Tecnología

Quiénes son los dueños del entretenimiento: el modelo Netflix que no supo ver Blockbuster

  • Netflix y Bockbuster, el claro ejemplo de que el éxito no es eterno si no te adaptas
  • Reed Hastings y Marc Randolph son los nombres que se esconden tras el fenómeno Netflix
Reed Hastings y Marc Randolph, fundadores de Netflix. Fotomontaje: Alamy
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Reed Hastings y Marc Randolph son los nombres que se esconden tras el fenómeno Netflix, actualmente la vigésima empresa con mayor valor del mundo, con 421.130 millones de dólares de capitalización bursátil. Quién iba a decir que esta compañía, después de ser fundada en 1997 y salir a bolsa en 2002, se ha convertido con el paso del tiempo en el gran referente del entretenimiento, dejando 302 millones de clientes a nivel global en 2024.

Netflix cumplirá en 2027 tres décadas en activo. Como casi todas las empresas, sus inicios fueron complicados, cuando por aquel entonces, en 1997, su origen residía en alquilar películas en DVD por correo. Esa fue la primera semilla. Un año después, el embrión fue ganando peso, con el lanzamiento de la primera web de alquiler y venta de DVD, llamada Netflix.com.

Cuenta Hastings, uno de los fundadores, que el origen de la actualmente primera plataforma de streaming a nivel mundial viene por su enfado tras abonar una multa de 30 dólares por devolver tarde la cinta Apollo 13 en su videoclub de confianza. Aunque la realidad es que antes de que el 28 de agosto de 1997 se fundara Netflix, en la cabeza de Hastings ya venía rondando la idea de abrir un servicio de películas VHS a domicilio.

La conexión Hastings - Randolph

Hastings y Randolph se conocieron en Pure Atria Corporation, que nació de la fusión de Pure Software, centrada en herramientas de depuración para ingenieros de software, con Atria Software. Hastings, como CEO y fundador, mientras que Randolph era el jefe de marketing. Allí compartieron infinidad de horas juntos. Los dos vivían en Santa Cruz, California, y compartían coche para ir y volver del trabajo. Randolph, en una entrevista en Silicon Valley Business Journal, se asombró desde el primer momento de las capacidades y originalidad que Hastings tenía.

Esa cantidad de horas que pasaban juntos se convirtió en el preludio de lo que finalmente se convertiría Netflix. Un brainstorming en toda regla. En ese tiempo ambos comenzaron a crear listas de criterios que deberían tener en cuenta para llevar a cabo su idea: tenía que ser una plataforma de comercio en línea, con una fuerte personalización, que tuviese ciertas logísticas como barrera por si alguien externo quería entrar a por ellos. En definitiva, querían crear una empresa de gran categoría.

El prueba y error era constante en la evolución de Netflix. Una de esas pruebas consistía en enviarse un CD (el uno al otro) para observar si este mecanismo funcionaba. Viendo que era así, se pusieron manos a la obra, hasta que consideraron que era hora de lanzar al mercado su idea. El nombre de Netflix fue idea de Randolph, que además diseñó la interfaz de usuario actuando como jefe ejecutivo durante el primer año.

Un filón que Blockbuster no supo ver

En 1999 dieron forma a una idea de negocio gracias a su servicio de suscripción de 20 dólares, que permitía alquilar un número ilimitado de DVD sin fechas de entrega y la posibilidad de llevarse sagas o temporadas de series al completo para verlas de seguido. Este servicio tampoco incluía penalizaciones por retrasos, justo lo que Hastings reclamaba tras pagar la multa por Apollo 13.

Netflix no paraba de crecer, con ideas nuevas como las que se plasmaron en el 2000, año en el que presentó en su web un sistema de recomendaciones personalizadas de películas, usando las valoraciones de los suscriptores de títulos anteriores para predecir sus futuras elecciones. Aún así, Hastings no estaba realmente convencido del potencial que podría alcanzar Netflix y, en pleno auge de las tecnologías digitales e Internet, le ofreció su empresa a Blockbuster a cambio de 50 millones de dólares, pero los ejecutivos de la franquicia de películas y videojuegos declinaron la oferta, confiando en que su modelo de negocio físico seguiría reinando.

