
El rearme en Europa ya es un hecho y las potencias del Viejo Continente están buscando la manera de subir el gasto en Defensa sin que eso suponga dejar vacías las arcas públicas. Las primeras medidas claras que se conocen vienen de Alemania y Reino Unido. Ambos países pretenden recortar puestos de trabajo públicos para poder trasvasar ese dinero al rearme. Tanto Berlín como Londres están buscando arañar cada céntimo ya que el primero no quiere endeudarse y el otro necesita corregir sus maltrechas cuentas públicas.
El gobierno entrante de Alemania, que estará encabezado por el conservador Friedrich Merz, quiere deshacerse de uno de cada diez altos cargos en los ministerios. Así lo confirmó el parlamentario, secretario general y economista de la CDU, Carsten Linneman, que resuena como futuro ministro de Finanzas en el gabinete de Merz, aseguró a los medios que su partido exigirá ese recorte de puestos públicos, sobre todo de altos cargos, de aquí a 2029.
Por su parte, según publica el periódico The Times, el gobierno del Reino Unido tiene pensado reducir la plantilla de la administración pública en 50.000 puestos de trabajo públicos del medio millón de empleados que tiene la administración británica.
La ministra de Economía británica, la laborista Rachel Reeves, exigió al gobierno que tenía que reducir en 2.000 millones de libras los costes del gobierno para 2030. La responsable de la Hacienda británica está intentando cuadrar desesperadamente las cuentas e incluso anunciaron recortes en ayudas sociales.
Tanto Reeves como Linneman se alejaron de la idea del recorte del gasto público para hablar de la "eficiencia". El economista teutón se desvinculó del plan de la "motosierra" que promulgan Javier Milei o Elon Musk. Linneman prefiere apuntar al revisionismo desde el interior del sector público para evitar un recorte social drástico: "la gente espera que empecemos por nosotros mismos", aseveró.
El político ve "factible" que se pueda recortar el 10% del personal público durante la legislatura de la Gran Coalición. "No necesitamos 66 comisionados del gobierno, con la mitad es suficiente", ejemplificó el dirigente teutón como posible primera medida para recortar el gasto público.
En general, los alemanes tienen un miedo atroz a las deudas y están obsesionados con que las cuentas no se desvíen demasiado. A pesar de que recientemente el Bundestag aprobó que todo gasto militar que supere el 1% del PIB está fuera del freno constitucional de la deuda (schuldenbremse), tampoco quieren descuadrar las cuentas públicas de manera inconsciente.
Es por este motivo, que el gabinete de Merz va a buscar más la eficiencia en el gasto. "Se pueden cambiar muchas cosas de un modo más eficiente", reiteró Linneman.
El hecho de querer controlar cada céntimo público que se gasta con burocracia durante todo este tiempo ha hecho que Alemania sea menos competitiva y "trae como consecuencia esta situación. Es algo estructural", aseguró a elEconomista.es la investigadora principal del Real Instituto Elcano, Judith Arnal.
En este sentido, es bastante coherente que si la CDU prometió en campaña acabar con la excesiva burocracia, quiera recortar en puestos de trabajo que ya queden inservibles. "La burocracia de los ministerios está tomando un cariz de enorme magnitud, es una locura", reiteró el político.