Infraestructuras y Servicios

Lluís Salvadó (Port de Barcelona): "Cataluña no tendrá impuesto para los grandes barcos, la tasa ha caído"

  • La instalación reordena sus terminales de cruceros para atraer un segmento exclusivo sin ganar tráfico de pasajeros
  • La sintonía entre Estado y Generalitat desbloquea las nuevas conexiones ferroviarias y permitirá dimensionar la actividad logística
Lluís Salvadó, presidente del Port de Barcelona. Alberto Paredes
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Acercarse al puerto de Barcelona es hoy pasear por un paisaje de obras, vallas, pequeñas camionetas y trabajadores que se emplean a destajo para tener lista la infraestructura necesaria para la celebración de la Copa América. Pero la competición de vela verá solamente la primera fase de una transformación que pretende alejar los cruceros de la ciudad, impulsar la electrificación del embarcadero y recuperar los espacios más cercanos a la capital catalana para la ciudadanía.

El presidente de la instalación, Lluís Salvadó (La Ràpita, Tarragona, 1969) se sienta con elEconomista.es antes de las elecciones autonómicas catalanas para repasar el panorama de inversión puesto en marcha en el marco de la celebración de las primeras jornadas de puertas abiertas de la infraestructura. Con la incertidumbre de qué sucederá con su cargo una vez haya nuevo Govern (es una posición pública), el gestor celebra la nueva etapa política de colaboración tanto con el Ayuntamiento de Barcelona como entre el Estado y la Generalitat.

Primeras jornadas abiertas del puerto de Barcelona: ¿por qué han decidido organizar este evento?

Para dar respuesta a dos voluntades. La voluntad de la ciudadanía de conocer más cuál es la realidad del puerto y el deseo de la autoridad portuaria de abrir puertas e interaccionar con el conjunto de la ciudad. Es la culminación de un trabajo para incrementar la relación con los vecinos que ya ha dado resultados como la feria de Navidad, con un éxito brutal. La verdad es que lo planteamos como una prueba piloto y está teniendo muy buena aceptación: estamos a punto de agotar las 16.000 plazas que habíamos puesto en oferta.

¿Qué se les permitirá a los inscritos?

Hay una parte del puerto abierta, pero luego hay 1.100 hectáreas a las que, por motivos de seguridad, no se permite el acceso. Ahora se podrá acceder, como también hacen otros embarcaderos del norte de Europa.

La jornada se celebra en un momento de transformación total de la instalación. Empezando por los cruceros, ¿qué se persigue con la reordenación de terminales?

Para empezar, tenemos la voluntad de girar como un calcetín el muelle Barcelona. Que deje de haber cruceros y se abra a la ciudadanía. Ya cerramos la terminal de Baleària, que estaba al pie de Las Ramblas, e imponía unas barreras físicas. Ahora estamos urbanizando el muelle de Drassanes, que estará listo para la Copa América. Pero eso fue solo la primera parte. La segunda fase consistió en cerrar la terminal Norte y la siguiente en cerrar la terminal Sur, que irán al muelle Adosado. Así podremos transformar esto en un puerto para la ciudad. La idea es que Las Ramblas terminen en el muelle a través de pasarelas. Seguimos con nuestra voluntad de desplazarnos hacia el sur para dejar espacio a la ciudad.

¿Y cómo quedarán estos espacios?

Tenemos un plan estratégico de crecimiento del Port Vell. Más allá de las pasarelas, nuestra voluntad es que después de la Copa América continúe el proceso de transformación. Es obvio que habrá muchos turistas, pero lo que queremos es que haya actividades culturales. Por ejemplo, los tinglados de la nueva bocana tendrán actividad cultural con presentaciones temporales. También la explanada en la que debía ir el Hermitage se destinará al mismo uso. Además, al muelle Barcelona queremos darle vida a través de los clubes náuticos. El World Trade Center podrá mirar hacia fuera, algo que ahora no puede hacer por temas de navegación. Y claro, abogar por espacios de innovación tecnológica, como el de la fundación Norrsken

¿Y en el otro extremo del puerto?

