
La OPEP ha pisado el acelerador y la demanda se hiela con los aranceles. Esta conjunción de factores tiene un resultado muy claro para los analistas y expertos del mercados: El precio de barril, que ya borra más de 15 dólares en lo que va de año y cotiza en el entorno de los 61, se asoma a una era de bajos precios. Sin embargo, ya no solo es que lo digan las principales casas de Wall Street, un indicador inesperado se ha activado apuntando en la misma dirección: Putin y el Kremlin.
Rusia ha cambiado el mecanismo clave de sus presupuestos, que depende de forma sensible del crudo, asumiendo que toca una era de precios más bajos. En concreto esto es la "regla presupuestaria petrolera". Este es un mecanismo fundamental para la economía rusa, altamente dependiente de la energía. Resumiendo, para proteger la contabilidad nacional de la volatilidad de los precios, el Kremlin fija un precio de referencia, una cifra que consideran sostenible. En esta ocasión se ha decidido rebajar este límite anticipando una era de menores precios.
Teniendo en cuenta que Rusia forma parte de la OPEP+ y ha sido uno de los líderes en recortes voluntarios, este movimiento da argumentos para que no se trate de una simple amenaza. El cártel ha triplicado la producción que pone en el mercado por tercera reunión consecutiva. El grupo llevaba un año y medio retirando barriles del mercado para mantener elevados los precios. La idea era una desescalada suave que ya se había retrasado mucho, volviendo a incluir unos 135.000 barriles diarios por reunión. Sin embargo Arabia ha liderado un giro radical introduciendo cerca de 411.000 barriles en las dos últimas reuniones. Esto ha provocado una gran grieta en los precios y Rusia ya se prepara para el impacto alterando su gran regla.
Así funciona la regla de oro
Moscú pone esta línea en la arena con un objetivo claro, todo ingreso extra que provenga de un precio mayor a ese queda vetado para el presupuesto. En su lugar se guarda en el Fondo Nacional de Bienestar. Si por el contrario el crudo baja por debajo de ese límite, el gobierno puede usar ese vehículo especial que actúa como fondo soberano para cubrir el déficit. El objetivo de esta medida es otorgar estabilidad y que los presupuestos no dependan de las oscilaciones del crudo.
Este Fondo Nacional de Bienestar es fundamental pues se usa para mantener el sistema de pensiones al margen de cubrir los pagos presupuestarios cuando falla el petróleo. Este vehículo invierno en proyectos nacionales, divisas, oro y bonos. Por lo tanto, no es solo una hucha que el gobierno use para paliar los años petroleros complicados, el Kremlin tiene especial interés en que no se vacíe.
Si bien estar dotado de grandes yacimientos de crudo y gas esto te expone a una 'maldición', la alta exposición, la volatilidad y el caos.. Estos dos productos por sí solos representan más del 40% de todas sus exportaciones. Según la agencia de estadísticas Rossat, la participación del crudo y el gas en el PIB ruso supera el 20%. Esta relación, además, viene creciendo en 2024 donde los ingresos por petróleo y gas aumentaron un 26% hasta los 108.220 millones de dólares, según afirmó el mismo ministro de energía Alexander Novak.
Esta alta dependencia ha provocado verdaderas crisis y shocks que la 'regla presupuestaria petrolera' pretende solucionar. El ejemplo más reciente es la crisis del rublo de 2014, donde precisamente Arabia inundó el mercado para destrozar el fracking estadounidense. Esto provocó un desplome del brent de 110 dólares a 30, algo que, sumado a las sanciones por la anexión de Crimea, provocaron una pérdida del 50% del rublo frente al dólar. El Banco central de Rusia puso en marcha una subida del 17% en los tipos de interés y, en última instancia, se disparó la inflación un 13% y se desató una recesión en 2015 del 2,5% del PIB con un desplome del consumo interno del 10%.
