He tenido algunas dudas a la hora de elegir este título, ya que no sabía qué versión escoger: si la interpretada por John Wayne, que le valió un Oscar, o la más reciente, dirigida por los hermanos Coen. Al final, me he decantado por esta última, ya que sin duda me gusta más y contiene multitud de elementos que mejoran la anterior. Los Coen quedaron fascinados con la novela en la que están basadas ambas películas y decidieron ponerse manos a la obra, llevando a cabo una constante en su cine: retratar el choque entre la cara amable del llamado espíritu norteamericano y, por otro lado, toda la cruel realidad de una América amoral.