En el muelle de Pescadores ya tenemos el palco acabado y pasada la Copa América lo reurbanizaremos para que la ciudadanía pueda llegar a la Torre del Reloj con una pasarela. Lo mismo en el muelle España, donde tiene que ir ubicado el nuevo Liceu, que redefinirá el espacio al completo. También queremos convertir el Port Vell en un espacio de oferta gastronómica de nivel, con diferentes iniciativas que se están cocinando. Y todo quedará conectado con el bus náutico que, a un precio muy bajo, servirá para acceder a los distintos espacios.

¿Cuál es el plan con los cruceros?

La liberación de estos espacios implica la construcción de nuevas terminales de alto standing, terminales mucho más modernas que solo hemos visto en ubicaciones como Miami. La terminal G, que abrirá en 2027, es, de lejos, la más atractiva de Europa. Al final lo que estamos haciendo es reorientar Barcelona hacia un segmento de mayor calidad y menor cantidad que nos ayudará a captar un turismo norteamericano de mayor valor añadido.

El Govern, no obstante, tenía en marcha una tasa para las grandes embarcaciones, ¿cómo cree que afectará?

Cataluña no tendrá este impuesto. La tasa ha terminado. Ni la ha habido ni la habrá. El impuesto no ha prosperado y no se aplicará. Hay que tener en cuenta que era una tasa sobre el NOx y los cruceros han bajado mucho sus emisiones de este gas con el gas natural licuado. Era una tasa que afectaba al tráfico comercial y a alguien le interesó denominarla la tasa de los cruceros, pero no les afectaba.

¿Ha caído en tramitación parlamentaria?

Ni se llegó a tramitar. Cuando entró, todos los grupos presentaron enmiendas a la totalidad y ya ni se llegó a votar. No prosperó.

Lluís Salvadó, durante la entrevista. Alberto Paredes
Lluís Salvadó, durante la entrevista. Alberto Paredes

¿Podemos dar por terminada la etapa de la guerra política contra los cruceros? ¿Cómo es ahora la relación con el Ayuntamiento de Barcelona?

Estamos en una etapa de gestionar de manera integral todo el turismo que llega. Y en el puerto queremos ser referente de la transformación del modelo. Una ciudad líder como Barcelona tiene la posibilidad de transformarse y eso nos permite poner nuestras condiciones, con embarcaciones más sostenibles y modernas, que no consumen agua de la ciudad y que en cuatro días podremos enchufar para que no emitan ningún tipo de humo. En dos años debemos tener el enchufe de 50 megavatios instalado, por eso ya lo estamos licitando.

Se dice que los cruceristas aportan poco valor añadido.

Nuestro modelo es avanzar hacia un crucero más pequeño y apostar por el puerto base, desde el que salgan los cruceros. Eso aporta mucho valor añadido frente al puerto de tránsito.

¿Y qué harán con las terminales dentro de este viraje? ¿Puede haber cambios en las operadoras?

Estamos en un proceso de reflexión en algunas de las terminales, de realizar una transformación. En todo caso, todavía no estamos en fase de poder avanzarla. El objetivo es avanzar hacia terminales más premium, para barcos más pequeños. Representará cambios, pero no puedo decir más.

La otra pata de la transformación del puerto es la parte logística.

El sector marítimo en los últimos 20 años ha tendido al gigantismo. En el año 2000, los barcos transportaban 10.000 contenedores y ahora transportan 24.000. Son embarcaciones más grandes y eficientes, pero esto significa que debemos adaptar urgentemente el Port para navíos más grandes. Y esto hay que hacerlo antes de 2030, con la transformación del muelle Prat y el muelle Cataluña.

¿Y a nivel de electrificación?

En julio pondremos en funcionamiento el primer Onshore Power Supply (OPS) del Mediterráneo en la terminal BEST. Será un salto cualitativo muy importante porque los barcos de contenedores se podrán conectar a la red. Y antes de final de año inauguraremos el segundo.

Pero la gran inversión pendiente son los accesos ferroviarios.

