
El Objetivo de Desarrollo Sostenible 13 "Acción por el Clima" insta a las empresas a adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos. Y, aunque el tejido empresarial está empezando a introducir el cambio climático como cuestión primordial en sus políticas, estrategias y planes, lo cierto es que todavía quedan muchas medidas por adoptar y trabajo que realizar.
El primer estudio que analiza la huella de carbono en las organizaciones aragonesas, presentado hoy en Zaragoza, apunta a que se debería ampliar el alcance a todo su modelo de valor, aparte de incluir objetivos de reducción de emisiones, especialmente en aquellos casos en los que el cambio climático es un riesgo principal para su actividad o un efecto de estas.
Una recomendación que tiene su base en que tan solo el 20% de las empresas españolas registra su huella de carbono. En el caso de las grandes compañías, este porcentaje se sitúa en el 39%, aún cuando la deberían tener, por lo menos, calculada de acuerdo a la Ley de Información No Financiera.
En el caso de Aragón, el 47,5% de las empresas que ha informado de su huella de carbono en el año 2021 pertenecen a industria manufacturera, administración pública y construcción. En cuanto al tamaño de la organización, el estudio refleja que el 62,5% son empresas medianas, pequeñas, micro y autónomos.
El estudio advierte a su vez de que el registro de la huella de carbono "previsiblemente dejará de ser voluntario para dar cumplimiento a la Ley de cambio climático y transición energética". Además, independientemente de la legislación, aunque las pymes en la actualidad, no están obligadas de manera directa a realizar una memoria de Responsabilidad Social Corporativa (de sostenibilidad), sí que lo están de manera indirecta, puesto que los bancos y las grandes empresas amplían su alcance a toda su cadena de valor, y les exigirán reportar información sobre factores Ambientales, Sociales y de Gobernanza (ASG).
Si se duplicara la eficiencia energética hasta 2030, se podría reducir un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero
De este modo, "se trata, en definitiva, de establecer políticas, estrategias, acciones y objetivos para reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera a través del incremento de la matriz energética en favor de las renovables en detrimento de las fósiles en sus actividades, la inversión en I+D+i y la coordinación con el resto de los agentes sociales (administraciones, universidades, usuarios…)", señala Juan Royo, economista, docente del máster en Dirección y Gestión de Empresas de la USJ y director del Observatorio de la Sostenibilidad en Aragón, que acaba de ponerse en marcha y que se ha presentado hoy.
El informe también pone el foco en el modo de realizar la transición y adaptación al cambio climático y afirma que hay que ampliar la medición a la cadena de suministros "para evitar que las actividades que generan más gases de efecto invernadero sean trasladadas a países más vulnerables".
Se aconseja así, a la hora de realizar cualquier actuación, tener en cuenta diversas cuestiones como "las interdependencias económicas mundiales" - provocan que, por ejemplo, el diseño, la distribución y la venta se produzcan en unos países, y la distribución, en otros – o "los sectores de alto impacto como el transporte, la industria y la agricultura", ya que "el 20% de los actores producen el 80% de los gases de efecto invernadero".
También se realiza una aproximación crítica a la transición energética, ya que las energías renovables necesitan de elementos como paneles solares, turbinas de aerogeneradores y baterías y vehículos eléctricos que, al mismo tiempo, para su construcción precisan de aluminio, acero, minerales raros, cemento, amoniaco, entre otros materiales.
Solo el 39% de las grandes compañías registra la huella de carbono
En este sentido, cabe plantearse si "¿existen sustitutos o elementos menos intensivos en emisiones capaces de sustituir una gran parte del mercado global, resistentes, reciclables, duraderos, fácilmente usables y baratos?; ¿es posible, entonces, transformar los sectores de manera competitiva, sin incrementos considerables en costes que expulsen a los clientes o sean aprovechados por competidores más contaminantes?", reflexina el director del Observatorio.
Para el economista, "las energías renovables solo pueden aportar una parte de la respuesta" por lo que ha abogado por apostar por la eficiencia energética que provoque que las medidas implementadas "se basen en tecnologías maduras, tengan un impacto significativo en costes y emisiones, y se puedan implantar rápidamente sin proyectos complejos o costosos".
De esta manera, si se duplicara la eficiencia energética hasta 2030, se podría reducir un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero respecto a los niveles actuales Es decir, "el equivalente a retirar de las carreteras tres quintas partes de los vehículos de combustión interna del mundo". Finalmente, el estudio propone el objetivo de triplicar la inversión anual relacionada para pasar de un progreso anual de la eficiencia energética del 2,2 % actual a más del 4 % anual en 2030.
El estudio se ha dado a conocer en la presentación del Observatorio de la Sostenibilidad en Aragón, impulsado por CEOE Aragón y la Universidad San Jorge, que se pone ahora en marcha con el fin de potenciar la sostenibilidad de empresas, administraciones públicas y entidades no lucrativas mediante la sensibilización y seguimiento de políticas, acciones e indicadores.