Mientras, en el 2002, Netflix da el salto al mercado de valores, saliendo a bolsa a un precio de venta de un dólar por acción. Sus servicios de alquiler seguían creciendo a un nivel notable, y en 2003 ya superaron el millón de usuarios. Tres años más tarde llegaron a cinco millones confirmando que, aunque no eran los únicos que ofrecían estos servicios en aquella época, lograron liderar el mercado con gran solvencia.

La historia de Netflix deja una gran lección sobre el mundo de las franquicias: el éxito no es eterno si no te adaptas. Justo lo contrario a lo que le ocurrió a Blockbuster, que no supo evolucionar a tiempo. Por tanto, es fundamental estar atento a las nuevas tendencias. Hoy, las franquicias que sobreviven son aquellas que apuestan por la innovación, la tecnología y la adaptación constante a los cambios en el comportamiento del consumidor, como es el caso de Netflix y su competencia.

El año en el que todo cambió

Mientras Blockbuster seguía anclada en su modelo caduco, Netflix dio un paso adelante en 2007 con la presentación del servicio de streaming, propiciando que sus activos se disparasen a un ritmo elevado. A partir de ahí, todo fue coser y cantar para la compañía de Los Gatos (California). Por un lado, se asoció con marcas de electrónica de consumo para ofrecer streaming a través de la Xbox 360 y reproductores de Blu-ray. Por el otro, las asociaciones de este servicio se expandieron a los televisores conectados a Internet y el número de suscriptores ya superaba los 10 millones.

Netflix seguía creciendo. En 2010 empezó a lanzar el streaming en dispositivos móviles, estrenando la primera experiencia exclusivamente para público infantil. La compra masiva de teléfonos inteligentes a nivel global permitió que su gran catálogo de películas y series en línea fuera consumido por millones de nuevos suscriptores. Además comenzaba su expansión, primero en Canadá en 2010 y un año más tarde en en Latinoamérica y en el Caribe. Y también llegó a los mandos a distancia, gracias a la aparición de su primer botón Netflix.

En 2012 aterriza en Europa, y su servicio se expande por el Reino Unido, Irlanda y los países nórdicos. El número de suscriptores continúa creciendo como la espuma, pasando en dos años de 12 a 25 millones. Todo eran buenas noticias para la compañía, que en ese año pasó a tener una capitalización bursátil superior a los 5.000 millones de dólares. Esto también repercutió en el salario base de Hastings, situándose en casi tres millones de dólares.

La biblioteca de títulos originales iba también aumentando y en 2013 llegaron varios estrenos, como 'Hemlock Grove', 'Arrested Development', 'Orange Is the New Black' y 'House of Cards', ganadora de tres premios Primetime Emmy, los primeros que recibe un servicio de streaming por Internet. Esto volvió a repercutir en más suscriptores, con más de 50 millones en su haber. Netflix también conquistó nuevos territorios europeos y ya se empezó a visualizar en Alemania, Austria, Bélgica, Francia, Luxemburgo y Suiza. Aunque no fue hasta 2016 cuando su servicio su expandió aún más, con presencia en 130 nuevos países nuevos, 190 en total y ya en 21 idiomas. El fenómeno Netflix ya era toda una realidad.

A pesar de luchar contra una competencia feroz, como es el caso de Amazon Prime Video, HBO, Disney o Apple TV, Netflix superó en 2024 los 300 millones de suscriptores. Un claro ejemplo de cómo Hastings y Randolph se terminaran convirtiendo en los reyes del entretenimiento. En el caso de Hastings, que asumió la presidencia ejecutiva en 2023 tras 25 años como director ejecutivo, le convirtió en multimillonario con un patrimonio actual que alcanza, a día de hoy, los 6.500 millones de dólares, situándose en el puesto 483 de las grandes fortunas, según el índice de Bloomberg.

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