Debemos dar un gran salto cualitativo. Los contenedores no deben salir en camión, deben salir en tren. Hoy estamos al 15% y no podemos crecer más porque las infraestructuras están desfasadas. Tenemos las infraestructuras ferroviarias de 1950 y hay que implementar un proyecto que era necesario ya en el año 2000 y todavía tenemos pendiente.

Lluís Salvadó, durante la conversación. Alberto Paredes
Lluís Salvadó, durante la conversación. Alberto Paredes

¿Cómo es el diálogo con el Estado?

Se ha abierto una etapa muy constructiva ente el Gobierno, la Generalitat y el puerto. Los 18 años anteriores fueron un drama, pero desde 2018 hay voluntad de acuerdo. Tenemos ya el proyecto básico y ahora estamos en fase de adjudicar los proyectos ejecutivos. Además, hace semanas cerramos el acuerdo de financiación, que implicará 800 millones de euros y nosotros pondremos 200 millones.

¿Qué porcentaje de mercancías saldrá en tren al final de la obra?

Al menos debemos doblarlo. En 2030 no llegaremos al 30% que pide la Unión Europea, pero hay que conseguirlo en 2035. En el resto de puertos españoles apenas se conseguirá llegar al 10%, porque ahora mismo están al 4,5%.

¿Cómo se financia tanta inversión?

Salimos de una etapa de planificación en la que ha habido poca obra porque se estaban preparando los proyectos. Esto nos ha permitido hacer caja para afrontar los 300 millones que invertiremos en los próximos dos años con recursos propios. Creemos que buena parte de las necesidades hasta 2032 las podremos financiar con los beneficios generados.

Todas estas inversiones son importantes también para no quedar atrás respecto a Valencia y Algeciras, ¿no?

El objetivo del Puerto de Barcelona no es ser un puerto de tráfico, como Valencia y Algeciras. Nunca nos hemos planteado tener muchos millones de contenedores de tráfico, porque esto no aporta valor a la economía. Debemos dar servicio y competitividad a nuestra industria local. Y eso se consigue con el tráfico que viene de todo el mundo, que llega al puerto de Barcelona y se distribuye para que lleguen a nuestros comercios e industrias y al revés. Que sirvan a nuestro hinterland, que es más amplio que Cataluña y llega a todo el valle del Ebro y el sur de Francia, pueda también exportar sus producciones. Este es el objetivo Barcelona.

El año pasado cayó el volumen de mercancías por las diferentes crisis geopolíticas, ¿se recuperará el tráfico este año?

Nuestros tráficos son muy sensibles a la coyuntura internacional. Y probablemente más a la economía china que a la estadounidense. Si la economía china no va bien el tráfico mundial se detiene. El año 2022 fue excepcional, el 2023 se consolidó ligeramente a la baja y 2024 volverá a ser excepcional, romperá todas las estadísticas de la historia. Ayudamos a una crisis global provocada por el cierre del canal de Suez y batiremos el récord, que era de 3,5 millones de contenedores. Este año superaremos los 4 millones.

¿Qué papel juega Barcelona en el cierre del canal?

Hacemos de puerto de tráfico para suministrar mercancías en el Mediterráneo Oriental. Los puertos del Mediterráneo Oriental, que eran de paso, han quedado fuera de las rutas y lo que están haciendo las navieras es redistribuir desde Barcelona. En el tráfico hemos crecido más de un 50% y hemos elevado más del 25% del tráfico de contenedor.

Y de cara al gran evento del verano, ¿está todo preparado para la Copa América?

Todas las obras están desarrollándose on time. Ahora hemos frenado por las elecciones, pero pasado el proceso electoral entraremos en una batería de inauguraciones y puestas en funcionamiento de todo el paquete de actuaciones. Todo va sobre el calendario previsto y eso significa que inauguraremos la nueva lonja de pescadores y los tinglados, pondremos en funcionamiento el bus náutico, las obras de Drassanes... Evidentemente, las bases de los equipos están plenamente operativas y ya están llegando los barcos.

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