
Pagar caro por el turrón nunca ha detenido a nadie en Navidad, y lo mismo ocurre con los mercados financieros. A pesar de valoraciones históricamente altas, especialmente en EEUU, las expectativas de consenso para 2025 son extremadamente dulces. Algunas casas predicen un crecimiento del S&P 500 de hasta el 18%, como si el mercado pudiera seguir subiendo sin límites.
Sin embargo, cuando la bolsa cotiza a 25 veces beneficios, la historia nos recuerda que estos precios suelen traer rentabilidades futuras mediocres o negativas. Seguro que recuerdan aquel famoso turrón más caro del mundo que, hablando de mercados, nos lleva a preguntarnos hoy si los precios están realmente justificados.
¿'Turrón premium' o burbuja?
La economía estadounidense sigue creciendo a un ritmo del 2%, por encima de la mayoría de los países desarrollados, pero cercano a su límite. El consumo es el motor principal, pero los indicadores adelantados sugieren que podríamos estar a las puertas de una recesión. Mientras tanto, las políticas pro cíclicas de Trump, como los aranceles y las desregulaciones, generan más incertidumbre que confianza.
Recordemos que en 2018-2019, medidas similares llevaron a un aumento de la volatilidad y caídas en los mercados. En resumen, como un turrón que se hace pedazos antes de llegar a la mesa.
En el caso de Europa y China podríamos estar hablando del turrón de almendra amarga. Europa, aunque mejora, sigue siendo como ese turrón que prometía mucho pero llega un poco seco. Con una subida del 21% en el DAX, las expectativas son altas, pero dependen de decisiones políticas clave, como mayor gasto fiscal en Alemania y Francia. China, por su parte, enfrenta problemas estructurales. Pese a los estímulos, el consumo sigue bajo y el sector inmobiliario, clave para el efecto riqueza de los hogares, está en declive, con precios un 80% por debajo de sus máximos.
Estos problemas podrían lastrar la recuperación global, como un mal corte en un turrón que afecta a toda la barra.
La Inteligencia Artificial, el turrón innovador
Sin lugar a dudas la Inteligencia Artificial es ese turrón innovador que cada Navidad nos sorprende y nos hace poner una sonrisa (o en ocasiones una mueca de asco). En el mundo de las inversiones, la inteligencia artificial es el nougat del momento: algo nuevo y prometedor, pero no exento de dudas.
Ejemplos como Microsoft y su Copilot muestran que la IA tiene potencial, pero la pregunta sigue siendo cuánto beneficio real puede generar a corto plazo. Como con cualquier tendencia, es crucial separar lo realmente sustancial de lo especulativo.
Nuestro escenario base incluye una recesión en EEUU y Europa, con caídas potenciales del 15% en los mercados de renta variable. Pero esto no significa que no haya oportunidades. Los sectores defensivos como utilities, defensa y consumo estable podrían ofrecer refugio.
En renta fija, se esperan movimientos significativos en los bonos del Tesoro a 10 años de EEUU, con rendimientos cayendo del 4,4% al rango de 3-3,5%, aunque de forma no lineal. La liquidez sigue siendo alta, pero los hogares ya están en máximos de exposición a renta variable, lo que limita nuevos flujos hacia las bolsas.
Y si a estas alturas nos hemos empachado ya un poco de turrón, no olvidemos que hay otras alternativas. Los activos alternativos como el oro, el private equity y los hedge funds se consolidan como piezas clave en las carteras y su peso no debería estar por debajo del 20%.
2025 no será un año sencillo, pero tampoco carente de oportunidades. La clave estará en diversificar y mantener una posición defensiva, priorizando sectores y activos que ofrezcan estabilidad y protección frente a la volatilidad.
Como con el turrón más caro, la cuestión no es solo pagar el precio, sino valorar el sabor y decidir cuándo disfrutarlo. En un mercado caro, la estrategia y la perspectiva son el verdadero regalo navideño.