
Una de las señales de que las cosas no van bien en el sistema financiero de un país es que tengan que salir directivos del banco central a pedir calma a los mercados. Y eso es lo que acaba de pasar en EEUU. En una entrevista en el Financial Times, la presidenta de la Fed de Boston, Susan Collins, ha tenido que asegurar que están "absolutamente preparados" para estabilizar el mercado financiero si fuera necesario. La directiva puntualiza que no ven problemas a día de hoy y que "no vemos problemas de liquidez" en general, pero su advertencia ha ayudado a recortar la rentabilidad del bono a 10 años, que había superado el 4,5% y se acercaba al 4,6%.
El mercado de bonos lleva una semana de pánico. La rentabilidad ha subido 45 puntos básicos desde el lunes, un movimiento que solo se ve en momentos de crisis absoluta. No solo eso, sino que la rentabilidad de los bonos suele bajar en momentos de caídas bursátiles, ya que los inversores huyen a refugiarse en la seguridad del bono. El hecho que la rentabilidad esté disparándose en medio de un desplome bursátil es algo sin precedentes.
La razón es simple: la rentabilidad del bono es inversamente proporcional a su precio. Cuando los bonos se encarecen, la rentabilidad cae. Cuando el precio de los bonos baja, su rentabilidad sube. En otras palabras, el precio de los bonos de EEUU está cayendo con fuerza. ¿Por qué se están abaratando tanto? Porque una cantidad importante de inversores los está vendiendo para huir de EEUU, un hecho que no se había visto en décadas. Y la explicación a este pánico es el caos de la política económica de Donald Trump y sus giros constantes, como han advertido esta semana tres economistas de enorme prestigio y muy respetados por los mercados.
De entrada, el secretario del Tesoro Larry Summers ha descrito la situación como "digna de un país en desarrollo". "Los mercados están tratando la deuda de EEUU como propia de un país emergente problemático", advirtió. Y culpa de ello directamente a Trump: "Esta es la primera vez que un hundimiento del mercado es el resultado directo de decisiones tomadas por el presidente en particular".
A continuación, el premio Nobel de Economía Paul Krugman ha escrito un artículo este viernes, acusando a Trump de "destruir la confianza acumulada en el sistema financiero de EEUU durante 80 años" y "tercermundizar a EEUU" en cuestión de semanas. "Es difícil exagerar la locura que supone anunciar un plan arancelario radical y luego anunciar otro plan muy diferente, pero igualmente radical, apenas una semana después", relata.
Por su parte, Mohamed El-Erian, presidente del Queen's College de Cambridge, ha advertido de que la situación puede ir a peor: "El riesgo de avería en los mercados sube a niveles incómodos y preocupantes. Ya no es solo el tira y afloja entre EEUU y China con los aranceles, sino también la batalla que se está cociendo entre la Administración y la Reserva Federal. Hay mucho en juego". La Casa Blanca, sin ir más lejos, ha preguntado a un tribunal si Trump tiene la posibilidad de cesar fulminantemente a Jerome Powell, el presidente de la Fed, un acto que desataría un estallido en los mercados con pocos precedentes.
Y los datos económicos que llegan no ayudan. Esta tarde, la encuesta de confianza del consumidor de la Universidad de Michigan ha mostrado uno de los peores datos desde 1981, y las mayores expectativas de inflación desde la crisis estanflacionaria provocada por el embargo del petróleo en aquellos años.
La consecuencia es que una gran cantidad de inversores ha decidido vender sus bonos y sus dólares y pasarse al euro, que se ha revalorizado un 3% en la semana y acumula un alza de más del 10% desde que Trump volvió a la Casa Blanca. La moneda única europea ya se cambia por 1,13 dólares, y ha llegado a superar los 1,14 dólares durante la jornada.
A todo esto no ayuda que los republicanos estén tramitando un proyecto de reforma fiscal que, siguiendo la estela de Liz Truss en Reino Unido, pretende aprobar bajadas de impuestos generalizadas a costa de disparar el déficit y la deuda de EEUU. Una decisión que puede salir muy cara a largo plazo si el bono sigue acerándose al 5% de rentabilidad, un nivel que no se ve desde antes de la crisis financiera de 2008.
El mensaje de tranquilidad de la Fed ha ayudado a calmar ligeramente unos mercados que estaban entrando en pánico. El bono y el cambio del euro han recortado alzas tras el anuncio de Collins, aunque siguen en verde en la jornada. Y el mayor problema es que los mercados van a seguir temblando mientras sean incapaces de adivinar si Trump va a subir, quitar o reimplantar los aranceles gigantescos prometidos, ya sea dentro de tres meses o la próxima semana.