Desde Oxford Economics señalan que la regla ha sido especialmente útil. "La implementación de la regla presupuestaria ha permitido a Rusia acumular reservas durante los períodos de altos precios del petróleo, proporcionando un colchón financiero para tiempos de precios bajos." La firma continua explicando que este mismo 2024 "esta estrategia ayudó a mitigar los efectos de la volatilidad en los mercados energéticos, permitiendo al gobierno mantener el gasto público sin recurrir a un endeudamiento excesivo".
El movimiento de Putin
Pero, ¿qué movimiento concreto ha realizado Rusia? El país euroasiático ha rebajado en 10 dólares el límite al crudo desde los 60 dólares el barril a los dólares. Rusia se está viendo dañada por partida doble y necesita aligerar la norma para evitar una caída en sus cuentas nacionales. La última vez en tocar este indicador fue en 2022, cuando la guerra de Ucrania disparó los precios hasta llegar a tocar los 120 dólares. En aquel momento el precio de referencia pasó de los 40 dólares a los 60.
El Ministerio de Finanzas triplicó su objetivo de déficit presupuestario para 2025 la semana pasada después de que se redujeran las expectativas de ingresos y el precio del petróleo. Los fondos líquidos disponibles para gastar se redujeron a 3,3 billones de rublos en abril, frente a los 8,4 billones de rublos de principios de 2022, antes del inicio de la invasión.
Ese umbral de 60 dólares el precio del barriles significan que un duro golpe para la economía y un desafío para ese sistema pues si se sigue tirando del fondo soberano para pagar déficit (dado que se cumplen los criterios con el barril de los Urales cotiza en los 48,9 dólares) este quedará en riesgo. El Kremlin busca minimizar esa posibilidad mientras las cuentas públicas al trabajar con una meta de precios más cercana a la realidad pueden operar con más claridad.
Tras la decisión de los miembros de la OPEP+, Rusia podrá aumentar su producción de crudo a 9,16 millones de barriles diarios en junio, según Bloomberg. En marzo, el país extrajo 8,965 millones de barriles diarios. Rusia ha votado favorablemente a la nueva inyección de barriles de la OPEP con la idea de compensar parte de lo perdido en precios con un aumento de sus ventas.
El golpe del crudo
De momento las previsiones del PIB del propio ministerio de economía de Rusia apuntan a un crecimiento del 2,5% para este año, una sonora desaceleración tras el 4,3% de 2024. La caída puede ser incluso más sonora si se toman las previsiones del FMI, que apuntan a un crecimiento ya de solo el 1,8%. El petróleo tiene buena parte de la culpa tanto de esto como del déficit en el que está entrando Rusia. Según el propio ministerio de FInanzas la estimación de déficit ha pasado del 0,5% al 1,7% solo por la caída en los precios y el golpe que prevén en los ingresos energéticos. Según el último estudio del Banco de Finlandia realizado este lunes, si el barril está en los 55 dólares este 2025 esto supondrá un impacto de medio punto más al crecimiento ruso.
Los frentes de Rusia se han multiplicado con la guerra, con una inflación del 10,3% y repuntando en 2023. El gasto público ha subido con claridad un 6% y se han formado cuellos de botella ante la baja oferta de trabajadores y suministros (por el conflicto) que han afectado especialmente a los alimentos. Esto incluso con unos tipos de interés en el 21%. El Banco de Finlandia explica que el crudo también está siendo la clave para explicar el repunte de los precios (con el IPC en máximos desde 2023) dado que "una bajada en los precios frena al rublo y encarece las importaciones, algo que afecta especialmente a la tecnología y maquinaria".
Al margen del impacto que pueda generar en Rusia esta era de bajos precios en el petróleo hay algo que queda claro: Rusia ya la asume más allá de una bravata de Arabia y actúa en consecuencia. El principal motivo por el que la OPEP está acelerando el paso es porque el Reino está viendo con gran desaprobación como diversos países, aunque en particular Kazajistán, están acelerando la producción saltándose los límites. Ante este problema ha optado por acelerar el paso y no seguir pagando la fiesta de Astaná o Bagdad. Pese a quien puede pensar que este pulso podría resolverse pronto y de esta manera lograr un cártel calmado en su desescalada, no es lo que opina Rusia, que cambia una de sus reglas fundamentales.