Aunque existen muchas maneras de poder agrupar a las personas, una de las formas más ingeniosas es hacerlo por los gustos culinarios. Es muy fácil dividir a las personas por preferir la tortilla con cebolla o sin cebolla o la pizza con o sin piña, además de otras clasificaciones más globales como los que prefieren dulce y los que prefieren salado. Muchos piensan que decantarse por uno o por otro se basa en los gustos personales de cada uno, pero también tiene que ver otros factores que tenemos en cuenta.
¿Por qué nos gusta más el dulce que el salado o viceversa?
Existen varios factores que influyen a que prefiramos los alimentos dulces o los alimentos salados. El primer factor está relacionado directamente con las papilas gustativas, que son diferentes para cada persona. Hay que tener en cuenta que algunas papilas gustativas tienden más a preferir dulce y otras salado y dependiendo del número que tengamos de unas o de otras, preferiremos unos sabores específicos.
Otro de los factores importantes tiene que ver con nuestra infancia. Desde que somos pequeños adquirimos cierta rutina alimentaria que continuamos de cierta manera al crecer. Esto provoca que nos guste más realizar una receta de una manera u otra, además de que prefiramos más el dulce o el salado. En este caso, según lo que más habituados estábamos a comer, más influye a la hora de preferir una cosa u otra.
Finalmente otro aspecto que influye a la hora de elegir el dulce o el salado es el efecto que estos alimentos provocan en nuestro organismo. En el caso de los alimentos dulces, por ejemplo, al ingerirlos generamos una hormona llamada dopamina que nos hace sentirnos más felices. Esto en algunos momentos es bueno, sin embargo no debe convertirse en una rutina ya que debemos ingerir el dulce con moderación.
