Opinion legal

Tiempos de 'PharM&A', un gran cambio

Foto: Archivo.

El sector farmacéutico está experimentado una gran actividad de fusiones y adquisiciones en 2019. Aunque todo indica que el número de operaciones será inferior al de 2018, su valor conjunto será superior, habiéndose ya alcanzado hasta la fecha los 250.000 millones de dólares americanos (frente a los 242.000 millones de 2018).

Este año han tenido lugar algunas de las operaciones más relevantes de los últimos años: la adquisición de Celgene por Bristol-Myers Squibb, la de Shire por Takeda o, aunque pendiente de aprobación, la de Allergan por AbbVie. En España cabe destacar la adquisición por Dermapharm de Euromed, la OPA de Kaneka sobre AB-Biotics, la adquisición por Suanfarma de Sandoz Industrial Products o la de Gadea Biopharma por LSNE.

También se ha mantenido muy activo el mercado de productos y carteras: en España Almirall adquirió Lebrikizumab a Dermira y Grupo Reig Jofre adquirió un importante portfolio a Bioibérica, mientras que Esteve valora desprenderse de sus genéricos. Además, hemos asistido a un auge de operaciones de transmisión de divisiones completas, así, por ejemplo, Pfizer creó con GlaxoSmithKline una joint venture para combinar sus ramas de atención médica al consumidor.

Detrás de estas operaciones vemos que las farmacéuticas continúan optimizando sus carteras de productos, tanto adquiriendo productos adicionales para asegurarse una masa crítica en áreas terapéuticas clave como desinvirtiendo en activos no esenciales. Además, ciertas desinversiones han venido impuestas por las autoridades regulatorias (Celgene, como parte de su operación con Bristol-Myers Squibb venderá su fármaco Otezla a Amgen).

Otra de las principales causas del elevado número de operaciones es la consolidación del proceso de "externalización" de parte de la actividad investigadora: en muchos casos empresas pequeñas e innovadoras, a menudo respaldadas por el capital de riesgo, se ocupan de las etapas iniciales y más arriesgadas del desarrollo del medicamento para ser posteriormente adquiridas por compañías farmacéuticas consolidadas, que se nutren de I+D mientras las patentes de algunos de sus productos estrella caducan. Un buen ejemplo de lo anterior es la compañía española Vivet Therapeutics, que desarrolla nuevos tratamientos para enfermedades metabólicas hereditarias raras basados en terapia génica: originalmente fue respaldada por fondos como Columbus Venture Partners y hoy ha suscitado el interés de multinacionales farmacéuticas.

Además de operaciones de adquisición o desinversión también se han cerrado importantes acuerdos de colaboración, como el celebrado entre Gilead y la farmacéutica belga Galápagos por el que la primera se ha garantizado el acceso a una importante cartera de compuestos de Galápagos. En España PharmaMar ha renovado su acuerdo con Janssen para la comercialización en Estados Unidos del antitumoral Yondelis. Además, los acuerdos estratégicos entre farmacéuticas y tecnológicas son hoy una realidad: Sanofi-Alphabet (Google) o Microsoft-Novartis. En España Pfizer ya se ha aliado con IBM para descubrir fármacos contra el cáncer.

Durante este año hemos constatado también un aumento en las primas satisfechas por los compradores, especialmente en las áreas terapéuticas estrella como la oncología y la terapia génica. Así, por ejemplo, Roche pagó una prima de más del 138% para asegurar su adquisición de Spark y defenderse de otros postores. Apreciamos la misma tendencia en el marco de los acuerdos de colaboración.

Dada la inestabilidad interna y global no podemos descartar una contracción en el volumen de las operaciones en el corto plazo. Sin embargo, tomando en consideración las tendencias del sector auguramos altos niveles de actividad de fusiones y adquisiciones y otras operaciones en el medio y largo plazo.

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