Hace ya más de cinco años que Pedro Sánchez declaró el estado de alarma que confinó en sus casas a millones de españoles. En ese momento, los hospitales de nuestro país estaban colapsados, los pacientes se amontonaban en las salas de espera y los pasillos, y los médicos se veían obligados a doblar turnos para intentar salvar al sistema sanitario español de lo que parecía un colapso casi seguro.
Durante aquellas semanas se repitió en varias ocasiones la frase saldremos mejores y los sanitarios recibieron una oleada de apoyo por parte de toda la sociedad. Pero, ¿el sistema sanitario ha salido mejor de aquella experiencia?
En enero de 2020, pocas semanas antes de que la pandemia golpeara de lleno, el Sistema Nacional de Salud (SNS) registraba una lista de espera de 121 días para una intervención quirúrgica no urgente, además, había 704.997 pacientes esperando para ser atendidos. Casi cinco años después, en junio de 2024 -últimos datos oficiales publicados por el Ministerio de Sanidad- la situación no ha mejorado, incluso podría decirse que ha empeorado. Un paciente sigue necesitando esperar los mismos 121 días para ser operado, pero ahora se encuentran en esta situación un total de 848.340 personas, un 20% más que antes de la llegada del Covid-19. El máximo de espera en estos años se registró en enero de 2021 cuando eran necesarios hasta 155 días. Pese a las variaciones, no se ha llegado a lograr una mejora significativa en el tiempo de espera en comparación con los tiempos registrados antes de la pandemia
"Se pasó de una media de 115 días de espera en lista quirúrgica en 2019 a los 121 días actuales. A pesar de que se recuperó el pico que hubo a principios de 2021 –155 días – no se ha vuelto al nivel que había antes de la pandemia, hay un empeoramiento", denuncia a elEconomista.es Víctor Pedrera, secretario general de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM).
Este aumento de las listas de espera se ha producido pese a que hay más sanitarios trabajando que entonces. En marzo de 2025, el SNS tenía en plantilla 786.000 profesionales (177.000 médicos, 227.000 enfermeros y 382.000 otros profesionales), mientras que a inicios de 2020 eran 682.639 (158.129 médicos, 196.944 enfermeros y 327.566 otros profesionales). Esto supone un aumento de más del 15% si se compara con el censo que había antes de la pandemia.
"El aumento de la tasa se está produciendo muy por debajo de la media europea. Ha habido un cambio sociológico y poblacional tras el Covid-19. El atraso en las intervenciones quirúrgicas que se produjo durante el tiempo de confinamiento todavía no se ha recuperado. Para solventarlo se necesita tiempo y recursos y en lo que se refiere a colectivo médico estamos muy por debajo de lo que se ha incrementado en otros países", alega Pedrera.
Esto se traduce en que en la actualidad hay una tasa de 16,37 profesionales de la salud por cada 1.000 habitantes, frente a los 14,50 que registraba el Sistema Nacional de Salud en enero de 2020. Sin embargo, este incremento no ha sido suficiente para descongestionar el sistema sanitario. Estos datos todavía son insuficientes, sobre todo, si se analiza únicamente lo correspondiente a los médicos. "El problema está, fundamentalmente, en los médicos. Tenemos una tasa que está en torno a los 4,5 por cada 1.000 habitantes pero si nos centramos en la sanidad pública baja hasta los 3,5 médicos por cada 1.000 habitantes. Eso está por debajo de la media europea", detalla el secretario general de la CESM. A esta situación hay que sumarle como están distribuidos esos médicos, un 77% trabajan en atención hospitalaria y poco más de un 15% en atención primaria. "El primer escalón de la medicina pública española está desquebrajándose. Y esto es básicamente porque las cargas que tienen son inasumibles", sentencia.
Como posible solución a esta situación, desde las instituciones públicas se está apostando por reforzar la plantilla de sanitarios a base de ofertar cada año nuevas plazas de formación sanitaria especializada (FSE). En 2020 hubo disponibles 9.680 vacantes –engloban a biología, enfermería, farmacia, física, medicina, psicología y química– mientras que para la convocatoria que se celebró el pasado mes de enero ascendían hasta las 11.943. Solo en médicos se ha pasado de 7.512 a 9.007. Una estrategia que para el secretario general de la CESM no es acertada. "Por muchas plazas MIR que se aumenten, si no mejoran las condiciones, los médicos buscarán otros caminos para ejercer", apunta. De hecho, es común que algunas de estas plazas queden desiertas todos los años.
