Hay pocas empresas en el mundo que puedan presumir de dominar dos sectores tan dispares como el de la música y el de las motos. Un hito logrado por la japonesa Yamaha, que se convirtió en el mayor fabricante de pianos del mundo, pero también en un líder mundial de las dos ruedas. Una dualidad insólita que solo se entiende por la visión emprendedora de su fundador, que logró impregnar en el ADN de la compañía.