Si bien, la reducción de la jornada laboral que el Gobierno espera enviar al Congreso de los Diputados la próxima semana no ha pedido protagonismo, con mensajes dirigidos a los partidos políticos que tienen la aprobación en su mano. El secretario general de UGT, Pepe Álvarez, y su homólogo de CCOO, Unai Sordo, encabezaban la marcha de Madrid que comenzaba a las 12 de la mañana en Gran Vía y en la que les acompañaba la vicepresidenta y ministra de Trabajo Yolanda Díaz.

"Estamos ante un Primero de Mayo especialmente importante, que tiene un carácter internacional como no lo había tenido nunca. La internacional del odio quiere acabar con los derechos y libertades de la inmensa mayoría de los ciudadanos y las ciudadanas" expresaba el líder de UGT minutos antes de que comenzara la protesta. "Tiene que servir para poner pie en pared y decir que más allá de los aranceles que van en contra de los agricultores, de los productos de nuestro país" añadía antes de referirse directamente a los grupos parlamentarios para pedir que no frenen el proyecto de ley de las 37,5 horas en la primera votación y permitan que se de un debate y una negociación.

"Sería un timo a la democracia que los grupos parlamentarios impidan este debate. No se trata de aprobar el proyecto tal y como va, se trata de ver si el Parlamento español atiende a una demanda de cerca del 70% de los ciudadanos y ciudadanas que quieren reducir el tiempo de trabajo" apuntaba Álvarez, que invitaba a la oposición a llevar "argumentos sólidos" en contra de la medida, si los tienen. Lo cierto es que los sindicatos se han mostrado abiertos a introducir cambios sobre el pacto con Trabajo desde el mismo día de la firma, conscientes de la dificultad de poder sacar esta ley adelante con la fragmentación actual del Congreso e introdujeron un margen para adaptar los convenios colectivos con el fin de minimizar los conflictos dentro de las empresas.

A pesar de que el acuerdo con los sindicatos se firmó en diciembre de 2024, el anteproyecto no pasó al Consejo de Ministros en primera vuelta hasta febrero ya que los departamentos de Trabajo y Economía protagonizaron un enfrentamiento a cuenta de esta medida. El ministro Carlos Cuerpo defendía que esta medida debe complementarse con ayudas que permitan compensar los costes que podría trasladar esta política a las pequeñas y medianas empresas, Díaz en cambio, quería guardarse esta baza para poder negociar con PNV y Junts y esta fue la postura que se impuso finalmente. No obstante, el apagón del pasado lunes frustró sus planes de dar el último 'aprobado' en el seno del Gobierno al proyecto de ley antes del 1 de Mayo y se hará una semana más tarde.

"Queremos mandar un doble mensaje" apuntaba Sordo desde Madrid, haciendo referencia a este examen parlamentario y a la incertidumbre generada por las políticas estadounidenses. "España tiene que consolidar una reducción legal del tiempo de trabajo e instamos a los grupos políticos a que no cometan el fraude de ley que supondría no tomar en consideración el acuerdo alcanzado por las organizaciones sindicales y el Gobierno" reclamaba, en alusión al primer obstáculo que tendrá que superar la norma al ser enviada a la Cámara Baja. Si los grupos dan un primer sí, la ley iniciará su tramitación en comisión y después en pleno para después, eventualmente, pasar al Senado. Sin embargo, si es rechazada en este primer paso, será devuelta al Consejo de Ministros.

Díaz también ha querido concentrar su mensaje en la reducción de la jornada semanal. "El Primero de Mayo nace en una enorme huelga en Chicago por unos trabajadores que reivindicaban la jornada de 40 horas" ha recordado para señalar la agenda laboral que comparten líderes como Donald Trump, Javier Milei o Viktor Orbán "en contra del sindicalismo". "Queremos más, el siguiente paso se llama reducción de la jornada laboral Pablo Iglesias también convocó en Madrid su primera manifestación pidiendo la reducción a 8 horas y creo que va a ser el último 1 de Mayo en el que tengamos una jornada laboral máxima de 40 horas" ha defendido a las puertas de enviar el proyecto de ley al Parlamento. "Tiene que hablar la soberanía popular y pido a las formaciones políticas que estén a la altura" ha reclamado en alusión directa a los diputados del PP.

Los representantes de los trabajadores también incluyen en el horizonte la reforma de la indemnización por despido improcedente, después de que se hiciera público el criterio del Comité Europeo de Derechos Sociales (CEDS) sobre la reclamación impulsada por UGT y a la espera de que suceda lo mismo con la presentada por CCOO. La responsable de Trabajo comparte esta "indemnización a la carta" que atiende al daño causado a cada trabajador en función de sus características personales, pero el ala socialista del Gobierno se ha mostrado reacia a este cambio, al igual que los empresarios, por lo que todavía no hay plazo para abrir una mesa de negociación al efecto ni está previsto que se impulse antes de implementar las 37,5 horas.

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