Economía

Bruselas persevera para llegar a un acuerdo ante las nuevas amenazas arancelarias de Trump

  • El comisario de Comercio se vuelve a reunir con su homólogo estadounidense este lunes 
  • Ambas partes han acordado agilizar las conversaciones 
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
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El presidente de EEUU, Donald Trump, tensionaba de nuevo las relaciones comerciales con la UE el pasado viernes al poner sobre la mesa un arancel del 50% sobre las importaciones de productos comunitarios desde el 1 de junio. El anuncio ha obligado a Bruselas a reaccionar, que trabaja intensamente por rebajar las amenazas de la Casa Blanca a través de un acuerdo negociado que satisfaga a ambas partes. Tan pronto como este lunes. El comisario de Comercio, Maros Sefcovic, y el secretario de Comercio estadounidense, Howard Lutnick, mantendrán una conversación que pretende rebajar las tiranteces a ambos lados del Atlántico.

Las negociaciones continúan un día después de la llamada entre el líder de la Casa Blanca y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. "Por nuestra parte estamos listos para llegar a un acuerdo", ha apuntado la portavoz comunitaria, Paula Pinho, que ha descartado explicar los pormenores del diálogo entre EEUU y la UE. "Han acordado agilizar las negociaciones comerciales y están en un contacto más estrecho", ha agregado.

"Dará un nuevo impulso a las negociaciones", ha indicado la portavoz comunitaria sobre la conversación entre Trump y la alemana de ayer por la tarde. La conversación es "compleja", no obstante, es positivo que se produzca un intercambio a nivel de presidencia, comentaba.

Lo cierto es que el anuncio de Trump del pasado viernes desató un terremoto en Bruselas. Su amenaza se conjuraba en torno a aplicar una tasa del 50% a todas las importaciones de la UE a partir de junio si no se producían avances en las negociaciones. "Las conversaciones no están yendo a ninguna parte", esgrimió su presión el republicano.

Pero no solo eso. Los Gobiernos europeos también se movilizan para pedir a Bruselas que agilice las negociaciones. Una de ellas ha sido la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, que durante el fin de semana pedía a Von der Leyen que resolviera las diferencias con Trump, según ha publicado el Financial Times. Otros Gobiernos que habrían pedido avances en esa dirección son España, Francia, Irlanda o Bélgica en un intento por aliviar las tensiones comerciales.

El diálogo de este fin de semana entre la presidenta de la Comisión Europea y el líder de la Casa Blanca ha conseguido dar un poco más de margen. La UE consiguió dilatar ese plazo hasta el 9 de julio, cuando se termina esa tregua arancelaria de 90 días que EEUU concedió en aras del diálogo. No obstante, la pausa de Bruselas a EEUU finaliza unos días más tarde. Sobre la mesa está todo, también la oferta de la alemana de aplicar aranceles cero a cambio de aranceles cero en ambos mercados.

La llamada del domingo fue tildada de positiva por parte de ambos mandatarios. La iniciativa surgió de Von der Leyen y hay una "intención mutua de dialogar", ha aclarado Pinho. Cabe recordar que la ultima amenaza arancelaria de Trump incrementa "considerablemente" el riesgo de recesión en la zona euro, según reflejan las actas de la última reunión de consejo de Gobierno del Banco Central Europeo.

El movimiento de Trump de la semana pasada agitó las aguas pero también manifiesta la intranquilidad y desasosiego del Ejecutivo estadounidense por unas conversaciones que no avanzan. El comisario de Comercio respondía a la amenaza estadounidense con contundencia: "estamos listos para defender nuestros intereses". Pero el líder republicano ya afeaba antes la "dificultad" para tratar con Bruselas, las conversaciones que "no van a ninguna parte", las barreras comerciales de la UE o las ridículas sanciones a las empresas.

No es que toda esta vorágine de acontecimientos sentará muy bien en Bruselas. "Preferimos vivir en el presente. El viernes es el pasado y preferimos centrarnos en la llamada de esta tarde", ha zanjado el portavoz comunitario de Comercio, Olof Gill. "Vamos día a día", ha señalado la portavoz de la Comisión Europea, Paula Pinho, preguntada sobre los pormenores y avances en las negociaciones.

Lo que pedía el líder de la Casa Blanca el pasado viernes era que la producción europea se localizara en Estados Unidos: "estoy recomendando un arancel directo del 50% sobre la Unión Europea, a partir del 1 de junio de 2025. No hay arancel si el producto se construye o fabrica en Estados Unidos", amenazaba el líder republicano. La conversación de Von der Leyen ha logrado que la UE gane un poco de tiempo y sus mensajes siguen apelando al respeto mutuo y a encontrar un acuerdo.

Hasta la fecha, EEUU ha anunciado aranceles del 25% al acero y al aluminio, que afecta a exportaciones europeas por valor de 26.000 millones de euros al año. A ello se suma un arancel del 25% para los vehículos, que impacta en 66.700 millones de exportaciones comunitarias al mercado norteamericano y las que el republicano ha dado en llamar "tarifas reciprocas", una tasa del 10% a 286.000 millones de euros en importaciones al mercado estadounidense desde la UE.

A principios de abril, la UE aprobó su primera ronda de aranceles contra Washington. Era en respuesta a los gravámenes del 25% al acero y aluminio. Una medida que afectará a 21.000 millones de euros en importaciones estadounidenses como productos cárnicos, maíz, calzado plásticos, electrodomésticos, madera o pescado. Pero de la que finalmente se excluyó el bourbon y los lácteos.

Bruselas ofreció también a Washington aplicar gravámenes cero a las importaciones de productos industriales, una medida que se aplicaría al sector del automóvil. En un esfuerzo por continuar limando asperezas con el Ejecutivo de Donald Trump, respondió de forma recíproca a la tregua de 90 días que Washington planteó para la aplicación de los aranceles.

La última propuesta sobre la mesa de Bruselas llegaba a principios de mayo. Una nueva ronda de aranceles, actualmente en consulta con los Estados miembro y la industria, que pretende golpear a cerca de 100.000 millones de euros en importaciones de EEUU al club comunitario. Afectaría al sector aeronáutico, automovilístico, agroalimentario, pesquero o industrial.

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