
Un año más, el gran objetivo de la industria de la automoción tendrá que esperar. La matriculación en un solo ejercicio de 100 millones de automóviles en el mundo se va a hacer de rogar. Así lo han corroboran los datos de la patronal internacional de fabricantes de automóviles, OICA por sus siglas en inglés, que cifran en 85 millones el número de vehículos matriculados en 2022 y que vuelve a poner de manifiesto la dificultad de alcanzar una meta tan ambiciosa en el corto plazo.
El crecimiento ilimitado de la producción mundial de automóviles se ha convertido en esa eterna promesa que ha funcionado a modo de leitmotiv entre inversores y analistas durante los últimos años cuando planteaban la compra de acciones de alguna de las empresas más capitalizadas del sector. Y, en el fondo, esa sigue siendo la aspiración de propios y extraños: encontrar a la firma de este ámbito con la que beneficiarse más de este movimiento.
Sin embargo, el mercado descuenta -por ahora- la imposibilidad de alcanzar ese objetivo. Las deprimidas acciones de la mayoría de empresas del sector augura que va a ser complicado ofrecer unas ventas de tal magnitud en un solo ejercicio. Y es que las compañías del ramo, tanto de la industria del automóvil en general como de la europea en particular, se cuelan entre las que ofrecen un peor retorno bursátil a sus inversores.
Y eso que siguen presentando unos ratios de crecimiento y unos múltiplos de valoración muy atractivos. No en vano, los gigantes cotizados de este ámbito cotizan de media con un descuento del 30% frente a su media de la última década si se atiende a su multiplicador de beneficios (número de veces que las ganancias netas están recogidas en el precio de la acción).
Volkswagen es la compañía que mejor escenifica esta situación. Se trata una empresa cuyo EV/EBITDA (el múltiplo de valoración que relaciona la capitalización y la deuda neta de una firma, con su beneficio bruto) es uno de los más atractivos entre las grandes empresas del sector que cotizan en el Stoxx 600 y cuyas ganancias brutas en 2023 y 2024 serán las más elevadas al rozar los 2.300 y los 2.500 millones de euros respectivamente.
Pese a ello, sus acciones en bolsa han cedido cerca de un 55% en el último año y medio, lo que favorece que su multiplicador de beneficios esté en mínimos históricos: ligeramente por encima de las 3 veces. De hecho, es junto a Renault la compañía que cotiza con un descuento más alto frente a la media de la última década, ambas un 50% más baratas que en los últimos 10 años.
"Volkswagen está emprendiendo el reto global que supone mejorar su competitividad en todas las regiones y en todos los segmentos de marcas de automóviles, manteniendo al mismo tiempo la disciplina de beneficios y capital", explican desde el departamento de análisis de JP Morgan, desde donde inciden en que "a medida que la empresa siga dando muestras de su capacidad de generar beneficios, esperamos que el múltiplo se revalorice desde el actual PER de 4 veces para el ejercicio fiscal de 24 hasta las 7 veces".
Y más barata, atendiendo a esta medida, se encuentra su matriz, Porsche Automobil Holding, que ofrece las bondades de su filial -entre las que se encuentra el mayor incremento de su beneficio bruto en la industria, pero a un multiplicador de beneficios más bajo aún-, ofreciendo un producto más diversificado. No hay que olvidar que incluye las marcas Volkswagen, Audi, SEAT, SKODA, Bentley, Bugatti, Lamborghini, Porsche, Ducati, Volkswagen Vehículos Comerciales, Scania y MAN.
¿Regalo o trampa de valor?
Pese a los multiplicadores de beneficio históricamente bajos a los que cotizan las firmas del sector, sobre todo en el caso de Volkswagen, la firma alemana lleva desde 2015, registrando ganancias crecientes (con la salvedad del año 2020, el ejercicio de la pandemia). Y no solo eso, sino que además, la automomovilística germana ha logrado superar las estimaciones de los analistas en siete de las últimas nueve ocasiones, lo que da empaque a las previsiones que apuntan a que en 2024 superará los 16.000 millones de beneficio neto, un 3% más que en 2022.
Y eso que entre medias debe hacer frente al desafío que supone para la industria el crecimiento de la producción de coches en China y la demanda al alza en este país. Un desafío que afronta tras firmar con Xpeng (empresa china con sede en Guangzhou dedicada a la fabricación de automóviles eléctricos) un acuerdo en el marco tecnológico que incluye el desarrollo conjunto de dos vehículos eléctricos de Volkswagen de tamaño medio destinados únicamente al mercado chino.
"Vemos esta medida como uno de los grandes golpes necesarios para que Volkswagen deje de ser ignorada por muchos de los mayores gestores de activos a nivel mundial", destacan desde Deutsche Bank, mientras describen el movimiento como "eficiente en términos de capital y, lo que es más importante, una solución rápida que ayudará a salvar la brecha hasta que llegue una plataforma competitiva".