
El productor español de acero inoxidable, Acerinox, se está planteando seguir los pasos de Ferrovial, y valora dar el salto a la bolsa estadounidense en los próximos años con el objetivo de ampliar su base inversora para una compañía que, igual que la firma de infraestructuras, tiene el grueso de su negocio en Estados Unidos. "Somos una compañía americana con una base inversora europea", explicó en abril Carlos Ortega, presidente de Acerinox. Ahora, Bernardo Velázquez, CEO de la firma, ha confirmado en una entrevista concedida a la agencia Bloomberg que la firma no descarta empezar a cotizar en el mercado estadounidense. Eso sí, la operación tendría que esperar a consolidar Haynes International, la compañía estadounidense que adquirió Acerinox a finales del año pasado.
La intención de Velázquez con una posible salida a bolsa en Estados Unidos en el largo plazo es exprimir al máximo el valor de la compañía que, a su juicio, no está correctamente valorada en el mercado español. "Desde el año 2018, los múltiplos de las empresas estadounidenses similares a Acerinox han sido significativamente más altos, por lo que una operación exitosa crearía valor para los accionistas", ha explicado el CEO de la acerera. A día de hoy, Acerinox capitaliza en torno a 2.700 millones de euros, con un precio del entorno de 10,9 euros por acción.
Según publica la agencia, la operación no está, ni mucho menos, cerrada, y habrá que ponerla en marcha dentro de, como mínimo, dos años, cuando Acerinox ya haya consolidado Haynes International, la compañía estadounidense que adquirió el año pasado, y que fue la mayor operación de la historia de la firma, valorada en 1.000 millones de euros. "Una vez se haya completado esto, en unos dos años, veremos qué queremos hacer y lo analizaremos", ha explicado Velázquez.
La compañía destaca que es una operación que no se puede descartar, como ha reconocido Velázquez, pero señala que no es un proceso en marcha por el momento. Según la agencia, todas las opciones estarían abiertas, desde una operación como la que llevó a cabo Ferrovial, con cotización tanto en el mercado español como en el estadounidense, hasta una posible colocación de las acciones del negocio en Estados Unidos, que, eso sí, deberá esperar a la consolidación de Haynes. Tampoco se descarta que finalmente se decida no hacer ningún tipo de cambio en la cotización de la firma.
La publicación de las declaraciones de Velázquez ha tenido eco en bolsa: Acerinox cotizaba en el entorno de los 10,68 euros cuando se publicó el teletipo en la agencia, y rápidamente saltaron un 0,66%, hasta alcanzar los 10,75 euros. Posteriormente, los títulos de la acerera siguieron subiendo en la sesión, hasta cerrar la jornada con una subida del 2,06% en el Ibex, la tercera más fuerte de la sesión en el selectivo español.
Como ya destacó en abril Ortega, y apoyó Velázquez en el mismo momento, al señalar que "donde se puede crear más valor es en Estados Unidos", la intención de la compañía es crear valor para el accionista de una firma que tiene un pie y medio en el país norteamericano. El negocio en Estados Unidos ha ido creciendo en los últimos años para la acerera española, hasta el punto de que, en 2024, ya ha alcanzado un 52,42% de los ingresos totales de la compañía.
El atractivo de cotizar en Estados Unidos
La lógica tras una salida a bolsa en Estados Unidos es la ampliación de una base inversora, que, a la larga, puede terminar añadiendo valor para los accionistas. Para una empresa que ya tiene la base de su negocio en Estados Unidos (y que, de hecho, se ha beneficiado en bolsa de la amenaza arancelaria de Donald Trump, por tener buena parte de su producción en suelo estadounidense), cotizar en ese mercado puede hacer que la compañía alcance más rápido su valor objetivo, a juicio de Velázquez, que señala cómo las empresas comparables a Acerinox cotizan con múltiplos más elevados en Estados Unidos.
Otro de los motivos, que ya expuso Ferrovial cuando llevó a cabo su sonada operación, era la intención de entrar a cotizar en índices como el Russell 2000, que tienen una liquidez y una base inversora mucho más amplia que otros índices a lo largo del mundo, al disfrutar, por ejemplo, de la entrada de capital por parte de fondos de inversión indexados, que se ven obligados a comprar acciones de las empresas que conforman los índices que replican. Es decir, si Acerinox terminase entrando en un selectivo estadounidense de este tipo, muchos fondos pasivos e indexados tendrían que comprar acciones de la compañía por fuerza.
Acerinox, de hecho, ya cuenta con acciones en el mercado estadounidense, pero a través de la fórmula de los ADR (American Depositary Receipt), un instrumento que representa acciones depositadas en un banco custodio, pero que tiene varios inconvenientes frente a una cotización directa en el mercado estadounidense. Por ejemplo, esta última fórmula cuenta con una base inversora más grande, ya que hay fondos que tienen limitada su capacidad de invertir en ADRs, y también, estos últimos tienen costes asociados más altos para los posibles inversores, por tener que lidiar con el banco depositario, y también, por estar expuestos al riesgo divisa, ya que los dividendos, y el valor de las acciones subyacentes, están denominados en otras divisas, y no en dólares.