Hay un factor poderoso en la industria de la inversión que es la envidia. Son muchos los que acaban invirtiendo en un determinado producto, porque algún conocido, amigo o familiar lo ha hecho con anterioridad con gran éxito. No lo hacen porque tengan un convencimiento claro de lo que están decidiendo. Aristóteles consideraba la envidia como una emoción de almas pequeñas.

Director adjunto de elEconomista. Asesor del Fondo Tressis Cartera Eco30. Promotor del Eco10 y Eco30 Stoxx