
Para la inmensa mayoría de los analistas políticos el Gobierno de Sánchez tiene tres debilidades: el vaciado de un Gobierno ultra precario incapaz de gobernar efectivamente, la crisis galopante de la cantera de dirigentes territoriales del PSOE capaces de ejercer un liderazgo merecedor de tal nombre y, como hecho estructural, el desprecio infinito de Sánchez por la lógica institucional.
Son palabras de uno de esos analistas que se llama Ignacio Varela.
Sea como sea, a Sánchez hasta ahora le ha ido bastante bien componiendo un discurso según el cual en la política española hay un muro que separa a los progresistas de la derecha extrema y de la extrema derecha. Desde luego, ese discurso difícilmente puede tenerse en pie si alguien que no sea miope ve en el PNV o en Puigdemont algo de progresista.
Es verdad que en 2023, en el periodo entre las elecciones autonómicas y municipales (mayo) y las y las generales (julio), el discurso frentista le funcionó a Sánchez pero uno se pregunta, ¿semejante discurso se podrá mantener a lo largo de 2025?
Pues parece que no. Al menos eso se deduce de la encuesta que realizó Sigma Dos para el diario El Mundo. Veámoslo.
En la encuesta de enero de 2025 el PSOE cae de 31,7% de intención de voto en julio de 2024 al 27,1% en enero de 2025, mientras que el PP sube de 33,1% al 34,4%. Pero es que a la izquierda del PSOE Sumar cae del 12,3% al 6,4%.
Mientras que en los últimos años los bandos de izquierda y derecha parecían herméticos, ahora se muestran abiertos. Los movimientos de votantes entre unos y otros partidos ya no se dan en el seno de la izquierda, por un lado, y de la derecha por el otro, sino que hay quienes optan por cruzar la frontera. El flujo es bidireccional, aunque el caudal es mayor hacia la derecha.
Según revela la encuesta de Sigma Dos, si los españoles fueran llamados hoy a las urnas, PP, Vox y Se Acabó La Fiesta arrebatarían 11,3 puntos en porcentaje de votos a PSOE, Sumar y Podemos. De quienes eligieron una papeleta de partidos de izquierda en los últimos comicios generales -los del 23 de julio de 2023-, 14,5 puntos pasarían ahora a una formación del espectro de la derecha, mientras que a la inversa la fuga de voto se queda en 3,2 puntos.
El 7,1% de quienes apostaron por Pedro Sánchez en 2023 prefiere hoy a Alberto Núñez Feijóo -al contrario es un 2,1%-. También hay un 2,7% de Sumar que se va a Vox y un 1,9% de Sánchez que opta ahora por Santiago Abascal. En sentido opuesto, ningún votante de Vox elige a PSOE o Sumar. En la izquierda, Podemos se ve algo más beneficiado en los trasvases, aunque también en cifras testimoniales, con un 0,5% del PP y otro tanto de Vox.
No es que uno tenga una fe ciega en estas encuestas (sus fallos garrafales en las últimas elecciones generales lo impiden) pero parece bastante creíble que el discurso de Sánchez, "o yo o el caos", se está acabando. Ojalá que así sea.