
Alemania atesora algunas de las marcas de coches más prestigiosas y populares del mundo, como Porsche, BMW, Audi, Volkswagen u Opel. Sin embargo, Isdera no estaba a la altura de popularida de estas grandes fimas automovilísticas, aunque era referente entre quienes no escatiman a la hora de comprar un coche y prefieren que el suyo esté totalmente personalizado.
Isdera, que actualmente tiene se sude en la localidad de Saarwellingen, está a punto de echar el cierre después de 56 años de incesante actividad, durante los cuales ha diseñado algunos de los coches más espectaculares del mundo en su momento. La firma nació en 1969 de la mano de Eberhard Schulz con un taller ubicado en la localidad germana de Leonberg –nombre conocido también por ser una raza de perro-, situada a unos 13 kilómetros al oeste de Stuttgart. y fue refundada en 1982.
El fabricante alemán de automóviles deportivos se ha declarado en quiebra y el pasado 11 de abril se abrió un procedimiento de insolvencia en el Tribunal de Distrito de Saarbrücken, en el que abogado Thomas Becker fue nombrado administrador concursal provisional.

Los vehículos de esta marca, dedicada exclusivamente a fabricar coches deportivos o superdeportivos, no se producen en cadena, sino de manera manual y bajo pedido de compradores que no tiene problemas de dinero. Es decir, por encargo. Estos debían contactar directamente con en director ejecutivo de la compañía para realizar un pedido y el coche le era entregado en un plazo de unos 6 meses.
Desde que en 1969 comenzara a producir su primer vehículo, el Isdera Erator GTE, que vio la luz en 1970, ha lanzado otros prestigiosos modelos, como el Spyder 036i (1983), el Imperator 108i (1984) y el Imperator 033i Spyder (1986), todos ellos presentados en distintas ediciones del Salón del Automóvil de Ginebra.

En todo caso, el modelo más famoso en la historia de la compañía es el Isdera Commendatore 112i, producido en 1993, un superdeportivo capaz de acelerar de 0 a 100 en 4,7 segundos y que puede alcanzar los 342 km/hora, aunque no salía barato tampoco hace 30 años, cuando se vendía a un precio de 466.000 dólares. Características como su diseño exclusivo y futurista y el hecho de tener una producción limitada han acompañado siempre a la firma alemana.
Símbolo de exclusividad
A pesar de que los coches de esta marca alemana, que es símbolo de exclusividad, tienen precios que han oscilado hasta ahora entre el medio millón y los 4 millones de euros, la empresa nunca consiguió obtener amplios beneficios, más bien cubría gastos. Y es que cada Isdera es una pequeña obra de arte destinada a un público muy concreto de alto nivel adquisitivo, que también tiene otras opciones en el mercado.

La dirección de la empresa ha comunicado que se encuentra en quiebra y no tiene otra opción que echar el cierre. Isdera se ha declarado en quiebra ante el Tribunal del distrito de Saarbrücken, una entidad administrativa especial en el estado federal del Sarre.
A lo largo de los años, Isdera también ha colaborado con otras marcas prestigiosas, como Mercedes-Benz, con el diseño del prototipo CW311, que finalmente no convenció a Mercedes y Schulz lo acabó desarrollando por su cuenta con un nuevo nombre y convirtiéndose en el modelo más exitoso de la firma, el Imperator 108i, estrenado en 1984 y primer modelo oficial de la marca.

La empresa presumía de que "durante más de 40 años ha sido sinónimo de diseño vanguardista, ingeniería de primera clase, desarrollos pioneros y artesanía de alta gama. Hemos creado vehículos legendarios como el Imperator 108i, el Commendatore 112i y el Commendatore GT, lo que demuestra nuestra capacidad para ofrecer a una amplia gama de clientes, desde componentes individuales hasta vehículos completos". Ahora, todo ha cambiado.
Fracaso eléctrico
Las cuentas de Isdera son desastrosas, hasta el punto de que no le ha quedado otra que acreditar su quiebra ante un juez, no sin antes despedir a todos sus trabajadores. Y eso a pesar de que la empresa trató de adaptarse a los tiempos apostando por los motores eléctricos. En 2018, la marca lanzó el Commendatore GT, el que sería su último modelo, que era 100% eléctrico y se inspiraba en modelos clásicos.

La empresa ya había sido vendida por entonces al grupo Sinfonía Automotive AG, con lo cual se unió a inversores chinos para intentar inyectar capital y reflotar la compañía. Pero el Commendatore GT fracaso en ventas en el peor momento.
Esa apuesta por lo eléctrico llevó a Isdera incluso a crear una fábrica en Asia y a colaborar con empresas chinas, pero los inversores con los que contaban se declararon insolventes.

La quiebra de Isdera, eso sí, promete beneficiar a quienes posean ya uno de sus coches. Si ya eran objetos de culto, ahora que en principio no van fabricarse más, los automóviles de esta firma adquieren una nueva dimensión que, a buen seguro, elevará el precio de los modelos ya vendidos.
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