Mientras otros magnates del ladrillo buscan constantemente los focos, la familia Rudin, una de las más ricas y poderosas de Nueva York, siempre ha preferido moverse en las sombras, lejos de la prensa, la fama y los escándalos. Eso ha hecho que mucha gente ni siquiera haya oído hablar de este clan, a pesar de ser dueños, literalmente, de una parte de la ciudad.