Las empresas que quieren acaparar bitcoins están proliferando. Aunque todavía son pocas, este nicho de mercado está en pleno desarrollo. Strategy, antes conocida como MicroStrategy, fue la primera en dar el salto hace cinco años y ahora empiezan a surgirle imitadores, y competidores también. Todas tienen el mismo propósito: convertirse en una reserva de bitcoins. La irrupción de estas compañías promete reducir la oferta de criptomonedas y presionar la actual escasez.

La administración estadounidense lleva años restringiendo las ventas de Nvidia a China, pero la última medida de Donald Trump no es una limitación más, sino que amenaza con excluir a la de chips de ese mercado. El propio consejero delegado de la firma, Jensen Huang, ha advertido de que si ellos no pueden ofrecer su tecnología en el país, llegará otro que lo haga. Y ese otro es Huawei.

OpenAI lleva tiempo dando vueltas a su estructura organizativa, si será una entidad con o sin ánimo de lucro. Este debate ha transcendido más allá de la propia firma, por lo disruptiva que es la inteligencia artificial (IA) y por el alcance que tiene en sí la considerada reina de esta tecnología. Finalmente, la dueña de ChatGPT ha decidido que renuncia a ser una compañía con ánimo de lucro, aunque con muchos matices. Al contrario de lo que puede parecer a priori, los inversores actuales dejarán de tener el límite actual a los retornos que pueden recibir, ya que existe un tope.

Donald Trump sacó al mercado su propia criptomoneda, TRUMP, justo antes de tomar posesión como presidente de Estados Unidos, en enero. Ahora, el republicano ha organizado un evento exclusivo para los mayores inversores de su memecoin. Los 220 mayores tenedores de la cripto están invitados a una cena privada con el mandatario en Washington D. C., la capital de EEUU, el próximo 22 de mayo. La convocatoria del evento explica que Trump es conocido como el Presidente Cripto y que este grupo de inversores podrá disfrutar de una cena y de la visión de primera mano del político sobre el futuro de la industria.

Cada vez hay más chips de Nvidia que están sujetos a controles de exportación. Hace unos días, Donald Trump incluyó un modelo más a la abultada lista, el H20. Es el procesador que la compañía diseñó específicamente para que China cumpliera con las restricciones de la Administración de Estados Unidos y pudiera seguir accediendo a su tecnología. Pese a todo, parece que el país asiático se las ha apañado para nutrirse de procesadores americanos. Están creciendo las sospechas de que algunos países vetados se saltan las barreras comerciales vía Singapur.

El selectivo español ha concluido con leves subidas una jornada marcada por la decisión del BCE de recortar los tipos de interés en 25 puntos básicos dejando el precio del dinero en el 2,25%. Esta rebaja, en línea con lo esperado por los analistas, apenas ha movido los parqués del Viejo Continente, los cuales han continuado su tendencia bajista en el día posterior a que Jerome Powell y Nvidia, la reina de los chips, alertaran de las consecuencias negativas de la guerra comercial de Donald Trump. En este contexto, el indicador doméstico cierra la semana -este viernes y el próximo lunes la bolsa no abre por festivo- con un alza superior al 5%, marcando su mayor ganancia acumulada en dos años.

La guerra comercial de Donald Trump se libra con numerosas armas. Los aranceles no son la única medida para hacer daño, ya que las restricciones a las exportaciones pueden ser igual de dolorosas o más que los impuestos comerciales de Estados Unidos. Si no, que se lo digan a Nvidia y a China. La que fue hace no mucho la empresa más valiosa del mundo había sorteado con relativo éxito los aranceles; hasta ahora. Aunque muchos de sus productos ya estaban sujetos a limitaciones que les impedían llegar al país asiático, la última medida del Gobierno republicano amenaza con sacrificar el negocio de la de chips en China, su cuarto mayor mercado.

El ataque arancelario de Donald Trump ha puesto a los mercados en una situación de tensión que puede pasar a ser crítica si el desarrollo de los acontecimientos sigue yendo por mal camino. Las caídas de las bolsas han llevado a Wall Street a entrar en su decimoséptimo mercado bajista en los últimos 105 años, y la deuda estadounidense está tensionándose cada vez más, en contra de los intereses de la administración americana, que pretendía justo lo contrario. Ya hay señales de tensión en algunas partes del mercado de crédito y los inversores parecen estar preguntándose hasta donde llegará la crisis que está iniciándose tras la medida de Trump. En este sentido, la Reserva Federal (Fed) puede tener un papel protagonista, y como ha hecho en el pasado, tendrá que salir a poner orden con una intervención, si la situación continúa deteriorándose, aunque es posible que tenga que buscar nuevas fórmulas anticrisis, si la inflación no le permite bajar tipos. Recordamos las cinco últimas crisis en las que la Fed se vio obligada a intervenir.

La volatilidad se ha apodera de las bolsas europeas y, en general, de cada jornada en los mercados desde el Día de la Liberación, cuando Donald Trump anunció los 'megaaranceles' a todo el planeta. Una vez más, el Ibex 35 se ha comportado como una montaña rusa, con varios cambios de rumbo. Finalmente, el selectivo español ha cerrado la jornada con un retroceso del 0,18% en los 12.286 puntos. Y ya pierde un 8% tras encadenar tres semanas de caídas, imbuido en el caos y la guerra arancelaria.

Aunque Estados Unidos ha decidido pausar los 'megaaranceles', mantiene los impuestos comerciales de base del 10% al resto del mundo e impone un 21% extra a China, cuyo arancel ya llega al 125%. Ambos países han entrado en una escalada en la que los porcentajes a su rival no dejan de subir cada vez que uno mueve ficha y el otro responde. La guerra comercial (y financiera) augura una lucha feroz entre las dos grandes potencias, que todavía pueden jugar una última bala: sus divisas.