
El mercado laboral estadounidense da los primeros síntomas de parálisis ante la guerra arancelaria impulsada por Donald Trump. La economía estadounidense creó 177.000 empleos en abril, lo que supone un retroceso respecto a los 185.000 anotados en marzo, una cifra revisada a la baja desde los 228.000 anotados inicialmente. Aun así, la tasa de paro permanece sin variación en el 4,2% y los salarios suben, lo que previsiblemente hará que el pulso entre el presidente y el responsable de la Fed, Jerome Powell, siga por ahora en tablas.
Según los datos publicados este viernes por la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS por sus siglas en inglés), el empleo siguió aumentando en sanidad, transporte y almacenamiento, actividades financieras y asistencia social. Pero retrocedió en la Administración Federal, objeto de los recortes impulsado por el polémico departamento DOGE dirigido por Elon Musk.
El dato bate también las estimaciones de los analistas citados pro Bloomberg, que hablaban de 138.000 nuevos empleos no agrícolas, y también desafía el demoledor pronóstico publicado ayer por la consultora de ADP. que hablaban de apenas 62.000 empleos en el sector privado. También parece desafiar los malos datos del PIB, que mostraban un intenso enfriamiento de la economía con un repunte de apenas el 0,3% interanual.
Pero esta fortaleza de la creación de empleo se ve matizada por los precedentes inquietantes en los meses anteriores. Aunque el dato de abril supera la media de 152.000 nuevos puestos de trabajo en los 12 meses precedentes, viene acompañada de una intensa corrección a la baja de los datos de los meses anteriores. La Oficina estima ahora que en los dos primeros meses del año se crearon 58.000 empleos menos de lo registrado inicialmente. El grueso del ajuste corresponde a los datos de marzo, que han caído de 2280.000 a 185.000, un 18,8% menos.
El sector sanitario tiró del empleo con 51.000 puestos de trabajo en abril, seguido de la logística, que sumó 29.000 ocupados mientras que las actividades financieras sumaron otros 14.000, mientras la aisistencia scial, con 8.000 emplso, creció por debajo de lso meses anteriores (algo que se peude achacar a las medidas antimigratorias).
La Administración Federal, por su parte perdió 9.000 trabajadores, con un retroceso acumulada de 28.000 trabajadores desde enero. Eso sí, el BLS precisa que los empleados con permiso retribuido o que reciben una indemnización por despido prorrateada aun cuentan en la lista de trabajadores.
Por otro lado, la tasa de paro sigue congelada en el 4,2%, sin desviarse del nivel en el que parece atrapada desde hace un año. Eso sí, aunque apenas se registran variaciones en el número de desempleados, los de larga duración siguen aumentando, hasta suponer un 23,5% del total.
Tampoco los salarios registraron un comportamiento acorde a la creación de empleo. La retribución media por hora repuntó un 0,2% mensual, apenas seis centavos (un 0,3% en el sector privado). En términos interanuales hablamos de un 3,8%. Lo suficiente para que la Fed descarte acelerar el recorte de tipos, como exige el presidente estadounidense.
Trump, que esta semana celebraba sus 100 días en la Casa Blanca días, ha empezado a admitir un cambio de ciclo en la economía estadounidense pero ha suavizado su presión sobre Powell. Los datos del mercado laboral le permiten hacer una lectura más positiva sobre el impacto de su cruzada arancelaria, pero restan peso a sus demandas para que la Reserva Federal baje los tipos y facilite el flujo de crédito.
En un primer momento, la reacción de los mercados fue positiva pero tibia, pese a que era el de empleo era el dato macroeconómico más esperado por los inversores. Las bolsas estadounidenses arrancaban la sesión con una subida del 1%, positiva, pero consciente de que el mercado laboral no lanza aún las contundentes señales que esperan ni la Administración Trump ni la Fed.