
Que beber agua es positivo no es nada nuevo. De hecho, la hidratación de nuestro organismo es fundamental para que se desarrollen correctamente muchos procesos que están relacionados estrechamente con la salud. En definitiva, sin agua, tu cuerpo dejaría de funcionar como es debido.
La falta de agua puede provocar deshidratación, un trastorno que sucede a las personas cuando no hay suficiente agua en el cuerpo para llevar a cabo las funciones normales. Incluso, una deshidratación leve, puede agotar considerablemente tu energía y causarte cansancio.
Beneficios
Aunque las funciones del agua en nuestro cuerpo son múltiples y variadas, las más importantes son las siguientes:
- Permite el transporte de nutrientes a las células.
- Proporciona minerales esenciales como el calcio, el magnesio y el flúor, que fortalecen los huesos y los dientes.
- Retrasa el proceso de envejecimiento.
- Contribuye con la regulación de la temperatura corporal.
- Participa en el buen funcionamiento del cerebro y de los nervios.
- Interviene en la contracción de los músculos y da flexibilidad y elasticidad a los tejidos.
- Colabora en el proceso digestivo, en la respiración y en la circulación sanguínea.
A tener en cuenta
Eso sí, hay que tener cuidado, puesto que beber cantidades excesivas en un corto periodo de tiempo puede llevar a una condición llamada intoxicación por agua o hiponatremia. O al menos así lo ha explicado Mónica Herrero, especialista en Nutrición y Dietética, a 'Onda Cero'.
"Si tomamos excesiva cantidad de agua y, afortunadamente, tenemos un buen sistema de filtración gracias a los riñones y si es algo puntual no tendría que pasar nada, pero si esta práctica se lleva a largo plazo, se puede producir lo que se conoce hiponatremia, donde hay una excesiva dilución de los compuestos de la orina y eso puede llevar a problemas graves de salud", ha trasladado la experta.
Por norma general, la hiponatremia se produce cuando se diluyen los niveles de sodio en el cuerpo debido a la ingestión excesiva de agua, lo cual puede provocarnos un desequilibrio electrolítico. Los síntomas más típicos de la intoxicación por agua incluyen náuseas, dolor de cabeza, confusión, convulsiones y, en casos más graves, incluso la muerte.