
El consorcio automovilístico Volkswagen cierra con éxito el ejercicio fiscal 2017, con una facturación superior a la del año anterior. Este incremento positivo se debe, entre otras cosas, a los mayores volúmenes de ventas y a las mejoras en los costes de producto.
Los efectos del 'dieselgate' todavía colean y este año pasado se han traducido en gastos extraordinarios que han supuesto importantes salidas de efectivo, principalmente para cubrir las llamadas a revisión y los programas de recompra de los motores 2.0 y 3.0 TDI en Estados Unidos. Pero ni esta merma en el flujo de caja ni la falta de confianza en la marca por parte de la clientela han evitado que el grupo Volkswagen haya firmado en 2017 un beneficio neto atribuido de 11.354 millones de euros. Esta cifra es, por sí sola, representativa, pero lo es aún más si se tiene en cuenta que duplica holgadamente la de 2016.
Crecen los beneficios y crecen las ventas totales, que han pasado de 10.391 a 10.777 unidades, lo que supone un aumento del 3,7%. También sube la producción de vehículos un 4,5% hasta alcanzar las 10.875 unidades y, como dato significativo, crece el número de empleados un 2,5% hasta superar los 642.000 a lo largo del mundo. Lupa en mano, si se analizan las marcas más importantes que pertenecen a Volkswagen AG, queda a la vista que Audi, Seat, Skoda y Porsche aumentaron -por ese orden- sus ingresos por ventas en 2017, mientras Bentley y Volkswagen los redujeron. En el caso de esta última marca, que a la postre da nombre al consorcio, la caída se atribuye a la reclasificación de empresas y a las partidas especiales destinadas a hacer frente a los asuntos derivados del escándalo de las emisiones de los motores de gasóleo.
Tres millones de coches eléctricos en 2025
Matthias Müller, consejero delegado del grupo, ha manifestado en la conferencia de resultados económicos de VW celebrada en Berlín que "de cara al futuro, nos enfrentamos a una serie de grandes retos y cambios radicales". Entre ellos, la transición a la movilidad eléctrica. Si en este momento son tres los centros que contemplan la producción de vehículos electrificados (de un total de 120), la estrategia marcada por la compañía contempla que sean nueve dentro de dos años y 16 en 2022.
Un objetivo ambicioso y necesario para poder afrontar lo que viene, ya que según palabras de Müller, para el año 2025 cabe esperar unas ventas anuales de tres millones de coches alimentados por baterías. Se prevé la llegada de 80 nuevos modelos en este periodo de tiempo, de los cuales, 50 serán eléctricos puros y los otros 30, híbridos enchufables.
En la reciente edición 2018 del Salón de Ginebra, cuyas puertas todavía están abiertas, se han dejado ver muchas innovaciones en este campo. Modelos como el Audi e-tron, el Porsche Mission E Cross Turismo o el I.D. Vizzion se han convertido en un reclamo y en toda una declaración de intenciones por parte del grupo Volkswagen, que parece dispuesto a dar un gran empujón a la electromovilidad con grandes inversiones y con la aspiración de convertirse a corto plazo en la compañía que más vehículos de este tipo ofrezca en su gama.
No obstante, durante este proceso de transición y cambio no se abandonarán los sistemas de propulsión convencionales. Se están destinando importantes sumas de dinero a dar forma a la movilidad del mañana, pero sin dejar de lado las tecnologías de hoy, que seguirán jugando un papel importante en los próximos años. No deja de ser curioso, en cualquier caso, que el propio responsable de Volkswagen AG considere a los diésel modernos como "parte de la solución de futuro y no del problema".