
Los elementos de una proyección financiera varían en función del tipo de empresa, pero cualquiera de ellos ha de incluir: un Estado de flujo de caja; una Cuenta de Pérdidas y Ganancias; un Balance y un desglose de los documentos mencionados por tiempos a corto plazo (trimestres, semestres o anuales); una descripción detallada de los activos y pasivos actuales de la empresa; un análisis del entorno competitivo y de las tendencias del mercado, y, una evaluación de sus factores de riesgo y de sus oportunidades.
Aunque inicialmente la realización de proyecciones financieras parece una tarea compleja, sin embargo, es una de las labores más satisfactorias, puesto que da la información necesaria para conocer cuál es la situación real de la empresa y hasta dónde se puede llegar.
Para conseguir el control de la empresa se recomienda que se conozcan los distintos hitos básicos para elaborar una proyección financiera. Esto se va a convertir en una guía a la hora de plantear las estrategias de crecimiento o de lanzamientos de nuevos productos.
Por tanto, se exponen de forma muy concisa los pasos a seguir en la encomienda de desarrollar una proyección financiera
a) Conocer a la empresa: Para ejecutar las proyecciones financieras, es esencial que se tenga el conocimiento suficiente de cómo funciona una determinada compañía, lo que permite obtener un mayor conocimiento sobre tus debilidades y fortalezas ante los posibles cambios del mercado o los errores del proceso de inversión. Se introduce una variable como es el análisis de la capacidad empresarial. Consiste en estudiar el crecimiento de las cifras de la organización, debido a que si se propone una proyección, los datos y los resultados tienen que ser realistas al momento de proceder en cualquier tipo de operación.
b) Delimitar el tiempo de proyección: La forma en la que se decida elaborar las proyecciones financieras depende del funcionamiento de la empresa. En algunos casos, las empresas se limitan a realizar estas proyecciones en dos tiempos: mensuales o anuales. Sin embargo, se pueden efectuar de forma trimestral, semestral o, incluso, cada 5 años. Pero lo recomendable es que se ejecuten de manera periódica para conocer los avances de los proyectos y las ventas. De la misma manera, se recomienda ser constante para medir y valorar los esfuerzos de cada departamento.
c) Evaluar la situación financiera: Antes de efectuar algún tipo de movimiento, se debe tener el pronóstico financiero de una empresa, ya que al tratarse de una nueva inversión en productos o servicios se ha de tener claro cómo van a afectar los costes de la operación. Para tener controlada la gestión de riesgos se cuenta como aliado a los estados contables de la compañía.
d) Elaborar una proyección de los resultados: Cuando se realiza una proyección financiera, se ha de contar con los datos de gastos operativos que implica la nueva inversión y también con los ingresos y las ganancias del período establecido. Advertencia: no hay que olvidar incluir los impuestos que se cobran y se pagan en las operaciones de servicios y productos en el mercado. Una proyección de resultados facilita una información valiosa sobre el conocimiento de la situación financiera de la empresa, para que, en función de ello, se haga una proyección por un camino u otro. Además, fomenta la mejora en la toma de decisiones para que las metas puedan seguir vigentes, aun en el largo plazo.
e) Revisar el histórico de las ventas: Una proyección económico-financiera promueve una información de uso común, la cual es necesaria para dar pasos firmes en un proceso de inversión. No obstante, a la hora de realizar los planes para un lanzamiento, la empresa debe tener claro cuáles han sido sus ventas para determinar, a través de un promedio, cuáles son los costes en los que puede incurrir. Un histórico de ventas es una pieza clave para determinar si un producto se vende más que otro o cuántos clientes prefieren un producto por su valor. Estos datos son necesarios para ser objetivos a la hora de lanzar un nuevo producto al mercado, ya que en el caso de que no resulte favorable, no se deberían alterar la financiación de la empresa por el estudio de los costes operativos realizado previamente.
f) Realizar una proyección de ventas: Para llevar a cabo cualquier movimiento en la empresa, la persona encargada debe tener claro cómo hacer una proyección financiera, puesto que el impacto de un proceso mal hecho puede llevar a la quiebra a la organización. Para este análisis, las proyecciones financieras deben incluir: (i) los ingresos por ventas, (ii) el valor de los productos ofrecidos y, (iii) el margen bruto. Al mismo tiempo, se ha de tener presente que un margen bruto saludable debe representar casi la mitad de los ingresos generados. Si se obtienen cifras negativas, es hora de repensar la estrategia de ventas.
g) Crear un Balance general: A la hora de proceder con un estudio amplio sobre las condiciones financieras de una empresa, todos los datos que arroje un determinado informe deben coincidir con el Balance general presentado con anterioridad. En ese Balance se incluyen las deudas que se han adquirido a plazos y aquellos activos tangibles que representan valor financiero para la compañía. Estos dos factores permiten calcular el patrimonio.
h) Proyectar los flujos de efectivo: Si se combina el Balance general con la proyección de los resultados, se tiene el control y el conocimiento de la liquidez de la empresa. Tener información financiera realista es el factor más importante si si se busca proyectar un crecimiento sostenido a medio y largo plazo.
Si los resultados del flujo de efectivo son positivos, el negocio es rentable; de lo contrario, hay que replantear los diferentes escenarios del negocio. Este paso es vital para determinar si queda o no efectivo en la empresa, cuestión que influye sobre la estrategia de crecimiento.
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Abogado, economista, auditor, doctor y profesor titular Sistema Fiscal. Socio fundador de Firma Martín Molina.