El mejor ejemplo de ello es la realidad que vive la Atención Primaria. Se trata de la especialidad que anualmente ofrece más plazas. Solo en 2025 ha llegado a las 2.508, sin embargo, muchas de estas no son solicitadas por ningún médico. "Aumentarán las plazas MIR y los médicos harán lo que sea para no quedarse en Atención Primaria. En la anterior convocatoria 200 se quedaron desiertas y cuanto más las aumentes más desiertas se quedarán", explica Pedrera.
"Por muchas plazas MIR que se aumenten, si no mejoran las condiciones, los médicos buscarán otros caminos para ejercer"
"No es cuestión de aumentar las plazas MIR. Es cuestión de conseguir que los que profesionales que se forman en medicina de familia quieran trabajar en atención primaria. Y eso no lo están consiguiendo porque las decisiones son deplorables", afirma el experto. Hacer esta especialidad más atractiva para los jóvenes médicos no pasa solo por ofrecer mejores condiciones económicas, que también, Pedrera habla de "carga de agendas". Un médico de familia en España puede atender diariamente fácil a 50 pacientes diferentes, según relata el propio Pedrera, mientras que este mismo profesional en países como Suecia, por ejemplo, no supera los 15.
Si aumentar las plazas MIR no es la solución, no lo es tampoco seguir apostando por abrir nuevas facultades de medicina. "España es el país del mundo que más facultades de medicina tiene por población. Alemania, que tiene el doble de población que España, tiene la mitad de facultades", detalla. El experto explica que los nuevos médicos que salgan de esas universidades van a llegar al mercado laboral cuando ya se haya solventado el pico de jubilaciones que se espera hasta 2028.
Todo hace prever que ese saldremos mejores ha pasado de largo por el Sistema Nacional de Salud y este sigue mostrando importantes síntomas de colapso. "Teníamos la esperanza de que con el Covid se aprendiera, aunque fuera a palos, que por desgracia es como se aprende en esta vida, pero es que ni a palos", expresa tajante el secretario general de la CESM.
De hecho, Pedrera se muestra bastante pesimista y cree que si llega una nueva pandemia se volverían a repetir los mismos errores del pasado. "Una nueva pandemia desgraciadamente volverá a pasar. Esperemos que sea como mucho de la intensidad del Covid, que no sea peor, pues tendríamos que estar preparados y no lo estamos", augura el experto. De hecho, la falta de preparación queda palpable cada año cuando los centros de salud y los hospitales se saturan entre finales de las navidades y mediados de febrero a consecuencia del alza de las patologías respiratorias.
"Alemania, que tiene el doble de población que España, tiene la mitad de facultades"
Para Pedrera, el mejor ejemplo de que una nueva pandemia golpeará el sistema nacional de salud mínimo con la intensidad del Covid son las listas de espera. "Si hay listas de espera quiere decir que somos incapaces de atender lo ordinario. Si no somos capaces de atender lo ordinario, cuando venga lo extraordinario, evidentemente tendremos problemas más serios", matiza.
Entonces, ¿qué se debería hacer o haber hecho para evitar un nuevo colapso de la sanidad española? "No se ha hecho ni siquiera lo mínimo necesario. No tenemos la ley de pandemias, no tenemos un sistema nacional de alertas, no tenemos los recursos disponibles suficientes y no tenemos colchones para atender la población", sentencia el secretario general de la CESM.
Para avanzar en el campo de los recursos disponibles, Pedrera reclama al Gobierno central trabajar de manera conjunta para sacar adelante el Estatuto Marco, una normativa que busca regular las condiciones laborales de los médicos, "es decir, condiciones laborales y salariales equiparadas al resto de Europa. Y no solo en comparación con el resto de países, dentro de España la sanidad privada ofrece a los especialistas unas condiciones laborales (número de guardias, salario y estabilidad laboral), mucho mejores que las ofrecen la medicina pública. Pues obviamente se irán", expresa. Dermatología, medicina estética o cardiología son algunas de especialidades más demandadas por la sanidad privada.
"No faltan médicos, faltan médicos que quieran trabajar con las condiciones del sistema nacional de salud", concluye el experto.