
Nueve días antes de que Carme Forcadell fuera elegida presidenta del Parlamento catalán el 26 de octubre de 2015, ella se colocaba al costado de Artur Mas en su paseíllo multitudinario hacia el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) para declarar por el 9N. La Fiscalía se querella contra Forcadell y el TC rechaza su recusación contra sus magistrados.
Este ambiente probablemente debió cautivarla, porque algo más de un año después emulaba al expresidente y se daba un baño de masas para acudir al mismo tribunal, para defenderse de los cargos de desobediencia. En aquella foto faltó Carles Puigdemont, pero el independentismo puso a sus pies un gran cártel que rezaba Democracia.
En julio de 2016, en lo que hoy parece un primer ensayo de lo sucedido en el Parlamento catalán esta semana, Carme Forcadell había permitido la votación en el pleno de las conclusiones de la Comisión del Proceso Constituyente, que había sido invalidada por el Tribunal Constitucional. Los dos partidos independentistas solicitaron incluir en el orden del día de la sesión la votación de este documento y Forcadell no lo evitó. "Ningún tribunal podrá evitar que se debata sobre la independencia en el Parlament", declaró ante el juez.
Esta no fue la única vez en que Carme Forcadell ha visitado el TSJC. El pasado julio, acompañada por otros miembros de la Mesa del Parlament, regresó. En aquella ocasión, el órgano de la mesa había tramitado dos resoluciones a favor del referéndum, también desoyendo al Tribunal Constitucional.
El incumplimiento de las advertencias del Constitucional ha provocado que a lo largo de estos dos años, la química de Forcadell con los magistrados que velan por la Carta Magna se haya deteriorado. La presidenta del Parlament le ha dedicado algunos tuits poco respetuosos. Este mismo martes, quizás para cubrirse ante una posible actuación contra ella durante el pleno en el que ya esperaba esquivar de nuevo sus notificaciones, presentaba un recurso de recusación contra todos los magistrados del Constitucional.
"Acabo de pedir la recusación de los miembros del Constitucional. Se han convertido en una extensión más del Gobierno del Estado y han perdido toda legitimidad", afirmaba.
Con esta carta de intenciones, Forcadell se preparaba para jugar un papel clave en la sesión en la que se aprobó la Ley del Referéndum ilegal. Tras tramitar el texto, algo que le ha costado una actuación de la Fiscalía, sus palabras y actos durante la sesión fueron muy polémicos y, tal como ella criticara, pusieron de manifiesto en ciertos momentos que su papel era todo menos imparcial.
En numerosas ocasiones, los diputados no independentistas le reprocharon su actitud y que no preservara sus intereses como diputados. "Le pedimos que hoy no sea la presidenta de la ANC, sino la presidenta de todos", le increpó Carlos Carrizosa, portavoz de Cs. En lo que pareció un ataque de prisas para aprobar la Ley, Forcadell , aunque finalmente cedió, se negó a suspender el pleno para que los partidos pudieran preparar enmiendas al texto con el que se validaba el referéndum de ruptura vinculante.
Los menos críticos con ella, insisten en que estaba desbordada por la gestión de un pleno muy complicado.
Primera fila
El papel de la presidenta del Parlament ha sido controvertido desde que comenzara la legislatura. Quizás por su pasado periodístico -fue reportera antes que profesora, lingüista o activista independentista- su mandato se está caracterizando por ser todo menos mediáticamente discreto. Su papel de heroína de la independencia y su continuado protagonismo le han valido algunas envidias y críticas. En sotto voce algunos políticos independentistas critican su exceso de protagonismo, que era previsible para quienes la vieron actuar durante el 9-N, como líder de la ANC.
Forcadell no es presidenta en este momento del Parlamento catalán por casualidad: es una fiel creyente del independentismo y de la cultura catalana. En este segundo campo, ha trabajado como coordinadora de normalización lingüística del Servicio de Enseñanza del Catalán del Departamento de Educación desde 1992, y ha sido asesora de lengua, interculturalidad y cohesión social. Concejala por ERC y líder de entidades independentistas Òmnium y la ANC, su partidismo es evidente. Fue JxSí quien la convirtió en presidenta, quizás anticipando que cuando llegara del momento no dudaría en desafiar.
Personal: Nacida en Tarragona, ahora vive en Sabadell con su esposo y tiene dos hijos.
Carrera: Licenciada en la Universidad Autónoma de Barcelona en Filosofía y Ciencias de la Información.
Trayectoria: Comenzó como reportera en TVE. Tras opositar fue profesora de secundaria. También fue concejala en el Ayuntamiento de Sabadell por ERC y cofundadora de la Asamblea Nacional Catalana. En octubre de 2015 fue elegida presidenta del 'Parlament'.