El ejercicio de fuerza y coacción exhibido por el Ejecutivo de Donald Trump ha dado sus frutos. Esa intención de reequilibrar la balanza comercial con la UE, deja a Bruselas con mal sabor de boca y a los Gobiernos comunitarios con la sensación de que Europa ha cedido ante Estados Unidos. El resultado final, ese arancel del 15%, deja un escenario de críticas a una Comisión Europea que no ha mostrado músculo en el diálogo, que se ha plegado a los intereses de la Casa Blanca, frente a un primer mandato del republicano en el que sí dio una respuesta más contundente. Tan solo un sector sale beneficiado, el del automóvil y, por tanto, la economía alemana.