
Los inversores más conservadores ya lo tenían muy difícil para arañar una rentabilidad del 3%, que durante tantos meses pareció garantizada, y ahora incluso un 2,5% se les empieza a resistir. En la última subasta de Letras del Tesoro a 12 meses, celebrada el 1 de octubre, el interés medio desembolsado por el Estado fue del 2,579%, el más bajo desde diciembre de 2022. Ahora, en el mercado secundario -donde se intercambian los títulos después de ser emitidos- cotizan en ese mismo nivel (2,579%), coqueteando con perder el 2,5%. Ya no tiene sentido soñar con conseguir un 3% en solo un año, y parece muy lejano el 3,9% que llegaron a embolsarse los inversores en octubre de 2023 con estos títulos de deuda (el interés más alto visto desde la crisis de la deuda periférica en 2012).
Pero la situación de un año atrás no tiene nada que ver con la actual. El panorama para la renta fija ha cambiado drásticamente en cuestión de meses. Las tan largamente esperadas bajadas de tipos -que marcaban un momento histórico para tener deuda en cartera- al fin arrancaron el pasado mes de junio. Fue entonces cuando el BCE ejecutó su primer recorte del precio del dinero en ocho años. Y después han venido otras dos, la última el pasado jueves, 17 de octubre. Los rendimientos de los bonos y las Letras se han movido a medida que lo ha hecho la política monetaria.
"Si tuviera que apostar -algo que en los mercados financieros es muy complicado- diría que hay más de un 50% de probabilidades de que veamos las Letras a 12 meses por debajo del 2,5%", comenta Félix López, socio director de atl Capital Gestión. "Al final, la fijación del interés de las Letras va en función de cuáles son las expectativas que tiene el mercado sobre lo que van a hacer los tipos de interés. En Europa, el tipo esperado para septiembre del año que viene está en torno al 2%; el mercado está esperando que los tipos sigan bajando los próximos trimestres, hasta junio o julio de 2025; ahí es donde se espera que los tipos hagan suelo". A esto se suma otra serie de factores que afectan a la fijación final del tipo de interés, como la demanda y la percepción de riesgo país. "En este momento, la realidad es que la percepción de riesgo país de España es bastante positiva, quizá porque, en el reino de los ciegos, el tuerto es el rey. Todas las miradas están ahora puestas en los problemas de Francia y en la falta de crecimiento de Alemania, mientras que España, Italia, Portugal y Grecia son los países de la zona euro que más crecen", añade López. "Y, sobre todo, no olvidemos que lo que el bonista quiere es que le devuelvan el dinero; ese es el objetivo número uno, no tanto la rentabilidad". Todos estos factores tiran de los rendimientos a la baja, así como el hecho de que los bancos "no remuneren de una manera agresiva el pasivo bancario", señala el socio director de atl Capital Gestión, que no espera una guerra del depósito entre entidades. De hecho, en las últimas semanas hemos visto un goteo de bajadas de las remuneraciones de estos vehículos de ahorro.
Quien tenga que renovar sus Letras a 1 año en este momento tiene la opción, si no quiere asumir una renovación a tipos inferiores, de cambiar ligeramente su perfil -hacia otro menos conservador-, moviéndose hacia activos y plazos más largos. Lo explica David Ardura, director de Inversiones de Finaccess Value: "Quizá ha llegado el momento de que ese tipo de inversores se pregunten ¿Por qué estar en una Letra si puedo comprar un fondo de inversión en renta fija corporativa? Fondos con un poco más de duración, un poquito más de volatilidad, pero también más rentabilidad de la que les van a dar las Letras". Si hablamos de los minoristas, que quizá no tengan ni el patrimonio ni la capacidad para construirse una cartera de bonos directamente, "los fondos de renta fija corporativa son muy buena opción si tienen un plazo un poco más amplio que las Letras. Porque les van a ofrecer esa mayor rentabilidad en un entorno de crecimiento que, pese a ser bajo, es positivo. Y esto, en un escenario de tipos a la baja, supone un buen entorno para la renta fija corporativa, sobre todo la que cuenta con el grado de inversión". El alto rendimiento lo deja fuera Ardura para estos perfiles, "porque ahí asumes muchos más riesgos; es muy difícil pasar de ser un inversor en Letras a un inversor en high yield", advierte.

Las Letras del Tesoro a 3 meses sí están resistiendo por encima del 3% de rentabilidad en el secundario en octubre. "Son una opción, pero las hay mejores", explica Félix López, que apunta a fondos monetarios "que tienen crédito en su cartera y que cuentan con un perfil de rentabilidad riesgo muy similar, con crédito de alta calidad, y que probablemente para los próximos tres meses nos puedan dar entre el 3,10% y el 3,50%; considero que es una alternativa más atractiva". Pero estos plazos son pan para hoy y hambre para mañana: "El problema que se va a encontrar el inversor es que, a a la hora de reinvertir, quizá tenga que hacerlo al 2,70%, y tres meses después, al 2,20%". En realidad, hace ya varios meses -desde el pasado junio, en el caso de la deuda pública española a 12 meses- que los inversores renuevan sus Letras a intereses inferiores a los que venían disfrutando anteriormente.
Por su parte, el rendimiento del bono español a una década lleva todo octubre batallando por aferrarse al 3%, un nivel por debajo del cual se ha situado durante buena parte del mes. La referencia a 10 años escalaba este lunes de nuevo a ese nivel, aunque muy por debajo del 4% en el que se encontraba un año atrás, y muy en línea con su homóloga francesa. Las principales referencias de deuda soberana europea han arrancado la semana con ventas (que, en este activo, se traducen en repuntes de la rentabilidad), después de que la pasada, marcada por la decisión de Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, de recortar tipos, las compras se impusiesen.